La conectividad ayuda a los productores de cacao colombianos a cosechar beneficios
Hace unos años, cuando el productor de cacao Arnoldo de Jesús Cartagena terminaba el laborioso trabajo de cosecha y preparación de sus cultivos para la venta, empezaba el verdadero trabajo duro. Las plantaciones de cacao de Cartagena se encuentran en la remota región colombiana conocida como La Teca, a horas del municipio portuario de Turbo y de los compradores que podrían estar interesados en comprar su cosecha.
Pero ¿cuánto valía el producto de Cartagena? Debido a que vivía en un área sin conexión a Internet, no tenía idea de si estaba obteniendo o no un precio justo mientras los números en el mercado fluctuaban en tiempo real. ¿Sería mejor vender ahora o esperar a que los precios volvieran a subir? Sin conectividad y con opciones limitadas para acceder a internet, Cartagena funcionaba a oscuras.
«Cuando empezamos vendiendo el cacao no teníamos forma de acceder a los precios», recuerda el productor. «Tendríamos que caminar kilómetros sólo para encontrar… comunicación».
Cartagena no era el único en sentirse frustrado. Muchos productores colombianos de cacao se encuentran en zonas aisladas del país, como el Urabá antioqueño, cubierto de densos bosques y terrenos montañosos. Si bien eso puede ser ideal para cultivar cacao, es un detrimento cuando se trata de mantenerse conectado con el mundo con fines comerciales y educativos.
La falta de conectividad se hizo más pronunciada a medida que Colombia intensificó sus esfuerzos para convertirse en un importante exportador de cacao. Según la Organización Internacional del Cacao (ICCO), en 2020 Colombia ocupaba el puesto 10 en el mundo en cuanto a producción anual de cacao. El país exporta cacao y sus derivados a 70 países, con México, Malasia, Alemania, Estados Unidos y Argentina como los principales destinos de exportación de cacao en grano, lo que representa más del 90 por ciento de la cuota de mercado.
Con un 19 por ciento, Estados Unidos es el principal comprador de subproductos de cacao y artículos de confitería de Colombia, y genera casi 16 millones de dólares. En 2021, Colombia produjo más de 65.000 toneladas métricas de cacao con una superficie sembrada de casi 195.000 hectáreas, más grande que toda la ciudad de Bogotá.
En total, la producción de cacao desde 2014 hasta prácticamente hoy ha aumentado un 36,5 por ciento en el país.
Para garantizar que estos productores tuvieran una oportunidad justa y la capacidad de acceder a recursos externos, Microsoft unió fuerzas con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID, la Fundación Ideas para la Paz y la Compañía Nacional de Chocolates para crear Cacao Conecta, una alianza de desarrollo global destinada a beneficiar a los productores de cacao, las mujeres y los jóvenes.
Algunos de los beneficios para los productores en el programa para ayudar a mejorar el desarrollo del cacao incluyen análisis de suelo, visitas técnicas a productores expertos, y kits de herramientas de procesamiento de cacao. Otro componente importante del programa fue la instalación de puntos de conectividad en localidades estratégicas y la capacitación proporcionada a los productores de cacao para adquirir conocimientos digitales.
«Una oportunidad que se identificó fue cómo promover la importancia y el uso de la tecnología y luego, obviamente, cómo resolver los problemas de conectividad que sabemos que son muy complicados», dice Natalia López, directora de Cacao Conecta. «Por ejemplo, tenemos una comunidad indígena que está a unas tres horas caminando de cualquier señal de teléfono celular».
Para ayudar a abordar el problema, en 2021 Microsoft y su socio ANDITEL instalaron 26 puntos de conectividad a lo largo de regiones rurales de Colombia cerca de los municipios de Turbo, Apartadó y Dabeiba, a través de su Iniciativa Airband, creada para brindar conectividad transformadora a comunidades en situación de desventaja en todo el mundo.
Microsoft utilizó diferentes tecnologías, dependiendo de las dificultades de los puntos elegidos. Algunos fueron conectados con tecnología satelital, mientras que para otros usó una tecnología llamada TV White Spaces. El proyecto invirtió en infraestructura, como torres y electricidad, para montar las radios y antenas necesarios para producir la conectividad.
Desde que el proyecto arrancó hace tres años, el impacto ha creado un antes y un después: ha ayudado a nivelar las condiciones trabajo y ha contribuido a un aumento de las ganancias de los más de 300 productores incluidos en el proyecto, según Cacao Conecta.
«Ahora es muy fácil saber los precios casi instantáneamente», dice Cartagena. «Podemos ver los cambios en los precios y podemos aprovechar eso porque la comunicación es muy rápida. Eso nos genera muchas ganancias, tanto en tiempo como en economía. (La conectividad) es una herramienta que, para nosotros, tiene mucho valor».
