Eckes-Granini: De un cultivo de naranjas en Brasil a fabricante de zumos en Alemania, haciendo de la sostenibilidad una apuesta ganadora

Cuando Bernd Neufert recuerda el momento en el que conoció a Sandra Zanardi en su huerto de naranjas en Brasil en junio de 2022, se emociona.

Neufert es director de adquisiciones y responsable de compras sostenibles de la compañía alemana de zumos de fruta Eckes-Granini y proviene de una familia de agricultores. Estuvo en Brasil para conocer un programa llamado Fruto Resiliente, que pertenece a la organización internacional Solidaridad y que ayuda a los pequeños agricultores como Zanardi a administrar terrenos agrícolas sostenibles y rentables.

Hace apenas una década, un agricultor en Alemania y otro en Brasil no tendrían por qué haber coincidido. Los dos se reunieron porque Eckes-Granini considera que los pequeños agricultores como Zanardi son parte fundamental de sus esfuerzos por crear una cadena de suministro sostenible, especialmente para el zumo de naranja, su producto más demandado. Utilizando tecnología de datos avanzada, Eckes-Granini ha adoptado la sostenibilidad como parte de su estrategia de negocio.

Cuando Neufert visitó la finca de Zanardi con un grupo de compradores de fruta, ella le contó su historia.

En 2021, el marido de Zanardi falleció durante la pandemia de COVID-19, dejándola sola. Aunque llevaba 25 años viviendo en la plantación, su marido se había hecho cargo del negocio y de los árboles. Ella se había encargado de criar a sus dos hijos y mantener la casa.

“No sabía nada de la hacienda”, recuerda ahora, en una videollamada desde sus más de 32 hectáreas en la zona rural del estado de São Paulo. “Y no estaba verdaderamente preparada para esto.”

La agricultora de naranjas Sandra Zanardi (izq.) con Selma Coelho, representante de Solidaridad, en el estado de São Paulo, Brasil. Fotografía de Avener Prado para Microsoft.

Zanardi explicó cómo Selma Coelho, una representante de Solidaridad, entró en su vida. Coelho había oído que Sandra necesitaba ayuda y empezó a asesorarla para administrar la finca. Solidaridad, apoyada con fondos de compañías como Eckes-Granini, proporciona formación gratuita tanto a agrónomos como a pequeños agricultores.

“Cuando conocí a Selma empecé a estar motivada”, comenta Zanardi. “Estaba dispuesta a intentarlo.”

Aunque Neufert vive casi al otro lado del mundo, en Alemania, sintió empatía por los problemas de Zanardi. Él mismo había heredado unos pequeños cultivos de sus padres en las montañas Harz, en la Baja Sajonia, al norte de Alemania.

“Su historia me conmovió porque yo también soy agricultor y estos problemas son universales”, comenta desde la planta de embotellamiento que Eckes-Granini tiene cerca de Bonn, en Alemania. “Mantenerlo en la familia, llegar a fin de mes, cuidar de la tierra para la siguiente generación.”

Neufert dice que su visita a los terrenos de Zanardi está entre las experiencias que han conformado su filosofía de trabajo. Considera que su responsabilidad va más allá de comprar las materias primas para los zumos de los consumidores europeos. Para él, la idea de una “cadena de suministro sostenible” lo abarca todo, desde el árbol hasta la botella, incluyendo la tierra en la que crece. Y no importa si esa tierra está en Alemania, Brasil, Perú, Polonia o España.

“Cuando pienso en mi trabajo”, dice Neufert, “creo que trata tanto de que los pequeños agricultores puedan prosperar como de vender zumo; aunque les digo a los compañeros de ventas que necesitamos vender más zumo para apoyar a esos agricultores.”

Se espera que en los próximos años haya una nueva normativa europea de responsabilidad social corporativa para con el medioambiente y los derechos humanos. Algunos países europeos, como Alemania, ya cuentan con leyes similares.

