Por Claudia Santa Ana, Líder de Ciberseguridad de Microsoft Chile y Rocío Ortiz, Coordinadora de I+D del Centro de Innovación de la Universidad Católica.
Los recientes ciberataques nos demostraron que tenemos distintas necesidades para hacer frente, exitosamente, a grupos de cibercriminales: el desarrollo de tecnologías más seguras que permitan proteger a las organizaciones, contar con regulaciones modernas que permitan combatir estos delitos, y concientizar para prevenir. Hay, además un desafío invisibilizado y es la escasez de talento en TI.
Esto se debe abordar de forma transversal, desde la educación básica escolar, pasando por la educación técnica y profesional, hasta la capacitación y reconversión laboral. Además, se necesita el desarrollo de perfiles de talentos no solamente técnicos, sino también asociados a las capacidades de prevención, vigilancia, análisis, mitigación y gestión de riesgos de la ciberseguridad, lo cual requiere esfuerzos interdisciplinarios y modelos de formación mucho más ágiles de los cuales se disponen hoy en día.
Como muestra, SENCE reveló que el déficit anual de profesionales TI alcanza a 6.000 personas. Y, de acuerdo a IT Talent, la demanda de colaboradores TI aumentó en un 13% gracias a la relevancia que tomó la seguridad informática y las aplicaciones tecnológicas para la transformación digital de las empresas. Chile es país de la OCDE con un 45% de graduados en carreras STEM. Es decir, tenemos demanda, pero la oferta no alcanza.
Nuestra sociedad altamente digital implica un incremento de la superficie de ciberataques. Reflejando esto, cifras del Informe de Defensa Digital de Microsoft, señalan que la ciberdelincuencia aumentó en un 600%, cifra que sigue creciendo, al igual que la inversión en ciberseguridad. A 2021, éste alcanzaba USD$6T en todo el mundo, el doble de lo que se gastaba en 2015. El estudio “Talento TI- Competitividad STEM en América Latina” muestra que el 31% de las vacantes de empleo TI en Chile no pueden ser cubiertas por falta de profesionales.
La generación de talento no es sólo un desafío de las instituciones de formación tradicionales, sino que es un esfuerzo asociativo entre la industria, la academia y el sector público por generar nuevos mecanismos de desarrollo de capacidades para la ciberseguridad que avancen a la velocidad con que crecen y se sofistican los ciberataques. Desarrollar las habilidades necesarias es clave para protegernos y para capitalizar la oportunidad preparando a más personas para empleos de calidad en ciberseguridad.