

Del escepticismo al éxito: Cómo la IA ayuda a los maestros a transformar la enseñanza en Perú
Marco Antonio Pedraza, un maestro de sexto grado de primaria que migró de joven de provincias a Lima capital, solía comprar de su propio bolsillo materiales de enseñanza especializados para los tres niños neurodivergentes de su clase. Apenas tenía una vaga idea de lo que era la inteligencia artificial y era escéptico sobre su potencial.
Entonces Pedraza empezó a usar Microsoft 365 Copilot Chat, el asistente de IA para tareas del trabajo. Un grupo de expertos en AI lo entrenó de manera reciente para redactar prompts efectivos y así generar con rapidez, actividades personalizadas para los tres estudiantes al compartir con el asistente rasgos de cada uno. Quedó asombrado con el resultado.
“Se me abrieron los ojos”, dice Pedraza, un experimentado maestro de escuela pública. “Un maestro ahora, en estos tiempos, necesita de la tecnología para poder ayudar a los chicos”.
Para Pedraza, la nueva herramienta le permite ahorrarse un tiempo valioso y facilita una educación más personalizada. A medida que amplía de manera gradual su uso, espera que Copilot mejore la experiencia educativa de todos sus alumnos, y a la vez le abre nuevos horizontes que podrían ayudarle a escalar en el sistema educativo de Perú.
Pedraza es uno de casi 500 maestros de primaria que participan en un pionero programa piloto lanzado por la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DRELM) en asociación con el Banco Mundial, y que abarca unas 200 escuelas públicas. Todos los maestros enseñan quinto y sexto grado. La mayoría de las escuelas atienden a niños de familias de bajos recursos y algunas están ubicadas en las áreas más pobres de la ciudad.
Las autoridades educativas esperan que la inteligencia artificial pueda elevar los estándares educativos y mejorar las capacidades de los maestros de una forma económica y escalable con facilidad, dice Marcos Tupayachi, el director de la DRELM. Lima es una de las ciudades más pobladas de Sudamérica, con 10.5 millones de habitantes, en torno al 30% de la población del Perú.
“Nos va a ayudar mucho en el tránsito de un enfoque tradicional a un enfoque mucho más moderno, centrado en los estudiantes,” señala Tupayachi.
Copilot Chat funciona con los modelos de IA más recientes, y utiliza datos de la web y archivos subidos por los usuarios para generar contenido. Tras una breve capacitación co-diseñada con un grupo de maestros de primaria, los profesores participantes empezaron a usarlo al inicio del año escolar a principios de marzo, a través de cuentas proporcionadas por la autoridad educativa. Los chats están protegidos y no se exponen al público ni se usan para entrenar los modelos.
Si los resultados son tan positivos como los organizadores esperan, mediante la demostración de una mejora en el aprendizaje y en la interacción entre maestros y estudiantes, Tupayachi cree que el programa podría ampliarse a todas las escuelas primarias de Lima a partir del próximo año.

Un aliado en el aula
El Banco Mundial ofrece asistencia técnica a Perú para desplegar el programa, como parte de una estrategia más amplia del organismo que busca impulsar la educación y la inclusión social en países en desarrollo.
Con la IA, los maestros pueden crear lecciones de manera rápida y eficiente, currículos anuales y materiales educativos, y también les ayuda en la gestión de calificaciones y otras tareas administrativas, explica Ezequiel Molina, economista senior del Banco Mundial cuyo equipo da apoyo técnico a Perú para implementar el programa.
Esta ayuda es en especial importante en un país en desarrollo donde las escuelas públicas suelen tener poco personal y los educadores tienen unos salarios bajos y una formación limitada, con un acceso restringido a tecnología avanzada, señala Molina.
“Pensamos que la IA se podía ver como un aliado que los podía ayudar a ellos a resolver sus problemas y a pensar mejor las clases y hacerlo más rápido, y usar ese tiempo a pensar cómo mejorar la experiencia educativa de los estudiantes,” dice.
Muchos maestros peruanos tienen varios trabajos para llegar a fin de mes, señala Molina, por lo que la IA puede también ayudar a encontrar un equilibrio entre trabajo y vida personal. Dado que el acceso a internet no está disponible en todas las escuelas, muchos maestros del programa usan Copilot en sus propias computadoras en casa, o en sus teléfonos.
Cuando probaron el asistente de IA por primera vez, muchos maestros no podían creerlo.
Marcela Vásquez enseña en una escuela primaria de un barrio popular, con una alta densidad de población, de Lima. La IA le asustaba tanto que ni siquiera se atrevía a preguntar qué era. Pensaba que la IA estaba ahí para reemplazarla.
Sus temores se esfumaron cuando escribió su primer prompt durante la sesión de capacitación. Interactuó con Copilot para elaborar un breve cuento sobre el comienzo del curso escolar y la llegada de nuevos alumnos a su aula de 30 estudiantes.
