Este 2015, Challenge for Change regresó por tercer año consecutivo para explorar la próxima generación de grandes ideas. En esta edición, tres jóvenes latinoamericanos fueron ganadores por sus proyectos enfocados a crear un impacto positivo en la sociedad.
El concurso estuvo abierto a jóvenes de 13 a 25 años de edad para presentar una idea diseñada que generara un cambio para el bien en sus comunidades o en otras partes del mundo.
Jóvenes de América Latina generando el cambio
- Shirley Monserrath Martínez Cabezas, de Ecuador, inventó “No dejes de hablar”, una aplicación que ayuda a la gente que ha perdido el oído a continuar comunicándose con otros a través del habla. Planea utilizar Visual Studio para desarrollarla, y Kinect y Microsoft Azure para crear una especie de terapia de lenguaje virtual de bajo costo y accesible.
La chica de 21 años afirma estar “muy, muy contenta” de encontrarse entre los ganadores del concurso.
- Belén Guede Vicencio, de Chile, se emocionó tanto al saber que era una de las ganadoras que empezó a gritar y saltar por todas partes. “Estaba muy contenta porque es una gran oportunidad para mí. Estoy muy agradecido”, comenta.
La estudiante de preparatoria de 17 años de edad explica que desea enseñar a los niños de su país que hay muchos caminos hacia el éxito, no sólo el de intentar convertirse en un futbolista famoso. Piensa iniciar un programa en su biblioteca local que les ayude a desarrollar su interés en la programación informática y la robótica, ya que hay muy pocas oportunidades para aprender sobre tecnología, especialmente cuando la mayoría de los recursos están en inglés.
- En Uruguay, Marcos Rostan afirma que las preparatorias deberían ser lugares donde los jóvenes maduren y descubran su talento creativo y no donde tengan que enfrentar la intolerancia ni otros problemas. El joven de 16 años de edad creó “acción:ayuda”, una plataforma en línea que permite a los profesores, los psicólogos y otros compartir información sobre temas que van desde el acoso escolar hasta la mejor manera de atender a los estudiantes con discapacidad.
Rostan comenta que los profesores pueden hacer preguntas y pedir ayuda para resolver las situaciones difíciles que tengan con los estudiantes en la escuela, para lo cual se les pone en contacto con expertos que pueden ayudarlos.
“Muchos profesores se han acercado a mí para decirme que el proyecto les entusiasma y que desean ayudar”, dice. “La respuesta al producto ha sido increíble”.