Para Neufert, en todo caso, las leyes son secundarias. En su visión y la de la propia compañía, ser sostenible es una buena decisión de negocio, asegurándose de que las condiciones laborales son seguras y se respeta el medioambiente. De este modo, se protege la reputación de las marcas que Eckes-Granini produce y se consigue que los clientes se sientan a gusto con los productos que compran. Eckes-Granini tiene el objetivo de que en 2030 el 100% de sus zumos provengan de fuentes sostenibles.

Garantizar que todas las empresas con las que trabaja utilizan las mejores prácticas es una compleja tarea que requiere diligencia, relaciones a largo plazo y tecnología, asegura Neufert.

Tiene que hacer un seguimiento de cientos de proveedores y comerciantes. ¿Cumplen con la legislación laboral? ¿Con la normativa medioambiental? ¿Y con la seguridad alimentaria?

Se trata de un proceso arduo para una compañía como Eckes-Granini, el mayor productor europeo de zumos de frutas. La empresa, de propiedad familiar, compra todo su zumo de naranjas tradicional en Brasil, el mayor productor de naranjas del mundo. De hecho, según la Asociación Brasileña de Exportadores de Cítricos, tres de cada cinco vasos de zumo de naranja que se consumen en el mundo provienen de los huertos brasileños.

Eckes-Granini también compra manzanas, plátanos y muchos otros tipos de concentrado de frutas y sabores para elaborar diferentes recetas. La compañía vende sus zumos de frutas en toda Europa, con marcas como Granini, Pago, Joker y Hohes C, y hacer un seguimiento del lugar de procedencia de los ingredientes y las condiciones en las que fueron producidos y procesados requiere de una gran cantidad de datos.

Neufert utiliza información de las agencias especializadas Sedex y EcoVadis, que proporcionan clasificaciones de empresas sostenibles y un amplio rango de datos acerca de las condiciones laborales, la seguridad y las prácticas medioambientales de cada compañía. Eckes-Granini también recoge su propia información. Como comenta el directivo, es fundamental “investigar quiénes son los actores de la cadena de suministro, en qué posición se encuentran y cuál es exactamente su función”: proveedores, cooperativas agrícolas, encargados del procesamiento, transportistas, todos los que conforman la cadena de suministro de los zumos.

Con solo otra persona para ayudar, Anastasiia Strukova, la experta en sostenibilidad de Eckes-Granini, el trabajo de introducción e integración de los datos era abrumador.

Neufert pidió ayuda a Microsoft. Henry J. Kroeger, especialista en datos de Azure, y Frank Geisler, del partner de Microsoft GDS Business Intelligence, ayudaron a Neufert a diseñar un sistema único. Crearon un modelo personalizado de datos en la plataforma de datos inteligentes de Microsoft, utilizando Azure Data Factory Flows para automatizar el proceso de introducción de datos en una base central.

Para analizar los datos, personalizaron el cuadro de mandos de Microsoft Power BI. Power BI es una plataforma basada en la nube que facilita la visualización del conjunto de ciertos tipos de datos. En este caso, se indican, por ejemplo, los niveles de riesgo asociados con un país concreto o todos los datos sobre un tipo de fruta. Y, lo que es incluso más importante, es fácil bajar al detalle de un proveedor específico y también es más sencillo compartir la información.

Neufert señala que con el panel de Power BI es capaz de explorar los datos de forma que su labor sea más sencilla. “Muchas cosas se vuelven evidentes de pronto, y eso está muy bien. Antes, no llegábamos a tener una imagen global del conjunto de la información y nos quedábamos en la superficie”.

El directivo comenta el ejemplo de un proveedor de mangos que solo da un día libre a la semana a sus empleados, que trabajan más de 40 horas. “No está bien. Cuando me llamen de nuevo, les diré: ‘Tenemos que hablar. Esto debe cambiar o tendremos que prescindir de vosotros como proveedores.’”

Algunos distribuidores, proveedores y cooperativas agrícolas son escépticos cuando Neufert les explica que administrar un negocio bajo los principios de la sostenibilidad puede ser más caro en un principio, pero más rentable a largo plazo. Les explica su idea utilizando unas cartas que creó y que llama “el juego en el que nadie pierde”. Tiene cartas para cada jugador, como el agricultor, el comerciante o el encargado del procesamiento, con Eckes-Granini como enlace con el consumidor.