“Lo hizo fenomenal, y yo admiradísima, con la boca abierta,” dice Vásquez. La maestra narró el cuento a los alumnos y luego los involucró en una discusión sobre la importancia del trabajo en equipo y la inclusión. Ahora Vásquez ve a la IA como un colaborador.
En otro experimento reciente para su clase de matemáticas, Vásquez le pidió a Copilot que creara un croquis que ilustrara los conceptos básicos de ubicaciones y direcciones. El plan organizó a los estudiantes en pequeños grupos y los guio a través de varias áreas de la escuela, como la biblioteca y el patio.
La maestra dice que la actividad fue tan divertida e instructiva que los niños estaban encantados. “¡Qué chévere esta clase!” gritaron al unísono, recuerda. Los chicos estaban involucrados por completo en una nueva experiencia. “Me da nuevas ideas, y es más creativo y se vuelve una clase más animada,” comenta.
Pedraza, por otro lado, cuenta que Copilot de manera reciente le creó una lección muy detallada para explicar los diferentes tipos de polígonos y sus características, diseñada en específico para los tres estudiantes con dificultades cognitivas.
Lo que solía tomarle 15 días ahora estaba listo para ser utilizado en tres segundos. “Era como si lo hubiera elaborado un especialista,” dice.
Tupayachi, de la DRELM, confía en que los maestros peruanos adoptarán rápido la IA. Los maestros del programa, dijo, “están como el niño al que le has entregado un juguete nuevo.”
Cerrar brechas educativas
Perú enfrenta desafíos educativos significativos. Aunque Lima está en una situación mucho mejor, 7 de cada 10 escuelas públicas en todo el país carecen de al menos un servicio esencial como agua potable, electricidad o sistema de alcantarillado. Alrededor del 65% de las escuelas primarias de Perú no tienen acceso a Internet, según el Censo Educativo de 2023.
El Banco Mundial reconoce los desafíos causados por las carencias de Internet y prevé evaluar de qué manera la IA puede funcionar bajo condiciones de no conectividad, según Molina. El actual programa busca encontrar soluciones eficaces para todos los colegios más allá de su infraestructura. Por ahora, los maestros aprenden a usar la IA y a hacer gran parte de la planificación pedagógica en casa.
Los educadores también enfrentan muchos obstáculos. Un maestro recién contratado en una escuela primaria puede ganar $850 al mes, según datos del gobierno. Las aulas primarias tienen en promedio casi 30 estudiantes, comparado con entre 17 y 22 en los Estados Unidos, según el Centro Nacional de Estadísticas Educativas de ese país.
En este contexto, la IA puede desempeñar un papel fundamental para cerrar las brechas educativas, señala Molina.
“Lo que uno esperaría es que la calidad de la interacción entre alumno y profesor mejore, que por ende la calidad de la enseñanza comience a mejorar y por ende el aprendizaje,” comenta. El economista espera tener una primera evaluación de impacto a finales de año.
La alianza entre las autoridades educativas de Lima y el Banco Mundial se anunció de manera oficial en diciembre. Una docena de maestros de primaria de Lima, elegidos a través de un concurso, crearon junto con los organizadores el contenido de las sesiones de capacitación de marzo y cómo se implementaría el programa, de acuerdo con las necesidades específicas de los docentes. Un grupo diferente de profesores universitarios familiarizados con la tecnología llevó a cabo la capacitación.
Entre ellos estaba Norma Rodriguez, experta en tecnologías y profesora de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. No fue un inicio fácil: algunos maestros creían que la IA era un robot; otros tuvieron dificultades al configurar sus cuentas de Copilot Chat, recuerda Rodriguez.
Una vez que los maestros aprendieron los conceptos básicos de la IA, los capacitadores les enseñaron a crear prompts efectivos, claros y específicos—asignar un rol, en qué consiste la tarea y cómo debe ejecutarse—y a proporcionar el contexto necesario. También aprendieron a cargar información, como plantillas educativas de dominio público para generar lecciones, que el asistente podía luego aprovechar.
Los capacitadores animaron a los maestros a pensar en la creación de prompts como si fueran recetas, con tres reglas de oro para asegurar el uso responsable de la IA: ver la IA como un asistente y no como un reemplazo, siempre verificar y mejorar el contenido generado, y proteger de manera estricta la privacidad de los estudiantes.
A medida que aprendían, dice Rodriguez, los maestros se sentían cada vez más emocionados, incluso orgullosos de sí mismos: “Experimentaban que todavía eran maestros, solo que reinventados y con oportunidades de hacer otras cosas que antes no podían hacer o no sabían cómo hacerlo.”
Vásquez lo expresa de esta manera: “Me siento mejor maestra que antes.”
Imagen principal: Marcela Vásquez, quien enseña en un barrio obrero de Lima, en un principio tenía miedo de la IA. Ahora la ve como una aliada. Foto de Julio Reaño.