El parque está listo para abrir sus puertas, pero algo sale mal, muy mal. No se preocupen, esta columna no tiene spoilers sobre Jurassic World, la nueva película de Steven Spielberg sobre el parque de diversiones más increíble de la historia. Pero sí les hablaré de Jurassic Park, la primera entrega de esta historia que acerca a los dinosaurios a nuestra época.
Si hacen un poco de memoria, recordarán que el parque se apoyaba en TI (Tecnologías de la Información) para todo: funcionamiento, sistemas de iluminación, seguridad, manejo de vehículos, información sensible, todo estaba almacenado en computadoras y era manejado en sitio.
Y me puse a pensar en qué pasaría si la plataforma de TI del Parque Jurásico estuviera basada en la nube. La que el dueño, John Hammond visionario millonario, eligiera: pública, privada o híbrida. Si me preguntan, yo me hubiera inclinado por una nube híbrida que permitiera tener algunos elementos en el Parque, en servidores en la Isla Nublar en Costa Rica (que es una isla ficticia, por cierto) y la demás información sensible en centros de datos en otro país.
El robo de información es lo que detona toda la trama de la película: El mal funcionamiento de los vehículos, la fuga de los dinosaurios, las fallas en los sistemas de seguridad. Y al tratar de restablecer los sistemas se dan cuenta de una cuestión importante: solamente el Jefe de Programación del Parque es el que conoce las contraseñas y no es posible acudir a él porque se robó información genética para venderla y no conocen su paradero.
Si el Parque hubiera contado con una plataforma segura y confiable de TI, tal vez no hubiera sucedido nada de esto. Me explico. La información genética de los dinosaurios podría haber estado almacenada en un centro de datos fuera de la Isla, con accesos controlados por privilegios para evitar robo o pérdida por algún desastre natural o piratería informática (o algún empleado ambicioso); los controles de seguridad con las contraseñas y planos del parque podrían haber estado almacenados en el Parque, con accesos controlados por un equipo de trabajo y no por una persona; así podría explicar uno por uno todos los problemas informáticos que el Parque presentaba, pero esta columna se convertiría en un libro y no es mi intención hacerlo todavía.
Una vez que pudieron restablecer el sistema (el clásico apague y vuelva a prender), una niña de entre 12 y 14 años, nieta del dueño del Parque, es la encargada de descifrar el “complicado” sistema informático y consigue activar los sistemas de seguridad. Por lo que se alcanza a ver se trata de un sistema de código abierto, armado a la medida. Imaginen que los dispositivos hubieran tenido un sistema de seguridad como Windows Hello, que estará incluido en Windows 10. A través de reconocimiento de iris, de huella y de voz, hubieran podido acceder al sistema y restablecer la seguridad y el funcionamiento del Parque, y no hubiera sido necesario confiar en una pequeña geek y sus habilidades para “hackear” sistemas computacionales.
La seguridad en TI es esencial para las empresas, no importa su tamaño ni su industria y contar con una plataforma segura, confiable y escalable les permite enfocar su energía y tiempo en otras cuestiones más importantes y no preocuparse por robos o pérdida de información, dificultad de accesos, fallas y otras cuestiones que pueden retrasar su progreso o como en este caso, no permitir que el Parque funcionara de manera correcta.
Aunque pensándolo bien, sin todas esas fallas la película no hubiera existido… ¿O sí?
