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Cómo la tecnología puede acelerar la ayuda a niños con desnutrición en los esfuerzos por terminar con la hambruna global

Cuando el Ébola se abrió paso a través de Sierra Leona en 2014, y mató a miles de personas, los trabajadores humanitarios huyeron de la nación de África Occidental para escapar del brote. Pero el impulso opuesto superó a Jochen Moninger. Él se adentró.

El trabajador humanitario nativo de Alemania conocía a la gente, conocía la tierra y conocía la cultura. Después de vivir con la gente de Sierra Leona en sus villa rurales, él sabía que tenía que ayudar. Así que pasó meses en distribuir alimentos a hogares en cuarentena y a los niños que se volvieron huérfanos por el virus.

“Creo que jugamos un importante rol en la respuesta. Ahora, mi deseo es hacer lo mismo en la lucha global contra el hambruna”, comenta Moninger, de 39, que es director de innovación en Welthungerhilfe, una organización no lucrativa ubicada en Bonn.

“Hoy, más de 800 millones de personas en el mundo sufren de hambre. ¿Por qué no pensar en grande? Creo que podemos solucionar el hambruna para 2030. Creo que podemos cambiar al mundo”, comenta. “Eso me mantiene activo”.

Jochen Moninger habla con jóvenes en Sierra Leona.

Los 12 años que ha pasado para trabajar y vivir en tierras distantes, de Yemen a Sudán, enseñaron a Moninger una dura verdad, comenta: Terminar con la desnutrición comenzará sólo después de que el verdadero alcance de la hambruna sea medido de manera precisa, un niño a la vez.

Los datos actuales sobre desnutrición infantil están muy viciados, comenta Moninger. Las básculas manuales en comunidades alejadas por lo general carecen de una calibración mientras que millones de niños en campamentos distantes muy rara vez son pesados.

Una trabajadora mide de manera digital a un niño con su smartphone.

La solución: Equipar a los lugares remotos con nueva tecnología para llegar a los que no se llega, y dar al mundo su primer contabilidad válida de la crisis para enfocarse mejor en la respuesta alimenticia y financiera.

Welthungerhilfe desarrolla una aplicación para smartphone basada en la nube llamada Child Growth Monitor que puede escanear a los niños y detectar desnutrición de manera instantánea.

La aplicación utiliza un sensor infrarrojo disponible en algunos smartphone para capturar mediciones en 3D de la altura, volumen muscular y tasa de peso de un niño, así como circunferencias de la cabeza y de la parte superior del brazo en milímetros.

La aplicación carga los datos capturados en Microsoft Azure.

Nutriólogos y especialistas en TI luego evalúan los escaneos con soluciones de inteligencia artificial de Microsoft, para señalar la salud dietética de los niños.

La aplicación revela desnutrición.

Luego, los expertos envían de nuevo esos datos a la aplicación, para entrenar al algoritmo a que se vuelva más inteligente con cada medición.

Cuando los trabajadores de campo que utilizan la aplicación encuentran a niños que batallan con desnutrición crónica, les brindan provisiones ricas en vitaminas como pasta de mantequilla de maní.

“No puedes resolver la hambruna”, comenta Moninger, “si no sabes dónde está la gente con hambre”.

“Muchos de nosotros luchamos contra el hambruna pero no lo hacemos con la suficiente velocidad. Necesitamos innovación”.

Para probar un prototipo, Welthungerhilfe equipó a 12 equipos de trabajadores de atención médica entrenados en India con smartphones habilitados con la aplicación.

Se desplegaron en zonas rurales y zonas urbanas deterioradas, incluidas partes de Madhya Pradesh y Rajasthan, para escanear alrededor de 10 mil niños menores de 5 años, un grupo en particular vulnerable a los estragos de la desnutrición.

Sus números, aunque carecen de precisión, cuentan una desgarradora historia:

  • Alrededor del planeta, casi la mitad de las muertes que ocurren en niños menores de 5 años son causadas por baja nutrición, una pérdida de casi 3 millones de vidas al año, de acuerdo con UNICEF. Pero no necesariamente mueren de hambre. La baja nutrición pone en riesgo de muerte a los niños por infecciones comunes que incrementan su frecuencia y potencia. Esto ocurre en países de bajos y medios ingresos.
  • El marasmo, una condición relacionada con la desnutrición que causa que los músculos y la grasa se debiliten, afecta a alrededor de 52 millones de niños menores de 5, lo que incrementa su riesgo de muerte, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Otros 155 millones de niños sufren de retraso en el crecimiento, o poca talla debido a la falta de nutrientes en la dieta.
  • En India, donde los trabajadores prueban Child Growth Monitor, alrededor del 40 por ciento de los niños en áreas rurales sufren de desnutrición, en especial de deficiencia de crecimiento, de acuerdo con Welthungerhilfe.

