Por: Jonathan Grudin.
Mucho se ha escrito sobre el clima actual del trabajo desde casa y del aprendizaje remoto extendidos, y de su impacto en diferentes poblaciones, desde trabajadores de la información y administradores de TI, a padres de familia, profesores y estudiantes. Mi campo de estudio se enfoca en el impacto en los estudiantes, y me intriga cómo nosotros, proveedores de tecnología, podemos apoyar de mejor manera ese trabajo y aprendizaje desde casa.
Hemos descubierto algunas ventajas de estar en casa, como no más traslados diarios y búsqueda de salas de conferencia disponibles; menos necesidad de costosos espacios y servicios de oficina; la capacidad de deshabilitar el video, y utilizar pijama en una llamada; y poder realizar varias cosas a la vez cuando se retrasan las juntas.
Si algo nos puede llevar de vuelta a las oficinas podría ser la oportunidad de interacción cara a cara en tiempo real: la forma en que nuestros ancestros interactuaron por millones de años. Las personas son más avivadas en persona. Tenemos conversaciones informales antes y después de las reuniones, almorzamos con nuestros compañeros de equipo y tomamos café con otras personas, anuncios de emocionados colegas, fotos familiares, conversaciones escuchadas de paso, buscar gente cuando están desocupados, socializar después del trabajo. Esas conversaciones tienen valor justo en el sentido de comunidad que brindan.
¿Qué tanto puede reemplazar la teleconferencia?
El “Modo Juntos” en Teams es un creativo primer paso. Uno de mis primeros experimentos en Microsoft Research comparó a cuatro personas involucradas en el mismo juego en dos diferentes situaciones: juntos en una habitación, y en habitaciones privadas donde veían a los otros participantes en tres pantallas. Los participantes disfrutaron del juego tanto cuando estaban conectados por pantallas, pero sus rostros fueron menos expresivos. No estábamos seguros por qué, pero las caras inexpresivas no nos permiten beneficiarnos de ver reacciones.
Encontrar maneras para que las personas briden retroalimentación emocional dentro de sus grupos es importante; un paso inicial en esa dirección ha ocurrido con Reflect, la extensión de mensajería para Teams. En el espacio de la educación, COVID-19 trajo consigo el aislamiento remoto del estudiante, estrés y falta de compromiso. Ya sea que un estudiante se sienta motivado por la competencia, la colaboración, o por conversar entre clases, ellos se apoyan en la burbuja de la escuela para recibir apoyo. Las tareas o actividades grupales de corta duración y poca presión pueden ayudar a hacer frente a esta brecha.
En grupos pequeños, incluso al trabajar de manera remota, los estudiantes pueden inspirarse y aprender unos de otros. Pueden acercarse con confianza a un profesor remoto con una pregunta cuando ninguno de ellos la pudiera responder.
Por desgracia, lo que hemos visto, por lo menos al principio, es que las tareas en grupo disminuyeron en la educación remota, por varias razones: Los profesores y estudiantes se sintieron estresados, se expresaron problemas de equidad, y algunos temían por acoso en línea, no monitoreado, o por conversaciones inapropiadas sobre sistemas escolares. Los investigadores en mi equipo extendido buscan estos y otros problemas y cómo se les puede abordar dentro de la plataforma.
¿Nuestra dependencia en la interacción cara a cara podría disminuir con el paso del tiempo?
Tal vez, aunque ha sido parte de nuestra naturaleza social. Mi familia vio el poder de los comportamientos instintivos de grupo cuando nos ofrecimos como voluntarios en centro de primates en Sudáfrica. Nuestra tarea era construir tropas de babuinos, monos verdes, y otras especies que habían sido huérfanas de manera individual. Necesitaban ser liberados en la naturaleza como una tropa funcional porque un primate individual no sobreviviría. Esto se debe a que las tropas se alimentan de manera colaborativa, y responden a los depredadores al dar una alarma, dispersarse o asediarlos.
Lo más sorprendente es que vimos asombrosas inconsistencias en el comportamiento. Cuando se encontraban solos de manera temporal, los jóvenes primates intentaban cosas que nunca hicieron cuando estaban cerca de sus compañeros y “adultos alfa”, en este caso, de nosotros, los voluntarios.