Bernd Neufert, director de adquisiciones de la compañía alemana de zumos Eckes-Granini en su planta embotelladora de la empresa cerca de Bonn, Alemania. Foto de Anastasia Pivovarova para Microsoft.

“Tenemos algunas normas básicas”, explica. “La primera hace referencia a las relaciones a largo plazo. Y como solo inviertes en relaciones a largo plazo, la segunda regla es la confianza. Así, cuando voy a un proveedor, le digo lo que me gusta y lo que no, y espero lo mismo de él. Y el tercer elemento es el trabajo en equipo. Tenemos que trabajar juntos en esto.”

Cuando todos los jugadores se comprometen, afirma Neufert, la idea de la “cadena de suministro sostenible” beneficia a todos los involucrados, garantizando un suministro constante de fruta de calidad para su compañía, así como un trabajo estable para las familias agricultoras, y beneficios a largo plazo para todos los jugadores. Y, por encima de todo ello, es beneficioso para el medioambiente.

Por esto Eckes-Granini, junto a otras empresas alimentarias, apoya organizaciones como Solidaridad. En este caso, se deja a un lado la competencia con el objetivo de canalizar los recursos para maximizar el impacto sobre el terreno y dar apoyo al mayor número posible de pequeños agricultores.

El programa Fruto Resiliente comenzó en noviembre de 2019 y trabaja directamente con unos 250 agricultores de naranjas en los estados de São Paulo y Minas Gerais, donde se producen la mayor parte de naranjas de Brasil. Se espera llegar a trabajar directamente con 480 productores en la región. Sus programas online han llegado ya a 800 agricultores, según el coordinador del programa, Guilherme Ortega. El objetivo es ayudar a los pequeños agricultores a tener éxito con mejores prácticas agrícolas, así como apoyar unas condiciones laborales mejores y más seguras.

“Lo que vemos es que lo agricultores, especialmente los pequeños propietarios, son la columna principal de nuestras cadenas de suministro”, afirma Neufert. Según él, a veces, los agricultores más pequeños no disponen de los recursos o la formación necesarios para cumplir los estándares medioambientales, de salud y seguridad, y necesitan apoyo. “Proporcionan la base de la producción y, por otro lado, son un factor de riesgo, por lo que debemos cuidarlos.”

La agricultora de naranjas Sandra Zanardi (izq.) con Selma Coelho, representante de Solidaridad, en el estado de São Paulo, Brasil. Fotografía de Avener Prado para Microsoft.

Coelho, la representante que trabaja con Zanardi en su finca del Brasil rural, está de acuerdo. Lo comentó en una videollamada con Zanardi. “En general, los pequeños productores, en Brasil, tienen enormes dificultades, como el acceso al crédito o a los proveedores”, señala. Fundecitrus informa que, en los últimos 10 años, el número de agricultores con fincas menores de 50 hectáreas en la región del cultivo de naranjas se ha reducido a la mitad.

Coelho explica que una de las razones de que estuviera encantada de ayudar a Zanardi es que quería incorporar más mujeres al programa Fruto Resiliente. Zanardi, por su parte, asegura que  que me da, nos hemos vuelto amigas, ¿verdad, Selma? Cuando tengo dudas, contacto con ella y me las explica.”

Zanardi dice que su cultivo está a punto de cosecharse. Produce dos variedades de naranjas, Hamlin y Westin y, pese a un exceso de lluvia, la cosecha tiene buen aspecto.

No es fácil administrar la finca. Comenta que rara vez consigue dormir bien, que las negociaciones en un ámbito dominado por hombres pueden ser difíciles y que el trabajo es duro, pero está haciendo planes para el futuro de sus terrenos. “Sueño con hacer muchas cosas como renovar las parcelas, que ya están viejas, o ampliar la operación. Ahora soy una persona nueva.”

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