Por: Brad Smith, presidente.
Hace un año, lanzamos el mayor compromiso en la historia de Microsoft para enfocarnos en la crisis climática. Como Satya Nadella, Amy Hood y yo anunciamos en enero pasado, Microsoft se comprometió a convertirse en una empresa con emisiones negativas de carbono para 2030, lo que significa que para esa fecha, eliminaremos del medio ambiente más carbono del que emitimos. Para 2050, nos comprometimos a eliminar del medio ambiente todo el carbono que Microsoft ha emitido de manera directa o mediante el uso de electricidad desde que se fundó la empresa en 1975.
A medida que nos acercamos al primer aniversario de este compromiso, al que nombramos como nuestro “viaje a la luna”, quiero compartir el progreso inicial que hemos conseguido y algunas lecciones aprendidas. También, queremos anunciar algunos hitos clave:
- Pronosticamos que en nuestro primer año, redujimos las emisiones de carbono en Microsoft en un 6 por ciento, o alrededor de 730 mil toneladas métricas.
- Hemos comprado la eliminación de 1.3 millones de toneladas métricas de carbono de 26 proyectos en todo el mundo.
- Nos comprometemos con la transparencia al someter los datos de nuestro reporte anual de sustentabilidad a la revisión de terceros, por parte de la firma contable Deloitte, y con la responsabilidad al incluir el progreso en las metas de sustentabilidad como un factor para determinar el salario de ejecutivos, a partir de nuestro próximo año fiscal.
También publicamos nuestro reporte de sustentabilidad más completo a la fecha, y pueden acceder a él aquí. El reporte revisa no sólo nuestro compromiso de tener emisiones negativas de carbono, sino también de convertirnos en positivos en uso de agua, cero residuos, y crear una “computadora planetaria” para reunir datos que ayuden a mejorar la biodiversidad del mundo. En este texto, quiero abordar nuestros pasos más significativos desde el pasado mes de enero, y tal vez lo más importante, compartir algunas reflexiones sobre las lecciones que aprendemos conforme avanzamos.
Reducir nuestras emisiones de carbono
Primero, aunque de manera natural hemos pasado gran parte del primer año en la construcción de las bases para la próxima década, también hemos comenzado a lograr un progreso real y medible en la reducción de las emisiones de carbono de Microsoft. Durante nuestro primer año, redujimos nuestras emisiones en un 6%, de 11.6 millones de toneladas métricas a 10.9 toneladas métricas.[1] Para 2030, nuestra meta es reducir nuestras emisiones a más de la mitad. Esto significa que si mantenemos y luego mejoramos estas reducciones por 10 años consecutivos, alcanzaremos y, con suerte, superaremos esta meta.
Una pequeña parte de la reducción del año pasado se debió al tipo de disminución de actividades que experimentó el mundo debido a COVID-19. Es evidente que ese aspecto es insostenible, lo que hace a otras y más significativas fuentes de progreso algo más importante. En la parte superior de esta lista se encuentra la necesidad de acelerar el cambio de combustibles fósiles a energía renovable en nuestras instalaciones y la reducción de emisiones por parte de nuestros proveedores.
A medida que hacemos un balance, dos cambios subyacentes han resultado críticos para hacernos avanzar más rápido y más lejos. El primero es la expansión de nuestro impuesto interno de carbono a “emisiones de alcance 3”, es decir, las emisiones de carbono por parte de nuestros proveedores y del uso de nuestros productos por parte de los clientes. Durante años, hemos aplicado un impuesto interno de carbono para nuestras emisiones de alcance 1 y 2. Esto significaba que cada parte de Microsoft pagaba de manera interna (a una tasa de $15 dólares por tonelada métrica) por el carbono emitido por sus emisiones directas, como viajes y electricidad. Al inicio de nuestro nuevo año fiscal, el pasado 1 de julio de 2020, Amy Hood amplió nuestro impuesto interno de carbono para incluir las emisiones de alcance 3, y comenzó con una tasa más baja de $5 dólares por tonelada, que aumentará cada año.
