- «Esta es una historia de éxito para un área agrícola específica, pero hay miles de casos de uso en los que podemos ayudar a hacer la vida de todos más fácil con este tipo de soluciones«, Robert Kaup, director general de TietoEVRY Austria
Rudi Hofmann pasó años trabajando en el negocio del vino al por mayor antes de decidir perseguir su sueño de ser el propietario de un viñedo y una bodega. Hace unos 20 años, empezó a dedicarse a la vitivinicultura en 37 hectáreas situadas en las escarpadas terrazas de la orilla oriental del río Traisen, en el este de Austria. La uva blanca Grüner Veltliner, que destaca por su sabor afrutado y pleno, es la más famosa de la zona.
Y si bien beber vino puede ser relajante, desde luego, la vitivinicultura no lo es. Implica largas horas de duro trabajo físico, una vigilancia constante del clima y luchar contra problemas como plagas, moho y hongos. En los últimos años, debido al cambio climático, ha surgido una nueva amenaza: las heladas tardías.
«Las heladas en sí mismas siempre han sido un problema –señala Hofmann–. Si los cultivos están en sus primeras etapas y hay heladas, solo pierdes algunos brotes de las flores de la vid; pero no toda la cosecha. En cambio, si las heladas se producen en primavera y las uvas están en floración, podrías perderlo todo«
Un proyecto tecnológico basado en Azure
En 2017, los daños causados por las heladas tardías costaron a los viñedos y huertos frutales austriacos unos 70 millones de euros. Para buscar ayuda en la tecnología, la Asociación Europea de Innovación para la Productividad y la Sostenibilidad Agrícolas (EIP-AGRI) –cuya misión es contribuir a la estrategia de crecimiento sostenible de la Unión Europea– y el Ministerio Federal de Agricultura, Regiones y Turismo de Austria formaron un grupo de trabajo llamado ARGE FrostStrat. Entre sus miembros, se encuentran organizaciones gubernamentales, educativas y de investigación, así como vitivinicultores, entre ellos, Hofmann.
Como resultado, se desplegó un proyecto piloto basado en la colocación de sensores en zonas de riesgo de viñedos y huertos para registrar información relativa a la temperatura, humedad y topografía. Los datos recopilados se envían a la nube de Microsoft, y el machine learning de Azure y Power BI proporcionan a los productores pronósticos detallados a 48 horas sobre el momento exacto en el que las heladas de final de temporada podrían llegar a sus tierras. Esto les permite tener cierto margen para empezar a proteger sus uvas y huertos.
Es un aviso previo muy relevante, ya que se necesita tiempo, esfuerzo y dinero para poner en marcha esa protección. Las formas de acometerla son varias y abarcan desde el uso de helicópteros para sobrevolar los campos, con las aspas empujando el aire caliente hacia el suelo para subir la temperatura, hasta la instalación de lo que se conoce como «velas de escarcha», esto es, grandes velas de parafina situadas alrededor de los cultivos que también elevan la temperatura. Eso sí, no todos los productores o cultivadores pueden permitirse financiar estos procedimientos.
«Uno de los objetivos del proyecto no es solo medir los datos y proporcionárselos a los cultivadores, sino también comparar las distintas medidas adoptadas, como las velas, helicópteros o sistemas de aspersión: ¿cuánto cuestan y cuál da el mejor resultado?«, comenta Johannes Strassmayr, consultor senior de TietoEVRY, empresa global de servicios digitales y software y autora del sistema de alerta temprana.
El sistema de alertas aumenta la eficiencia
A Hofmann también le interesa conocer esa información. Su bodega produce unas 100.000 botellas al año, «lo que en Austria se considera una bodega de tamaño medio -‑apunta Rudi Hofmann-,‑ pero, a escala mundial, es una bodega muy pequeña«. Aun así, conlleva gastos de gran envergadura. Utilizar las velas de parafina cuesta unos 1.000 euros la hora por hectárea, por lo que, «si sabes de antemano que puedes retrasar su uso una hora, por ejemplo, es un ahorro importante«, asegura Hofmann.
Según este productor, las heladas tardías solían producirse cada 10 años, aproximadamente. No obstante, en su zona se han dado los últimos siete años seguidos. Christian Hofmann, hermano de Rudi, afirma que, históricamente, cuando los viticultores se enfrentaban a las heladas, cogían sus camiones en mitad de la noche y «conducían como locos por sus viñedos para medir manualmente las temperaturas y decidir cuándo y dónde activar la calefacción«. Sin embargo, para Christian Hofmann, quien también es miembro del grupo ARGE FrostStrat, no es la forma más eficiente de hacer las cosas.
«Uno de los agricultores recuerda que recorría 1.000 kilómetros a la semana en una zona pequeña, conduciendo toda la noche, para registrar la temperatura en diferentes puntos y descubrir qué zonas tenían indicadores tempranos de heladas«, detalla Christian Hofmann. «Para eso puede servir esta tecnología de teledetección. Me dije: ‘¿qué pasaría si pudieras vigilar tus viñedos desde tu smartphone, sentado en casa, y, yendo todo bien, siguieras durmiendo o tomando una buena copa de vino con tus amigos?’. Este es el tipo de historia que está detrás de la génesis del proyecto«, continúa Christian. En este sentido, Johannes Strassmayr aclara que el sistema no solo proporciona datos en tiempo real y previsiones para todas las ubicaciones de los sensores, sino que, además, envía alertas de texto o correo electrónico a los smartphones de los productores y agricultores.
