“Más sabe el diablo por viejo, que por diablo”

Por Rosalba Mackenzie

…o al menos eso dice un viejo refrán. Sin embargo, es una línea que da mucho para pensar. Por principio de cuentas, ¿realmente la sabiduría es proporcional a la edad? ¿Es la experiencia de los años más valiosa que la recién adquirida? La docente Olga Toledo, de Argentina, sostiene que no, y desde 2008 se ha empeñado en demostrarlo.

Olga, Docente de Ayudante Técnico en el área de las TIC del IPEM N° 156, identificó que, como en muchas comunidades de Latinoamérica, el grupo de adultos mayores se encontraba alejado de las tecnologías de actualidad, al tiempo que descubrió algunas investigaciones que demuestran que estas nuevas tecnologías pueden ser de gran beneficio en aspectos neurológicos, emocionales, entre otros, para personas de la tercera edad. Ambos elementos la motivaron a desarrollar el Proyecto de Alfabetización Digital para la Tercera Edad.

Este proyecto involucra a alumnos de 5° y 6° año del IPEM quienes, voluntariamente, se encargan de brindar clases de informática a personas mayores. La propuesta se divide en dos etapas: la primera va desde el encendido de la computadora hasta el manejo de Microsoft Word; y la segunda, tiene ver con el manejo de redes sociales y páginas de interés, como ANSES. El alumno cuenta con una guía de actividades para impartir una hora de clase una vez a la semana. Además, los alumnos están divididos por grupos y a cargo de un profesor que puede orientarlos ante cualquier duda.

El Proyecto de Alfabetización Digital de la Tercera Edad cumple la doble función de concientizar a los alumnos sobre responsabilidad social (pues acuden al Centro de Integración Comunitario y al Centro de Jubilados de Río Segundo a dictar clase después de atender las propias), mientras fortalecen vínculos solidarios entre ambos sectores de la población. Por otro lado, tanto alumnos como abuelos, mejoran su autoestima. “Es una experiencia muy rica ver comunicarse a los dos extremos generacionales, para transmitirse conocimientos de las TIC y lograr que ambas partes puedan aprender”, señala Olga.

¡Y de qué manera! Mientras los jóvenes participantes se preparan y aprenden su tema, desarrollan sus capacidades de exposición y de pensamiento crítico para finalmente compartir el conocimiento, los mayores dejan de sentirse alejados de las TIC y reducen la brecha que genera desigualdad en el uso y provecho de las nuevas tecnologías.

“Creemos que nuestros abuelos deben formar parte del presente de una manera más activa y visible. La informática es una herramienta que les puede servir para abrir puertas, resolver problemas, mejorar su forma de leer, entretenerse, comunicarse…”, explica Olga, y añade: “A través de este acompañamiento por parte de nuestros alumnos, ellos obtienen una experiencia valiosa para su propia realización personal e individual”.


Este proyecto nos demuestra que el conocimiento y la experiencia van ligados a las vivencias profesionales y personales pero, sobre todo, ayuda a derribar la creencia de que adquirir nuevos conocimientos corresponde sólo a una etapa de nuestra vida. Siempre hay algo nuevo que aprender y en Argentina ya también los jóvenes pueden transmitir todos sus saberes a nuestros mayores.

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