Esto ya ha comenzado a incentivar a los equipos de la empresa a enfocarse en sus proveedores y en las emisiones de carbono de sus productos. Mi ejemplo favorito viene de nuestro equipo de Dispositivos, que construyó un Sistema de Gestión con Microsoft Power BI, para dar seguimiento al rendimiento y habilitar mejoras continuas a la cadena de suministro. Del mismo modo, nuestro equipo de Xbox desarrolló una nueva función que reduce la potencia de 15 W a menos de 2W, cuando el dispositivo se encuentre en “modo de espera”.
Estas mejoras apuntan a la importancia a largo plazo del cambio que hicimos el año pasado a nuestro Código de Conducta para Proveedores, al exigir una divulgación sobre las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto ha incrementado la transparencia y nos ayuda a asociarnos de manera más efectiva con nuestros proveedores para reducir sus emisiones. Ahora, hacemos de estos datos una parte explícita de nuestros procesos de adquisición, incluidas nuestras decisiones de compra.
Como lo compartimos en nuestro Reporte de Sustentabilidad Ambiental, una cosa que continuamos aprendiendo de este aspecto de nuestro trabajo es que debemos elevar el nivel de los estándares. Como dijimos el pasado mes de enero, necesitamos ser realistas con las matemáticas del carbono. Los métodos actuales, utilizados para la contabilidad del carbono, son ambiguos y demasiado discrecionales. Necesitamos protocolos claros para garantizar que el progreso reportado en una declaración contable sea el reflejo de un progreso en el mundo real.
Otro punto de progreso, aunque no llamativo, también es indispensable. Mientras trabajamos para descarbonizar nuestra cadena de suministro, el papel de los contratos es clave. Los contratos con proveedores hoy no incluyen un precio sobre el carbono, y deben hacerlo. La compra pasiva no es suficiente.
Nuestra experiencia este año nos ha dado una mayor convicción de que la base para casi todo el progreso es la combinación de estándares precisos, incentivos económicos reales, y mediciones efectivas basadas en tecnología. Creemos que es una poderosa mezcla que puede acelerar el progreso en todo el mundo.
Eliminar el carbono del medio ambiente
Nuestra acción más importante el año pasado ha sido nuestra labor para eliminar el carbono del medio ambiente. Hoy anunciamos que hemos comprado la eliminación de 1.3 millones de toneladas métricas de 15 proveedores en 26 proyectos en todo el mundo.
Este es un gran salto y un paso modesto. Por un lado, creemos que esta es la mayor compra anual de carbono que haya realizado una empresa. Crea un nuevo y dinámico mercado económico que el mundo necesita. Pero en comparación con lo que necesitamos conseguir para 2030, es solo el primer paso. Si usamos una analogía, lo pienso de esta manera: si nuestra meta es llegar a la luna para finales de esta década, esto es el equivalente de enviar a un astronauta a orbitar la Tierra. Nos pone en el camino correcto, pero tenemos una larga jornada por delante.
Estas adquisiciones provienen de una Solicitud de Propuestas (RFP, por sus siglas en inglés) que publicamos en julio de 2020, con la meta de eliminar 1 millón de toneladas métricas de carbono. La respuesta fue increíble. Recibimos propuestas de 189 proyectos de 79 solicitantes en más de 40 países, incluidas propuestas para 55 millones de toneladas métricas de eliminación de carbono este año.
En asociación con nuestros expertos técnicos y científicos externos, Carbon Direct y Winrock International, revisamos todas esas ofertas. Intentamos ser claros respecto a la durabilidad y riesgo de cada propuesta de eliminación. En otras palabras, ¿Por cuánto tiempo se eliminaría el carbono? ¿Cuánto de la eliminación habría ocurrido sin el proyecto? ¿Y cuáles eran los riesgos de fugas al trasladar las emisiones a otra área?
