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Una urgente reforma tecnológica acelera los esfuerzos para llevar alimentos excedentes a millones de personas que los necesitan

Lori Nikkel disfrutaba de un prometedor inicio de su plan a tres años para expandir el más reciente programa de su organización no lucrativa ubicada en Ontario, un intermediario en línea que conecta a donadores de alimento con organizaciones benéficas para alimentar a personas hambrientas y reducir el desperdicio.

Luego golpeó la pandemia y Canadá se cerró.

Mujer sonriente frente a una pizarra
“COVID-19 nos obligó a hacer en tres semanas lo que teníamos planeado hacer en tres años”, comentó Lori Nikkel, directora de Second Harvest, sobre sus planes de expansión.

Miles de restaurantes cerrados en el país tenían cocinas llenas de alimento a punto de estropearse, incluso cuando los ingresos perdidos y los estantes vacíos de alimentos dejaron a millones de canadienses frente al problema de llevar comida a la mesa. Nikkel, directora de Second Harvest, sabía que FoodRescue.ca, la plataforma de su organización, podía ayudar en ambos lados de la ecuación. Pero no había tiempo para seguir sus bien establecidos planes para una implementación nacional gradual. Entonces, llamó a Mark Arteaga, presidente de desarrollo de RedBit, la consultora de software con la que ella comenzó a trabajar en 2019, y le dijo que la nueva fecha límite de expansión era, bueno, ahora.

“COVID-19 nos obligó a hacer en tres semanas lo que habíamos planeado hacer en tres años”, comentó Nikkel.

En esas pocas semanas, el equipo de desarrolladores de RedBit reformó por completo la nueva plataforma de rescate de alimentos de la organización. La plataforma ahora permite cientos de usuarios a la vez en todo el país, tiene funciones para permitir donaciones que no sean de alimentos como desinfectante de manos y papel higiénico, así como la distribución de fondos federales monetarios de ayuda, e incluye una aplicación remota para facilitar el acceso de todo el mundo, que de repente se vio obligado a trabajar de manera remota. Los increíbles esfuerzos del equipo, de utilizar tecnología para conectar a la gente con la comida, fueron mostrados este año en Inspire, la conferencia anual de socios de Microsoft, donde RedBit obtuvo el primer premio Community Response de Microsoft.

“Fue una época loca, cuando todo el mundo tenía que trabajar las 24 horas del día”, comentó Hazel van der Werken, directora de operaciones. “Lori tuvo una increíble visión de no dejar a ningún canadiense atrás, así que queríamos que la tecnología funcionara para que Second Harvest pudiera llegar con alimentos a las partes más lejanas de Canadá”.

Mujer sonriente sentada en una oficina
Hazel van der Werken, directora de operaciones de RedBit

El arduo trabajo “también nos salvó como equipo, porque esos días, semanas, horas iniciales de la pandemia, eran preocupantes, con mucha ansiedad”, mencionó van der Werken. “Pudimos superarlo porque todos nos decidimos a hacerlo, y fue gratificante”.

Second Harvest comenzó en Toronto, hace alrededor de 35 años, y no había crecido mucho desde que Nikkel se unió a la organización no lucrativa hace seis años. Era una organización local con algunos camiones para recolectar alimentos excedentes de la cadena de suministro, con la meta de mantenerlos fuera de la basura y ponerlos, en su lugar, en los estómagos de las personas.

“Nuestra misión es: sin desperdicio y sin hambre”, comentó Nikkel. “Tenemos una imperativa ambiental de salvar alimentos debido a la crisis climática. Y entonces se encendió una bombilla y pensamos, ‘¿Por qué enviamos un camión a Starbucks? Eso no hace sentido’. Y nos dimos cuenta que necesitábamos convertirnos en facilitadores, para conectar sistemas y ayudar a la gente a acceder a los alimentos sin tener que involucrarnos de manera práctica”.

Así que Second Harvest creó la plataforma Foodrescue.ca en 2017 para conectar a las organizaciones benéficas con el sector alimentario. El programa piloto funcionó bien en Ontario y en Columbia Británica, con un sitio web y una aplicación en los que restaurantes y supermercados podían ofrecer alimentos, incluso si eran sólo algunos sándwiches de una cafetería, y las agencias de servicios sociales podían solicitarlos. Pero la plataforma no era tan robusta para expandirse. Si había más de 10 usuarios al mismo tiempo, se bloqueaba.

La plataforma FoodRescue.ca de Second Harvest conecta a los donadores de alimentos con organizaciones benéficas y voluntarios

Nikkel buscó a RedBit en 2019 para que le ayudaran.

La compañía tecnológica trabajaba para estabilizar la plataforma y había desarrollado una aplicación de conector voluntario donde la gente podía ofrecer recolectar una donación de comida y llevarla a la organización no lucrativa que la necesitara, en lugar de apoyarse para todo en los grandes camiones de Second Harvest. El sistema estaba listo para ser lanzado cuando el COVID-19 llegó a las costas de Canadá, lo que mantuvo en casa a los aspirantes a voluntarios.

“Así que eso quedó en espera, pero conseguir la comida se volvió mucho más necesario”, comentó van der Werken. Las empresas de servicios de alimentos perdieron sus mercados de la noche a la mañana, y los centros de distribución de alimentos estaban llenos de órdenes canceladas.

Un hombre escribe en una pizarra
Mark Arteaga, presidente de RedBit

El equipo de cinco desarrolladores de RedBit asignados al proyecto creció a ocho miembros para una respuesta práctica de la repentina urgencia de Second Harvest de rescatar y distribuir alimentos. Arteaga cerró la oficina en marzo y envió a todos a casa, pero comenta que pudieron colaborar de manera sencilla y continua con Microsoft Teams para videoconferencias y con Azure DevOps para acceder al código fuente.