El cambio climático es un problema global
El calentamiento global afecta en Austria tanto a la vitivinicultura como a los huertos de albaricoques, manzanas y melocotones. Con los primeros brotes apareciendo a principios de la temporada, los cultivos se vuelven más vulnerables a los efectos de las heladas tardías. Con todo, el problema no es exclusivo de Austria, que se encuentra entre los 10 principales productores de vino europeos. Este año, en Francia –el productor número 1 de Europa y uno de los principales del mundo–, la producción vitivinícola del país se redujo a un mínimo histórico del 29% a consecuencia de las heladas de final de temporada, según hizo público en septiembre el Servicio Estadístico del Ministerio de Agricultura francés.
Por su parte, la iniciativa World Weather Attribution revela que el cambio climático provocado por el ser humano aumentó en un 60% la probabilidad de que se produjeran las dañinas heladas en Francia. Asimismo, la publicación oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS), anunció que, si las temperaturas aumentan como se espera en 2 grados centígrados, las regiones del mundo aptas para el cultivo de uvas de vino podrían reducirse hasta en un 56%.
«En cierto modo, el vino es para los impactos del cambio climático en la agricultura como el canario en la mina de carbón [para la detección de gases tóxicos], porque estas uvas son muy sensibles al clima«, reflexionaba uno de los autores del estudio PNAS 2020.
La solución cloud se puede trasladar a otros sectores
TietoEVRY, con sede en Finlandia, puso en marcha el sistema de seguimiento en septiembre de 2019. El proyecto piloto finalizará en septiembre de 2022, momento en el que se evaluarán todos los datos.
«Configuramos una colección de servicios cloud en Azure que actúa como una plataforma aceleradora y que se puede adaptar fácilmente a nuevos casos de uso de los clientes, incluso más allá de la agricultura«, explica Strassmayr. «No importa si los sensores están en algún lugar al aire libre, en un entorno de construcción o en una fábrica. El procesamiento es básicamente el mismo, aunque la escala difiere, por supuesto. Por ahora, en Austria tenemos 300 sensores en el campo, pero en un centro de fabricación puede haber miles repartidos por todo el mundo«, agrega el consultor.
TietoEVRY Austria creó un sistema similar para dos grandes empresas austriacas que suministran materiales a la industria de la construcción y que, en conjunto, tienen más de 200 centros y más de 3.200 líneas de producción. El sistema les está ayudando a aumentar la eficiencia general mediante la medición de los datos de producción.
El proyecto ARGE FrostStrat «es un caso de uso para un área agrícola específica, pero hay miles de casos de uso en los que podemos ayudar a hacer más fácil la vida de todos con este tipo de soluciones […] Los comentarios de los agricultores participantes nos muestran lo valioso que es un sistema digital de alerta temprana, las mediciones inteligentes y las previsiones a pequeña escala«, indica Robert Kaup, director general de TietoEVRY Austria.
Igualmente, Jutta Grabenhofer, responsable de Sostenibilidad de Microsoft Austria, que colabora con TietoEVRY en el proyecto piloto, apunta: «La transformación digital está evolucionando rápidamente incluso en sectores tan conservadores como la agricultura. Aunque existe la percepción de que solo los productores a gran escala pueden aprovechar la tecnología digital, este caso demuestra que las empresas más pequeñas también son capaces de beneficiarse del IoT y la analítica de datos para aumentar la eficiencia«.
El futuro sostenible de la vitivinicultura
En opinión de Christian Hofmann, los programas de monitorización como el ARGE FrostStrat también pueden ayudar a definir el futuro de la utilización de la tierra agrícola, un recurso finito.
«Hay que tomar decisiones a largo plazo sobre cosas como el uso de la tierra en bruto, que históricamente se basaban en la intuición, en corazonadas o porque ‘siempre ha sido así’. Eso nos ha llevado a un consumo excesivo de riego, calefacción e infraestructuras, etc. porque no hacemos uso de los hechos. Y el cambio climático es tan desenfrenado que la mayor parte de la ‘vieja sabiduría’ ya no es relevante. Los datos que recogemos aquí ayudan a eliminar las emociones de las decisiones. Es una segunda perspectiva que no debe subestimarse«, analiza Christian Hofmann.
Su hermano Rudi está de acuerdo con ello. Como vitivinicultor ecológico, quiere seguir cumpliendo su sueño con la Bodega Hofmann, pero desea hacerlo de manera más inteligente y sostenible. «Lo que veo para el futuro es que sabremos mucho más sobre los datos de nuestros viñedos y tendremos la posibilidad de producir cultivos más sostenibles que los actuales, que los del siglo pasado. Tenemos que plantar el fruto adecuado en el lugar adecuado, y luego hay que controlarlo y tomar medidas en el momento idóneo con el mínimo impacto para el medioambiente«, sentencia Rudi.