En el 50 aniversario del Día de la Tierra, nuestros compromisos ambientales son más cruciales que nunca

un río que corre a través de un bosque

Por: Lucas Joppa, director ambiental.

El Día de la Tierra sirve como un recordatorio para agradecer por los increíbles beneficios que la naturaleza brinda a la gente, y para volver a comprometernos a construir un futuro sustentable para todos. Este Día de la Tierra, su 50 aniversario, se presenta en medio de la crisis de COVID-19. Con razón, este es un tiempo donde asegurar la salud y seguridad de la gente de todo el mundo es el principal problema del momento y del año. Sin embargo, a través de esta crisis y más allá, debemos mantener la dedicación por construir soluciones para los desafíos ambientales a los que nos enfrentamos todos.

Hace cinco décadas, Gaylord Nelson, senador de Estados Unidos de mi estado natal, Wisconsin, tuvo la idea del Día de la Tierra como una manera de dar voz a la creciente conciencia sobre los problemas ambientales. Él reunió a un grupo de organizaciones diversas – promoción, religiosas, educativas y sociedad civil – que querían incrementar la conciencia sobre la salud del planeta e inspirar a la gente a vivir de manera más sustentable.

Ahora, que celebramos el 50 aniversario del Día de la Tierra, hago una reflexión sobre la enormidad de esos desafíos y cómo la tecnología puede ayudar a hacerles frente. Mi pasión por el medio ambiente se encendió cuando era niño y explorar los bosques alrededor de mi hogar con una sensación de asombro y fascinación sobre cómo funcionaba el mundo natural. Mi amor por la ciencia y la creencia de que la tecnología brinda una oportunidad para moverse más rápido que el declive ambiental me llevó a Microsoft, donde la sustentabilidad es un valor operativo central. Ahora, la urgencia por la crisis ambiental ha alcanzado nuevas alturas y necesitamos hacer frente ya al cambio climático para evitar la catástrofe que vendrá de la complacencia.

El senador Nelson entendió que se necesitaría de la acción y el propósito colectivos para revertir los impactos nocivos de la actividad humana en el medio ambiente. En los 50 años transcurridos desde entonces, nuestros problemas ambientales se han convertido en una crisis global que necesita una atención urgente. En nuestra búsqueda de soluciones, debemos mirar a los datos y a la ciencia. Los primeros nos dicen dónde estamos, y la segunda nos dice lo que necesitamos hacer para evitar los peores impactos sociales, ambientales y económicos de un planeta cuya salud está en un rápido declive. Algo que es preocupante, la brecha entre los datos y la ciencia crece, y las noticias son sombrías. Por supuesto, es alentador que vemos a gobiernos y organizaciones de todo el mundo incrementar sus ambiciones para hacer frente a esa brecha, pero todos debemos movernos más rápido y de manera más agresiva. Es por eso que, a inicios de 2020, aceleramos nuestra estrategia de sustentabilidad ambiental en Microsoft, con un enfoque que abarca a toda la compañía en cuatro áreas críticas: carbono, agua, ecosistemas y desperdicio. Nuestra estrategia central se basa en establecer metas ambiciosas y en esbozar planes detallados.

En enero de 2020, lanzamos una nueva ambición para hacer frente a nuestra huella de carbono. Para 2030, seremos negativos en carbono para los ámbitos 1,2 y 3: lo que significa nuestras emisiones directas de carbono, emisiones asociadas con nuestro consumo eléctrico, y las emisiones resultantes de nuestras cadenas de suministro y valor. Para 2050, vamos a eliminar del ambiente todo el carbono que la compañía ha emitido de manera directa o por consumo eléctrico desde que se fundó en 1975. Para 2025, vamos a dar energía al 100% de nuestros negocios con energía renovable. Y vamos a poner a trabajar nuestro capital para estimular y acelerar el desarrollo de tecnologías climáticas, con una inversión de mil millones de dólares en los próximos cuatro años.

Hace unos días, anunciamos nuestro plan de hacer frente al declive de la biodiversidad y los ecosistemas. Mantener a la naturaleza para el beneficio de las generaciones actuales y futuras es el más grande desafío de la humanidad: desplegar tecnología para apoyar este esfuerzo global es uno de los nuestros. Nuestra iniciativa de biodiversidad busca poner a trabajar a los datos y la tecnología digital, incluido a través de un ambicioso programa para agregar datos ambientales de todo el mundo y ponerlos a trabajar en una nueva “computadora planetaria”. Vamos a combinar esto y nuestros programa expandido AI for Earth con una nueva labor, para permitir a socios y clientes utilizar el resultado para mejorar la toma de decisiones ambientales en sus actividades organizacionales. También lo utilizaremos para opinar en problemas de políticas públicas relacionadas con el ecosistema y para tomar responsabilidad por la propia huella de tierra de Microsoft.

Más adelante en el año, vamos a compartir nuestros planes sobre desperdicio y para finales de 2020 compartiremos planes sobre el agua. A medida que trabajamos a través de la compañía para reducir el impacto de nuestros negocios en el ambiente, vamos a construir las soluciones tecnológicas que ayuden a nuestros clientes a hacer lo mismo.

Tenía planeado pasar el 50 aniversario del Día de la Tierra en un homenaje en persona al legado del senador Nelson en el instituto de la Universidad de Wisconsin-Madison que lleva su nombre – El Instituto Nelson para Estudios Ambientales. Esos planes, como aquellos de tantas personas en todo el mundo, han cambiado debido a la crisis de COVID-19, pero no han sido cancelados. Me uniré a participantes de todo el mundo, de manera virtual, para una celebración del impacto del Día de la Tierra. Y ayudaré a dirigir discusiones sobre cómo podemos aprender de los éxitos y fracasos del pasado para construir un mejor futuro. Porque, como nos recuerda a diario la crisis de COVID-19, para ser una sociedad sana debemos tener un planeta sano. Si trabajamos juntos, podemos tenerlo, y la tecnología nos puede ayudar a conseguirlo.

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