Este proceso nos ayudó a crear una cartera de eliminación de carbono que satisface nuestras necesidades actuales y apuesta por tecnologías futuras. Lo que es más importante, esto nos ha ayudado a evaluar una variedad de fortalezas y debilidades que se beneficiarán del aprendizaje continuo y compartido en todo el mundo.
Primero, las fortalezas. Esto comienza con algunos principios clave que nos funcionaron el año pasado. Esto incluye un compromiso de combinar la reducción de carbono con la eliminación de carbono, para que el segundo no se convierta en una excusa para evitar el primero. Para eso hemos trabajado al reducir nuestras propias emisiones y embarcarnos en la eliminación de carbono.
Además, es imperativo que dejemos de pagar por evitar el carbono y enfocarnos en pagar por su eliminación. ¿Cuál es la diferencia? Piénsenlo de esta manera. Evitar el carbono puede implicar pagar a alguien para que no emita carbono en su nombre, mientras que la eliminación del carbono involucra pagarle a alguien para que elimine el carbono en su nombre. Por supuesto, la crisis del carbono a veces requiere que evitemos dar nuevos pasos que emitirían carbono adicional. Pero pagarle a alguien para que no emita carbono es, de manera literal, pagarle a alguien para que no haga nada. Y sabemos que no resolveremos la crisis climática sin hacer nada. Necesitamos hacer algo, y necesita ser algo grande.
Ahora, las debilidades en nuestros esfuerzos, que también son grandes. Como señalamos en nuestro reporte más extenso, hoy en día no existe un ecosistema real de eliminación de carbono y el mundo debe construir un nuevo mercado en una escala y cronograma sin precedentes, casi desde cero. Esto será bastante difícil y requerirá, de manera simultánea, de integridad, coordinación público-privada, y una gran inversión.
Esperamos que nuestra RFP contribuya a algo que es mucho más grande que nosotros. Nuestro primer sentimiento es que el mundo no solo está listo sino ansioso por crear este nuevo mercado. Es por eso que ponemos a disposición del público las 189 propuestas de eliminación de carbono, excepto la información propietaria. También compartimos nuestros aprendizajes sobre lo que funcionó y lo que no, para que otros puedan acelerar su propia eliminación de carbono. Los invito a leer nuestro informe técnico sobre eliminación de carbono para conocer más.
También hay una segunda gran debilidad en nuestro trabajo inicial. Como reflejo del estado del mercado actual y nuestra necesidad inmediata de eliminación de carbono, casi todas las soluciones de eliminación de carbono que compramos son a corto plazo y se basan en la naturaleza. El pequeño resto, viene de apuestas combinadas a mediano plazo o de grandes apuestas en soluciones tecnológicas a largo plazo.
Si vemos esto a través de nuestra analogía del viaje a la luna, este no es el cohete que nos llevará allá. El mundo necesita inventar soluciones basadas en tecnología que sean más sólidas que las que están disponibles hoy. Es por eso que el año pasado establecimos nuestro Climate Innovation Fund, de mil millones de dólares, que ahora invierte en nuevas tecnologías como captura directa de aire. Y es por eso que el mundo necesitará de muchas más inversiones de los sectores público, privado y filantrópico. Nos alienta la ampliación de las inversiones en este espacio y el liderazgo público de la Unión Europea, los Estados Unidos, y otros gobiernos. Habrá mucho más en el futuro.
Avanzar en transparencia y responsabilidad
Con razón, otro tema que ha comenzado a crecer en todo el mundo es la necesidad de que las instituciones establezcan la transparencia y la responsabilidad que mantendrán a prueba a todos. El integral Acuerdo Verde de la Unión Europea es un buen ejemplo de esta tendencia. Y ahora, damos dos pasos para ayudar a mover a Microsoft en esa dirección.
Primero, para ser transparentes, publicamos nuestros datos de carbono, agua, desechos y ecosistemas en nuestro reporte de sustentabilidad, que fue revisado por un tercero independiente. Hoy, también nos comprometemos a que nuestros reportes futuros sean revisados por Deloitte.
