- Para evitar que se agrave la exclusión de las personas ciegas y con baja visión de las oportunidades de estudio y de trabajo virtual, Microsoft realizó la primera capacitación remota con un grupo de personas ciegas y con baja visión.
- El entrenamiento permitió habilitar y compartir las funciones de accesibilidad que ofrece Teams, una herramienta de comunicación y trabajo colaborativo usada por más de 200 millones de personas para el trabajo y el estudio remotos durante esta contingencia de salud pública.
- Se estima que una persona ciega o con baja visión puede realizar hasta el 85% de las actividades que una persona sin esta condición desarrolla a través de un dispositivo tecnológico.
Colombia – En el mundo, cerca de 253 millones de personas tienen algún tipo discapacidad visual. Y aunque aún no existe un consenso sobre los números reales, el Censo Nacional de 2018 indica que en Colombia hay 3’134.036 personas con dificultades para realizar actividades básicas diarias, de las cuales 1,7 millones vive en situación de discapacidad, muchas de ellas -se estima que más de un millón- con alguna afectación visual.
Ser ciego o tener baja visión es ya un reto para el acceso a la información, a la educación y las oportunidades laborales. Esta situación, ya preocupante, se agudizó con el tránsito obligatorio al mundo del “todo virtual” desencadenado por la pandemia del COVID-19. Aquellas personas con discapacidad visual se enfrentan al repentino desafío de aprender a usar nuevas herramientas y desarrollar capacidades adicionales a las -ya muy complejas- que enfrentan para no quedarse sin oportunidades en la época del “todo remoto”.
Viendo las necesidades apremiantes de la población ciega y con baja visión en materia de accesibilidad y acceso a la información, y dada su larga trayectoria trabajando por lograr mayores oportunidades para esta población y abogando por el diseño de políticas públicas más inclusivas, la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Limitados Visuales, CONALIVI e ICEVI (Consejo Internacional para la Educación de las Personas con Discapacidad Visual – ICEVI, tocaron la puerta de los diseñadores de las tecnologías de colaboración remota.
Y es que la tecnología puede y debe ser una solución para esta problemática, y Microsoft ha sido reconocida como una de las compañías con la oferta más completa de accesibilidad. Sin embargo, una cosa es disponer de las herramientas, y otra muy distinta es lograr implementarlas exitosamente con las limitaciones que impone el distanciamiento social, pues el desafío no es otro que entrar en la paradoja de tener que enseñar a utilizar las herramientas del trabajo remoto usando, precisamente, las herramientas del trabajo remoto.
Microsoft Colombia reunió a un grupo de personas ciegas y con baja visión para capacitarlas y explorar las funciones de accesibilidad que ofrece Teams, una herramienta de comunicación y trabajo colaborativo, que en esta coyuntura ha alcanzado más de 200 millones de usuarios en el mundo, y que les ha permitido a instituciones educativas, empresas y gobiernos mantener su operación en modalidad remota.
A esta primera cita con la virtualidad, en medio de la contingencia de salud pública, acudieron desde sus casas siete miembros de CONALIVI e ICEVI Colombia: ingenieros, pedagogos y varias personas más con experiencia en el desarrollo y uso de tecnologías tiflológicas o de accesibilidad para la discapacidad visual. Todos, ciegos o con baja visión. Entre ellos, Anderson Henao. Trabajador Social, magíster en Estudios Sociales Contemporáneos, estudiante de maestría en Filosofía, profesor universitario y quien actualmente trabaja en el sector humanitario con víctimas de minas antipersonal. Ciego desde que tenía 14 años, es decir, hace 24 años.
Con cámara encendida y micrófono habilitado, Javier Durán, el capacitador, enfocó la sesión en las tres principales herramientas de accesibilidad de Microsoft para personas con alguna discapacidad visual: Narrator, el narrador de voz, la Lupa o magnificador de pantalla y Cortana, el asistente virtual. Este tridente permite que las personas ciegas y con baja visión escuchen lo que se proyecta en pantalla, accedan a documentos y naveguen en plataformas y sitios web de una forma sencilla. Se estima que una persona ciega o con baja visión puede realizar hasta el 85% de las actividades que una persona sin esta condición desarrolla a través de un dispositivo tecnológico.
El primer paso para acceder a estas funcionalidades es configurarlas de manera apropiada. Esa fue la inquietud inicial en la sesión. “El narrador me habla en inglés, qué hago para cambiar el idioma”, señaló una de las participantes. Javier la guió paso a paso para acceder al panel de configuración. Cada movimiento en el sistema, mediante una combinación de teclas, pues las personas ciegas no usan el mouse. La personalización de estos asistentes es tal, que permiten elegir el tipo de voz del narrador y hasta el ritmo de su voz, para hacer una lectura más ágil o pausada.