Notas de campo:
Cuando un joven babuino vio una manera de escapar del recinto de tropas, se quedó cerca, pero evadió nuestros esfuerzos para recuperarlo durante un par de días. Sin embargo, una vez al día, abrimos una puerta y llevamos a toda la tropa en una caminata por el bosque a un abrevadero donde podían salpicar, trepar por las tress cercanas, y correr tratando de robarnos nuestras gorras o gafas de sol.
Cuando finalmente nos levantamos y comenzamos la caminata de regreso, todos siguieron amablemente de vuelta al recinto, nunca aprovechando una oportunidad fácil de escapar. Las reglas del comportamiento grupal prevalecieron.
Por supuesto, los humanos difieren, pero nuestra naturaleza social fue formada en contextos similares por milenios. Los comportamientos instintivos de los jóvenes primates se pueden ver reflejados en los comportamientos de las tropas de estudiantes que rodean a los profesores alfa. Los jóvenes buscan orientación y prestan atención a la supervisión. Su sensación de seguridad está ligada a su confianza al líder alfa. Veo lo importante que es para la sociedad fomentar el respeto por los profesores.
La tecnología facilita la independencia
A medida que envejecemos, surgen diferentes comportamientos y una mayor independencia. La tecnología nos aleja de las comunidades a largo plazo, basadas en geografías, en las que nuestros ancestros confiaron para mantenerse a salvo, y eso podía estar bien. En ocasiones, está bien que las construcciones de tiempo atrás se desvanezcan: Como ejemplo, la fuerza laboral y la cultura de la compañía, en Microsoft, han prosperado a pesar de la interrupción de las tradiciones llevadas por mucho tiempo de manera previa, como la reunión anual de la compañía, el picnic de verano, y las fiestas de fin de año a medida que la fuerza de trabajo se expandía y envejecía.
Sin embargo, mientras que las poblaciones mayores podrían sentirse más independientes, la ansiedad y la depresión aumentan en adultos y niños. Cuando un adulto alfa dice a los niños, “Los trabajos que estarán disponibles para ustedes no existen hoy en día”, hay un riesgo de que sea escuchado de manera profunda en su cerebro como “Los liberaremos en la naturaleza para que crezcan por su cuenta”. Con esto en mente, los investigadores consideran cómo podemos fomentar un sentido de seguridad y conexión para los jóvenes aprendices, mientras que se permite una creciente independencia a medida que las personas (y las tecnologías) maduran.
La tecnología tiene inconvenientes, pero los beneficios pueden superarlos. Con las conferencias remotas, no estamos en la misma habitación con nuestros colegas, pero podemos comunicarnos con aquellos que están ubicados muy lejos para verlos a diario. Podemos encontrar recursos de manera rápida para solicitar ayuda o asistir a un grupo de soporte con personas que enfrentan desafíos similares. A largo plazo, los asistentes robóticos podrían brindar un sentido de conexión y conversación para los individuos más aislados.
Creo que lo que vemos ahora es la evolución de la interacción social, influenciada por la tecnología, y super cargada por una prolongada y repentina necesidad de aprender y trabajar de manera remota. Como investigador, este es un tiempo muy emocionante para examinar cómo apoyar mejor nuestras cambiantes necesidades a medida que las personas, la tecnología, y las construcciones sociales evolucionan de manera simultánea.
¿Cómo ha impactado el trabajo remoto sus operaciones diarias? ¿Extrañan las interacciones cara a cara con sus colegas? ¿Extrañan las interacciones cara a cara con sus colegas? ¡Háganos saber! Escriban un tweet en @Microsoft RI o den like en Facebook y únanse a la conversación.
Jonathan Grudin es investigador principal de diseño, que en la actualidad estudia el uso de tecnología en la educación, K-12 y educación superior, y contribuye con aplicaciones para apoyarlas. En 2017, publicó: “From Tool to Partner: The Evolution of Human-Computer Interaction”, donde trazó la historia de la interacción humanos-computadoras a través de varios campos, y concluyó que podemos beneficiarnos al considerar las tecnologías que diseñamos como colaboradores, aunque no como socios iguales. Al dar más crédito a las tecnologías, los humanos pueden ver esto como una oportunidad y asumir la responsabilidad de ver que son mejores.