La capacidad de acceder a Internet también ha mejorado las oportunidades educativas en estas regiones, y las escuelas ahora pueden ampliar su oferta de aprendizaje a través de aulas virtuales y programas en línea.
«Ha sido muy satisfactorio que haya llegado Cacao Conecta porque ha beneficiado a muchos niños», señala Yuliana Campo Páez, una joven productora de cacao de Manuel Cuello, en la vereda de Turbo, Antioquia. «Los jóvenes ahora tienen la posibilidad de realizar tareas también. No tienen que desplazarse a otros lugares o municipios. Nos sentimos muy agradecidos».
Parte de la misión de Cacao Conecta es abrir las puertas para que más productores tengan éxito en el campo del cacao, especialmente mujeres. Las contribuciones de las productoras al crecimiento de esta industria a menudo se han pasado por alto, señala López . Ahora, con la conectividad, la capacitación y los recursos adicionales de la alianza, estas productoras están teniendo mayor impacto.
«Este componente nace de esa necesidad de equilibrar primero las cargas en las familias, porque sabemos que las mujeres suelen ser las que asumen las tareas y los roles de cuidado dentro del hogar», explica López. «Esa distribución equitativa de las cargas también identifica aquellas habilidades de las mujeres que de repente no han sido reconocidas y que es importante tener en cuenta. El mensaje para hombres y mujeres es, si somos corresponsables en todas las actividades, tanto del hogar como del cultivo, ¿podemos tener rendimientos aún más altos y una mayor productividad también?»
A Luz Adriana Campo Páez, productora de cacao en la región de la Quebrada de Los Indios, la conectividad le permitió recibir una capacitación fundamental para ella y entrenamiento de mantenimiento para mejorar sus cultivos.
«Vimos un curso virtual de manejo y mantenimiento del cacao donde nos enseñaron cómo manejar plagas, enfermedades del cacao y diferentes métodos de poda», dice Campo Páez. «En el curso vimos todo, el proceso completo del cacao, desde que se siembra hasta que se produce y se cosecha y luego se seca y se vende».
«Gracias a este punto de conectividad, hemos visto resultados, porque antes teníamos un cultivo de cacao donde no se hacía la poda y donde no se manejaban las enfermedades. Cuando uno iba a recogerlo, era muy poco (por las plagas). Ahora no vemos esas enfermedades. Es decir, ya hay un cambio, por lo que nos ha ayudado mucho», señala la productora.
Desde el inicio del proyecto en mayo de 2021, los participantes de Cacao Conecta en promedio han visto un aumento en la productividad del 15 por ciento, a un promedio de 518 kilogramos por hectárea desde 450 kilogramos por hectárea, año tras año.
«La conectividad ha sido una ventana al mundo para los productores y están trabajando con un propósito, que es mejorar el bienestar de los suyos y sus familias», dice Luis Daniel Correa Rendón, Coordinador Técnico de Cacao Conecta. «Entonces, al poder acceder a la información y al poder tener esas puertas al mundo, pueden en tiempo real resolver dificultades que tienen en sus cultivos, o incluso hacer una llamada al técnico de campo que los visita cada dos meses y les puede decir qué hacer».
Si bien la conectividad ha permitido a los productores de cacao mejorar su vida laboral, todos coinciden en que el desarrollo más importante desde que obtuvieron acceso a Internet es cómo esto ha mejorado sus comunidades en general. Desde las oportunidades educativas para los niños hasta el cierre de la brecha de género y sentir orgullo por sus logros, la conectividad ha sido un paso fundamental.
«Estoy totalmente agradecida porque gracias al programa se me ha brindado liderazgo y confianza», dice conmovida Yuliana Campo Páez. «También ha sido satisfactorio porque he aprendido mucho y, muchos jóvenes, como yo, también se han sentido inspirados».
«Bueno, como productora, gracias a todo este proceso que hemos tenido, lo primero que puedo ofrecer es mi producto de calidad», subraya Luz Nedis Oviedo Viloria, productora de la región de La Balsa. «Es un producto de calidad para la gente porque consumen cacao. Y como mujer puedo ser un agente de cambio para el país porque cada una de las capacitaciones que nos han dado me ha hecho ser mejor. Ahora puedo demostrar que las cosas se pueden hacer.
«El proyecto vino a transformar nuestras vidas y conectarnos como territorios. Y a cerrar la gran brecha que ha existido entre las comunidades y las ciudades. Este proyecto llegó, hizo un diagnóstico, se enfocó en afrontarlo y hoy estamos viendo los resultados».