Por Jaime Galviz, Gerente General de Microsoft para la región Andina y Sur.
A pesar de que las mujeres han logrado grandes avances en la igualdad de género, siguen estando significativamente subrepresentadas en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Sólo 17 mujeres han ganado el Premio Nobel de física, química o medicina desde que Marie Curie lo obtuvo en 1903, en comparación con 572 hombres. Según la Unesco, actualmente, solo el 22% de los estudiantes de STEM, menos del 30% de los trabajadores STEM y menos del 30% de los investigadores científicos en el mundo son mujeres.
Todas las personas deben tener las mismas oportunidades y derechos, independientemente de su género, raza o cultura y acceder a las mismas oportunidades de acceso al empleo, salarios justos y ascenso en la carrera. Pero además de ser un derecho indiscutible y fundamental, la falta de diversidad de género en STEM es un problema para toda la sociedad.
En primer lugar, porque está demostrado que la diversidad de pensamiento es esencial para el éxito empresarial. Las empresas con equipos de liderazgo diversos tienen mejores rendimientos financieros, toman mejores decisiones, son más innovadoras y desarrollan productos y servicios que satisfacen las necesidades de una audiencia diversa.
Además, la igualdad de género es un factor importante para el desarrollo económico sostenible y la prosperidad. Un estudio del Banco Mundial señala que cerrar la brecha de género en la participación laboral podría aumentar el PIB mundial en un 26% en 2025 y que, cuando las mujeres tienen acceso a recursos y oportunidades, no solo mejoran sus vidas y las de sus familias, sino que también contribuyen significativamente al desarrollo económico.
En el campo de la tecnología -que permea todos los aspectos de nuestras vidas- la participación de las mujeres es crítica para la innovación y para que ésta no sea incompleta o inadecuada. Así sucedió con el diseño inicial de algunos sistemas de reconocimiento facial, que mostraron menor precisión al identificar a las mujeres y a las personas de piel oscura, debido a la falta de diversidad en los equipos de diseño, que estaban compuestos predominantemente por hombres blancos. La falta de diversidad en el diseño de la tecnología podría no sólo limitar la innovación, sino además perpetuar los sesgos y la discriminación.
Adicionalmente, la falta de participación de las mujeres en las áreas STEM limita el desarrollo económico de los países y las empresas. El Foro Económico Mundial estima que, hoy en día, sólo el 33% de los puestos en tecnología encuentra el talento adecuado, pero, al mismo tiempo, este es el sector de la economía que más puestos está generando. Urge, entonces, que las empresas y las naciones puedan impulsar su transformación con un “pool” de talento amplio, sin tener que limitarse a la mitad de la población, si quieren permanecer competitivas en un mundo cada vez más digital.
Colombia está ante una oportunidad única. El país se destaca por tener mayor participación de mujeres en estos campos comparada con la región, e incluso Estados Unidos y Canadá, según las cifras que arroja LinkedIn. El momento también es el correcto, pues, ante el crecimiento tan veloz de las oportunidades en el sector de ciencia y tecnología, si desarrollamos más talento femenino en STEM podemos no sólo de revertir la brecha de género en la industria, sino también de contribuir a solucionar el desempleo femenino, que en 2022 fue de 13.8, cinco puntos más alto que el de los hombres.
Si queremos solucionar el problema tendremos que comenzar por la raíz: tener más mujeres con habilidades tecnológicas y científicas. Así que la tarea es fomentar la curiosidad y el interés de las niñas en la ciencia y la tecnología desde una edad temprana con actividades que involucren experimentación y descubrimiento, exponerlas a modelos femeninos exitosos, y eliminar los estereotipos de género y las ideas preconcebidas sobre las habilidades y el interés de las niñas en la ciencia y la tecnología
Ese es sólo el primer paso. Ya en el mundo del trabajo, las empresas del sector tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que haya igualdad de oportunidades en cuanto a la contratación, la promoción y la compensación, que haya criterios objetivos en el proceso de selección y compensación equitativa y ofrecer flexibilidad laboral como trabajo híbrido o remoto, permisos por maternidad y paternidad remunerados y opciones de tiempo parcial. Asimismo, establecer programas de mentoría y redes de apoyo que orienten y apoyen a las mujeres del sector en su desarrollo profesional.
En Microsoft llevamos años trabajando en este reto, que es existencial para nuestra industria. Sabemos que se trata de un tema complejo y multidimensional y hemos aprendido de las múltiples alianzas e iniciativas, como aquella que logramos con el SENA. Gracias al programa conjunto Semillero de Talento, jóvenes mujeres de La Guajira o Tumaco han recibido formación en tecnología han accedido a los empleos de mejor calidad y remuneración en el mercado. Adicionalmente, los aprendizajes han comenzado por casa: con una combinación de medidas y un trabajo concertado, entre 2017 y 2021 hemos logrado un aumento de participación de 64% en el nivel ejecutivo, 99% en nivel de director y 101% en el nivel técnico. Vamos por buen camino, pero aún no estamos satisfechos.
Desarrollar más talento femenino STEM es un gana-gana para todos: equilibramos los derechos y mejoramos la equidad, impulsamos la innovación, el desarrollo económico y el éxito empresarial, nos aseguramos de tener una innovación que sirva a todos por igual y contribuimos a la solución estructural del problema del empleo. También hemos aprendido que, para enfrentar estos desafíos, tenemos que ponernos manos a la obra ya y trabajar juntos con el sector público, privado, la academia, y los miles de mujeres, jóvenes y niñas de la colombia profunda que merecen las mejores oportunidades.