“En el marco de esta crisis por el COVID, la necesidad que tenemos de explorar herramientas para trabajo y estudio nos invita a acercarnos a estas. Entender cómo nos permiten hacer reuniones en grupo, trabajos en grupo, compartir documentos, compartir pantalla”, señala Anderson Henao. Su primer acercamiento con la tecnología fue a los 17 años cuando recibió de regalo un computador, que -afirma- le abrió el mundo. Hoy trabaja y estudia desde su casa apoyado de su computador de escritorio, su tableta, un teléfono y un reloj inteligentes. El calendario y las alertas de distintas aplicaciones que utiliza para su día a día le permiten organizarse y conectarse a sesiones de trabajo, clases y hasta reuniones con amigos.
Para Dean Lermen, miembro de CONALIVI y Secretario de Derechos Humanos de la Unión Latinoamericana de Ciegos, ULAC, tras décadas de trabajo y activismo para impulsar el reconocimiento de esta población en la región, el terreno ganado en el país en materia de inclusión se quedó corto ante una situación de absoluta virtualidad como la provocada por la contingencia actual. “Los jóvenes ciegos desde 1960 ya se integraban a las aulas de clase convencionales, muchos estudian carreras profesionales, e incluso un grupo selecto ha logrado sacar adelante maestrías y doctorados”, asegura. Sin embargo, el aislamiento y la falta de acceso a dispositivos y conectividad adecuadas, está alejando a estudiantes, poniendo en riesgo los empleos y en general imposibilitando el acceso a información y ejercicio ciudadano para estas personas.
Tecnología, una ruta de aprendizaje constante
La accesibilidad no solo a las plataformas y herramientas tecnológicas sino a los contenidos es un desafío adicional en la interacción con personas ciegas y con baja visión. Cada nueva función que se exploraba durante la capacitación dejaba una lección inesperada, un aprendizaje para seguir avanzando en un proceso de inclusión donde cada caso es particular y en el que no hay respuestas únicas.
Mientras Javier explicaba cómo Teams es un escritorio de trabajo que integra todos los servicios de Microsoft, tanto la creación de equipos de colaboración, canales específicos de conversación, y la posibilidad de compartir y trabajar en documentos de manera conjunta, las preguntas emergieron de nuevo. Desde las esenciales, como “¿cómo acceder a través del narrador y los comandos?” hasta unas más complejas como “¿qué tan sencillo sería para una persona ciega llegar a editar un documento colaborativamente?”.
Todo es posible. La cocreación a partir de espacios como este, en el que la retroalimentación es directa y en tiempo real, e involucra a la población, allana el camino para encontrar mejores soluciones. A esto se suman iniciativas multilaterales, como la ‘Coalición Mundial para la Educación’, promovida por Unesco y con la participación del sector privado, con el objetivo de movilizar al mayor número de actores y recursos a las poblaciones menos favorecidas, para evitar que sean excluidos de los sistemas educativos.
En el plano nacional, Lermen reconoce que “el Gobierno ha hecho esfuerzos importantes, inversiones que hay que reconocer en software de narración para las personas ciegas y con baja visión, pero ha faltado más difusión de las herramientas, y capacitación a los profesores, para que entiendan cómo usarlas y ayudar así a sus estudiantes”.
Y es que el acceso a la tecnología es un derecho fundamental y garantizar su acceso a las personas con discapacidad visual será primordial para su plena participación en esta nueva normalidad, en la que toda actividad humana está mediada por la virtualidad, desde pedir comida, agendar una cita médica o realizar cualquier diligencia bancaria. Un panorama aún más desafiante para la población ciega y con baja visión.
Tras poco más de una hora, y luego de preguntas, reflexiones, sugerencias y enseñanzas, finalizó este primer ejercicio. La emoción de conocer un nuevo producto tecnológico invitó a abrir nuevos espacios para inspirar a más personas y seguir promoviendo la accesibilidad en el país.
“Esta capacitación inicial resultó muy interesante para conocer detalles de Teams y poder mostrarle a Microsoft cómo seguir mejorando su tecnología en términos de accesibilidad. En la medida en que las empresas consulten a las organizaciones de personas con discapacidad es mucho más efectivo el trabajo en términos de desarrollo”, concluye Henao.