“En tres semanas tuvieron más registros de los que tenían antes de la pandemia”, comentó Arteaga.

Y en tres meses, se había duplicado la cantidad de alimento rescatado que por lo general pasa por la plataforma en un año, para ofrecer 1.5 millones de comidas a las personas necesitadas y evitar que todo eso fuera desechado, además de evitar 6 millones de libras de gases de efecto invernadero que de otro modo se habrían emitido. RedBit estableció un sistema para que las agencias se registraran a la plataforma para recibir notificaciones automáticas por email o texto cuando se ofreciera alimento, para que pudieran solicitarlo de manera rápida.

Luego, el Gobierno federal dio a Second Harvest 11.2 millones de dólares canadienses ($8.2 millones de dólares americanos) para que se distribuyeran a organizaciones no lucrativas del país, y en un fin de semana, RedBit había planteado una solución tecnológica para permitir a las organizaciones utilizar la aplicación, y que les permitiera aplicar para, y recibir, subvenciones de hasta 20 mil dólares canadienses cada una. Una fundación dio a Second Harvest $10 millones de dólares canadienses para distribuir en tarjetas de regalo de comestibles, y el equipo de RedBit pudo manejar también esa adición de manera rápida. Y dado que Canadá es un país bilingüe, todo tenía que funcionar en inglés y francés.

“Todo sucedió en el primer mes” de la pandemia, comentó Nikkel. Ella duplicó el equipo de FoodRescue.ca a 14 a medida que la crisis empeoraba, y creó una fuerza de trabajo nacional para conectar a líderes de la industria, organizaciones no lucrativas, comunidades indígenas y otros, averiguar dónde estaban el superávit y las necesidades, para emparejarlas a través de la plataforma FoodRescue.ca.

“Todo el país se puso detrás de esto”, comentó Nikkel. “Este era el lugar donde la gente de todo Canadá podía acceder a alimentos, comestibles y dinero, y eso tuvo un enorme impacto en cómo Canadá manejó COVID-19. Y eso se debe a RedBit”.

Cinco personas clasifican alimentos
Los desarrolladores de RedBit clasificaban alimentos para Second Harvest en 2019 para ver qué desafías se enfrentaban antes de trabajar en la plataforma tecnológica de la organización. Eso les ayudó a girar de manera rápida cuando llegó la pandemia.

La consultora de software pudo responder con tal velocidad en parte debido a que ya tenía experiencia en desarrollar con las herramientas correctas en Azure. Los datos recolectados por FoodRescue.ca van a una aplicación dirigida por modelado en Power Platform, Dynamics 365 es utilizado para manejar el sistema, y todo está montado sobre Azure, comentó Arteaga.

Pero igual de importante fue el proceso de la compañía de conectar con sus clientes y aprender los detalles de sus necesidades, mencionó. Los desarrolladores de RedBit habían pasado parte de su tiempo en trabajar con empleados, donadores y agencias de Second Harvest, para clasificar alimentos y hacer viajes en los camiones con empleados de entrega para ver qué desafíos se enfrentaban en cada nivel.

Con la nueva plataforma, un donante de alimentos: restaurante, tienda de comestibles y otros negocios de comida, puede crear una lista de donación, y luego una agencia: banco de alimentos o cualquier organización no lucrativa que trabaja con personas en necesidad, puede solicitarlos. El listado de un día reciente incluía 5,600 libras de galletas, cereales, carne, pescado y nueces; 13,800 libras de alimentos perecederos preparados; 3,700 libras de productos horneados y aperitivos como anacardos, galletas, fideos, dulces, avena y agua embotellada; y 2,500 libras de pan.

Una mano sostiene un teléfono
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“Y eso es sólo hoy”, comentó Arteaga. “Toda esta comida hubiera terminado en los vertederos si no hubiera sido donada, lo que es terrible. Vimos salsa de tomate y fórmula para bebés que hubieran ido a la basura por imperfecciones en el empaque si no hubieran sido rescatadas”.

Arteaga, que ha estado involucrado en la tecnología desde que tenía 14 años, inició RedBit en 2003 y comenzó a expandirlo en serio hace unos 5 años, con 21 empleados de tiempo completo y siete proyectos activos ahora.

Con Second Harvest, “salvas gente y salvas al planeta”, mencionó Arteaga. “Por fin podemos usar la tecnología para hacer una diferencia en el mundo. Construimos sistemas todo el tiempo: para ahorrar dinero, para hacer dinero, para automatizar procesos, pero esto trae satisfacción, cuando estás en el almacén y ves la cantidad de desperdicio que hay y sabes que no tendría que haber esa cantidad. Así es que por eso estoy involucrado por completo en esto, como un ser humano, de utilizar la tecnología para el bien”.

Nikkel comentó que el equipo de RedBit trabajó tan de cerca con el suyo, que los considera parte de su organización.

“Casi no quiero saber de la tecnología”, comentó, “y eso es lo increíble, no tengo que preocuparme por eso. Sólo sé que va a funcionar para que podamos asegurarnos que las personas puedan comer y que la comida no va a terminar en el vertedero”.

Imagen principal: Un conductor de Second Harvest entrega comida a una organización benéfica en Toronto.

Fotos de Lori Nikkel, del equipo de RedBit, de la aplicación móvil y de los esfuerzos de donación de alimentos fueron brindadas por RedBit y Second Harvest.