Segundo, anunciamos que el progreso en las metas de sustentabilidad será incluido como un factor en la determinación del salario de ejecutivos a partir de nuestro próximo año fiscal en julio de 2021. Esto se sumará a la práctica que hemos tenido desde 2016 de vincular una parte de la compensación de los ejecutivos a las medidas ambientales, sociales y de gobernanza, comenzando con las ganancias de representación de la diversidad. Entre ahora y julio, el Comité de Compensación de la Junta Directiva de Microsoft evaluará, revisará y aprobará estos cambios. Esto aplicará a la compensación de los miembros del Equipo de Liderazgo de la compañía, incluido el CEO, Satya Nadella.
Mirar hacia el futuro
Mientras miramos hacia adelante, nos sorprende tanto la naturaleza abrumadora del desafío, como las crecientes perspectivas de progreso. En 2020, muchas empresas en todo el mundo lanzaron nuevas iniciativas de sustentabilidad. Hemos visto un progreso significativo en los compromisos de cero neto, incluidos Starbucks, Maersk, Cemex, Unilever, Amazon, Apple, Google, y Stripe.
Cada vez más, inversores y accionistas piden, o incluso exigen, este tipo de cambios. Como dijo el CEO de BlackRock, Larry Fink, hace unos días, “Sabemos que el riesgo climático es un riesgo de inversión. Pero también creemos que la transición climática es una oportunidad histórica de inversión”. En resumen, el mundo, cada vez más, pone todo el peso del capitalismo detrás de las inversiones del sector privado para abordar la crisis climática. Esto hace que sea probable que los anuncios corporativos del año pasado reflejen la ola del futuro, en lugar de sólo una sensación de una sola vez.
La geopolítica del carbono también ha comenzado a mejorar. Como una empresa que nunca abandonó el Acuerdo Climático de París, nos enorgullece que el gobierno de Estados Unidos esté de vuelta en él. Existe una perspectiva real de una asociación transatlántica sólida y renovada entre la Unión Europea y Estados Unidos. Tanto en Bruselas como en Washington, D.C., hay un enfoque cada vez mayor no solo en la reducción de emisiones de carbono, sino en abordar la equidad ambiental y la necesidad de una transición hacia un futuro con cero emisiones de carbono, un principio que hemos comenzado a incorporar en nuestro propio trabajo también.
Está claro que una cooperación transatlántica más cercana es sólo el comienzo. No hay tema que requiera una colaboración multilateral más consistente y amplia que la sustentabilidad. E incluso en un mundo que está tan dividido, ahora hay esperanza en el horizonte para el tipo de trabajo que traerá a todos los gobiernos a la mesa.
Una última lección de nuestro trabajo el año pasado es que cuando se trata de la crisis del carbono, el conocimiento es el poder supremo. Todos tenemos mucho por aprender. Durante las siguientes tres décadas necesitaremos de avances tecnológicos que estén a la par de los que impulsaron a la humanidad a la Luna hace medio siglo. Esto requerirá de nuevas inversiones y colaboración.
El camino hacia el progreso también requiere de conversación. Gran parte de nuestro aprendizaje ha venido de unir a personas de diferentes disciplinas y lugares. A manera de nota personal, a menudo proviene de nuestro más grande animador y crítico reflexivo: Bill Gates. Estamos emocionados de que Bill haga aún más para expandir la conversación global con la publicación, el próximo mes, de su libro: How to Avoid a Climate Disaster (Cómo evitar un desastre climático). Hemos aprendido de Bill y de las lecciones en el borrador de su manuscrito durante el año pasado.
Como hemos aprendido tan a menudo, un libro no son solo palabras en una página. Es una plataforma para la conversación. Y más que nada, esta es una conversación que el mundo necesita tener.
[1] Debido a las diferencias entre nuestros métodos de contabilidad de carbono del año fiscal y la actualización de este año calendario, las cifras verificadas incluidas en nuestro reporte anual difieren un poco de las estimadas en el texto.