Esos números equivalen a rostros y familias reales para la doctora Shivangi Kaushik, gerente de programa para Action Against Hunger, organización humanitaria en India. Ella se ocupa de niños que batallan con deficiencia de crecimiento y marasmo.

La hambruna es común entre los niños en muchas villas rurales en India.

En India, los trabajadores de la salud de primera línea son responsables de dar seguimiento a entre 40 y 60 niños dentro de sus áreas de intervención, pero no tienen el entrenamiento o los recursos para medir a los niños con precisión para evaluar su nutrición general, comenta Kaushik. Aún más, esos mismos trabajadores batallan por mantener el equipamiento necesario para capturar alturas y pesos.

“Tener a bordo Child Growth Monitor impactará de manera importante la identificación temprana de niños que sufren desnutrición, para así reducir el tiempo de tratamiento”, menciona Kaushik. “Es crucial brindar tratamiento temprano y reducir la mortalidad por marasmo”.

Jochen Moninger conversa con residentes en Sierra Leona.

La vida dentro de una villa azotada por la desnutrición, como lo han visto Kaushik y Moninger, puede verse afectada por la tragedia humana y, de manera ocasional, por pequeñas victorias.

Después de años en el África rural, en lugares sin caminos o electricidad, Moninger recuerda la visión de pequeños niños con estómagos abultados, una condición por lo general causada por severas deficiencias de proteínas.

Él recuerda ver a los niños comer una comida al día, por lo general arroz de ollas.

Él recuerda lo lento que se movían.

Mientras trabajaban en una escuela en Sierra Leona, él vio que algunos niños batallaban para seguir lecciones simples.

Pero cuando su grupo de ayuda lanzó un programa de alimentación escolar en esa villa, los resultados llegaron de manera rápida.

“En unos meses, esos estudiantes se pusieron al día. El trabajo de su escuela mejoró de manera notable sólo por el hecho de que podían concentrarse”, comentó Moninger.

Niños en India.

En muchas villas sin embargo, el daño humano causado por el hambruna reverbera por generaciones, comenta el doctor Michael Menhart, jefe economista en Munich Re, una compañía de reaseguros que apoya el desarrollo de Child Growth Monitor. (Welthungerhilfe también acepta donaciones para escalar su solución.)

Más allá del desastre humanitario, la hambruna tiende a devastar economías en naciones donde se ha arraigado, comenta Menhart.

Esa clara ecuación comienza con la desnutrición en masa y termina con un PIB 10 por ciento más bajo en las naciones afectadas, aunque la matemática también involucra realidades socio-económicas ligadas de manera fundamental a lo que no está en la mesa para cenar, menciona Menhart.

Por ejemplo, la desnutrición generalizada tiende a incrementar las enfermedades crónicas entre la gente afectada, lo cual, en retorno, incrementa los costos de atención médica nacional y deja al país con menos dinero para invertir en infraestructura o educación, comenta Menhart.

Lo que es más, los niños que sufren de desnutrición también corren el riesgo de funciones cognitivas pobres y es menos probable que vayan a la escuela, lo que limita sus opciones de trabajos futuros y potencial de ganancias, menciona Menhart.

Un abuelo y dos niños pequeños en una zona rural de India.

En corto, la hambruna engendra más hambre.

Miles de millones de dólares ya se utilizan en combatir la desnutrición alrededor del mundo. Pero Child Growth Monitor puede ayudar a que esos gastos se vuelvan más eficientes y más específicos, comenta Menhart.

“El motor más importante de la desnutrición es la pobreza”, menciona Menhart. “Tenemos alimento más que suficiente en el planeta. No es una cuestión de producción. Es una cuestión de distribución de ingresos y quién puede en realidad comprar los alimentos que cada familia necesita”.

Niños sonrientes en India.

“Necesitamos inversiones en salud, nutrición y educación. Necesitamos inversiones en maneras innovadoras”, comenta Menhart. “¿Qué se puede hacer al respecto? Child Growth Monitor puede ayudar a romper ese círculo vicioso”.

Welthungerhilfe imagina que la aplicación emergerá como una solución global y reconocida entre las organizaciones humanitarias para 2021, para permitir a las naciones redirigir dinero que ahora gastan en recolectar mediciones manuales. Tan solo en India, esto podría liberar cientos de millones de dólares para reinvertir en las vidas de los niños, comenta Moninger.

“Lo que es importante es que damos esperanza”, menciona Moninger. “En ocasiones cuando la gente habla de hambruna, se ven desolados. Existe esa sensación de que es un problema que siempre ha existido y que siempre existirá, y que la gente que sufre hambruna está marginada”.

“Pero con esta nueva esperanza viene con la voluntad de cambiar, y la convicción de que podemos resolver el hambruna generalizada para 2030”.

Imagen principal: Una familia en India en una cena. Imágenes de India son cortesía de Mayank Sharma. Todas las otras imágenes son cortesía de Welthungerhilfe.

Lean cómo la IA cobró vida en India para Susanne Mehrtens de Microsoft.