Por: Brad Smith, presidente.
Hace unos días la Casa Blanca anunció que Estados Unidos y otros 60 gobiernos firmaron una nueva Declaración para el Futuro de Internet. Mientras el mundo se enfrenta a tantos desafíos tecnológicos, esta Declaración representa un paso vital en un momento crítico. En Microsoft, aplaudimos a la Casa Blanca por su liderazgo, estamos agradecidos por un apoyo global tan amplio y esperamos hacer nuestra parte para apoyar los principios de la Declaración.
Mientras leía la Declaración, hay algunos aspectos que saltan a la vista no solo como importantes sino también como muy oportunos.
Primero y de manera más amplia, la Declaración, con sus propias palabras, “reivindica la promesa de Internet frente a las oportunidades y desafíos globales que presenta el siglo XXI”.
Esto es justo lo que el mundo necesita.
Hace casi tres décadas, cuando me uní a Microsoft por primera vez, todos miramos Internet y vimos la promesa de la era digital. En retrospectiva, estábamos demasiado absortos en la promesa de Internet y prestamos muy poca atención a las posibles trampas e incluso peligros que se avecinaban. A nivel colectivo hicimos muy poco para resolver problemas cuando eran pequeños, y fallamos en prever el uso y abuso potencial de Internet por parte de los autócratas del mundo. A medida que nos acercamos al comienzo del segundo cuarto del siglo XXI, la tecnología digital se ha convertido tanto en la herramienta más poderosa como en el arma más formidable del mundo.
Este es un momento para que el nuevo liderazgo se reinicie y reclame un futuro más brillante para la tecnología que sea sensata y tenga una visión clara de los desafíos que enfrentamos. Y es un momento en que una base realista en los desafíos tecnológicos puede ayudar al mundo a moverse más rápido y más lejos para hacer realidad una visión más optimista para el futuro de Internet. La Declaración no sólo habla de este futuro, sino que proporciona con especificidad los principios que serán necesarios para lograrlo.
En segundo lugar, si bien la Declaración abarca una variedad importante de valores críticos e incluso atemporales, creo que es correcto que comience con un enfoque en los derechos humanos. La nueva Declaración basa de manera correcta este enfoque en una referencia explícita a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada cuando las naciones del mundo se unieron en 1948. Esa Declaración fue forjada por una generación que no solo había sido testigo, sino que ganó la guerra más global y terrible en historia humana. La Segunda Guerra Mundial había cobrado la vida de más de 70 millones de personas, más de 50 millones de las cuales eran civiles. La generación que ganó la guerra se unió con razón un año después para firmar la Cuarta Convención de Ginebra y adoptar uno de los avances más importantes del siglo XX, la proposición de que los gobiernos deben proteger a los civiles incluso en tiempos de guerra.
Casi 75 años después, nuestra generación se enfrenta a una nueva prueba. La guerra en Ucrania se libra no solo en tierra, aire y mar, sino también, de manera literal, en Internet. Como informamos con anterioridad, el ejército ruso libra la primera «guerra híbrida» del mundo al combinar armas cibernéticas y cinéticas y, de manera trágica, ataca, destruye y mata a civiles ucranianos. Todo esto se suma a una batalla de desinformación que se libra en Internet a escala global. La nueva Declaración de hoy señala no solo los problemas tecnológicos urgentes que debemos abordar para lidiar con la guerra en Ucrania, sino también las muchas y variadas necesidades humanas que requieren que nuestra generación dé un paso adelante y actúe de manera colectiva para proteger los derechos humanos en Internet.
Por último, la Declaración hace un llamado acertado para la protección y el fortalecimiento de un sistema de gobernanza de Internet de múltiples partes interesadas. Esto refleja una de las grandes diferencias entre los mundos de los siglos XX y XXI. A medida que la tecnología ha evolucionado, el liderazgo gubernamental es tan importante como siempre. Pero los gobiernos no pueden administrar Internet ni resolver los mayores problemas del mundo por sí solos. Necesitamos iniciativas de Internet nuevas e innovadoras que reúnan a los gobiernos con las ONG, los investigadores académicos, las empresas tecnológicas y muchos otros de toda la comunidad empresarial.
Esta década requerirá que el sector tecnológico madure y se adapte a la regulación. Necesitaremos gobiernos que puedan trabajar juntos de manera más cohesiva y efectiva a través de las fronteras. La Declaración para el futuro de Internet debería ayudarnos a inspirarnos a todos a ayudar a construir un futuro más brillante que beneficiará a las generaciones que vendrán después de que nos hayamos ido.
Cualquier día que reúna a tantos países para abrazar principios de tan vital importancia es un buen día.