Microsoft lanza hoy un nuevo libro bajo el título “The Future Computed: Artificial Intelligence and its role in society”. Ambos hemos escrito el prólogo del libro y nuestros equipos han colaborado con la redacción del resto de contenidos. Tal y como el título indica, el libro recoge nuestra visión sobre hacia dónde se dirige la Inteligencia Artificial y los nuevos debates sociales que ésta ha planteado.
A nivel personal, nuestro trabajo en el prólogo nos ha dado la oportunidad de parar por un momento y pensar sobre lo mucho que la tecnología ha cambiado nuestras vidas en las últimas dos décadas, así como considerar los cambios que están por venir en los próximos 20 años. En 1998, los dos trabajábamos en Microsoft, pero en extremos opuestos del globo. Vivíamos en continentes con distintas culturas, pero compartimos experiencias y rutinas de trabajo similares que requerían de planificación manual y desplazamientos. Veinte años más tarde, estamos inmersos en un mundo digital que se veía como ciencia ficción en aquel entonces.
La tecnología – incluyendo dispositivos móviles y cloud computing – ha cambiado profundamente la manera en la que recibimos las noticias, planificamos nuestro día, nos comunicamos, compramos e interactuamos con nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo. ¿Cómo será nuestro mundo dentro de dos décadas? En Microsoft imaginamos que la inteligencia artificial nos ayudará a hacer más con uno de nuestros bienes más preciados: el tiempo. En 2038, los asistentes personales digitales estarán entrenados para anticiparse a nuestras necesidades, organizar nuestra agenda, preparar nuestras reuniones, ayudarnos al planificar nuestra vida social, contestar y orientar comunicaciones y conducir coches.
Más allá de nuestras vidas personales, la IA facilitará grandes avances en áreas como la sanidad, la agricultura, la educación y el transporte. De hecho, es algo que ya está ocurriendo de diferentes formas.
Pero, tal y como hemos podido comprobar durante los últimos 20 años, inevitablemente la tecnología también suscitará cuestiones complejas y grandes preocupaciones sociales. A medida que avanzamos hacia un futuro impulsado por la colaboración entre ordenadores y humanos, es importante que abordemos estos desafíos sin dilación.
¿Cómo aseguramos un diseño y uso responsable de la IA? ¿Cómo establecemos principios éticos para proteger a las personas? ¿Cómo debemos gobernar su uso? ¿Cómo impactará la IA en el empleo y a los puestos de trabajo?
Para dar respuesta a estas cuestiones complejas, los tecnólogos necesitarán colaborar estrechamente con gobiernos, académicos, empresarios y miembros de la sociedad civil, así como resto de partes interesadas. En Microsoft, hemos identificado seis principios éticos –justicia, fiabilidad y seguridad, privacidad y seguridad, inclusión, transparencia y responsabilidad sobre las cuentas– para guiar el desarrollo multidisciplinario y uso de la Inteligencia Artificial. Cuanto mejor entendamos estos asuntos o similares –y cuantos más desarrolladores y usuarios de tecnología compartan las mejores prácticas para llevarlas a cabo–, mejor será el servicio ofrecido al mundo mientras pensamos en las normas sociales para gestionar la IA.
Debemos también prestar atención al impacto de la IA sobre los trabajadores. ¿Qué puestos de trabajo eliminará? ¿Qué trabajos creará? Una constante durante los 250 años que llevamos de cambios tecnológicos ha sido el impacto de ésta en los trabajos; la creación de nuevos puestos, la eliminación de trabajos existentes y la evolución en cuanto a las tareas de los trabajadores. Esto es algo que también continuará sucediendo.
Surgen así algunas conclusiones clave:
- En primer lugar, las empresas y países que afrontarán mejor la era de la IA serán aquellos que adapten los cambios de forma rápida y efectiva. Esto es así dado que los nuevos puestos de trabajo y el crecimiento económico llegarán a aquellos que adopten la tecnología, no a quienes se resistan a ella o traten de retrasar su adopción.
- Segundo, al mismo tiempo que creemos en la IA para ayudar a resolver grandes problemas sociales, debemos mirar a ese futuro con una mirada crítica. Habrá desafíos, así como oportunidades. Debemos abordar la necesidad de contar con principios éticos sólidos, la evolución de las leyes, el aprendizaje de nuevas habilidades e incluso las reformas del mercado laboral. Todo esto debe ir de la mano si pretendemos sacar el máximo provecho a la IA.
- Por último, en tercer lugar, necesitamos actuar con un sentido de la responsabilidad de una forma conjunta, ya que la IA no será desarrollada únicamente en el sector tecnológico. En Microsoft, trabajamos actualmente para democratizar la IA del mismo modo que hicimos con el PC, impulsando su disponibilidad para todo el mundo. Por eso, estamos creando herramientas para hacer más fácil para desarrolladores, empresarios y gobiernos, crear soluciones basadas en IA y acelerar su beneficio para la sociedad.
Todo esto nos lleva a lo que sería la conclusión más importante de todas. Las habilidades para un mundo impulsado por la IA implican mucho más que ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. A medida que los ordenadores se comporten de una manera más humana, las ciencias sociales y las humanidades serán mucho más importantes. Disciplinas relacionadas con idiomas, arte, historia, económicas, ética, filosofía, psicología y desarrollo humano pueden enseñar importantes aptitudes filosóficas y éticas, que serán claves en el desarrollo y gestión de soluciones IA. Si la IA pretende alcanzar su máximo potencial al servicio de la humanidad, todos los ingenieros necesitarán aprender dichas ciencias y viceversa.
Aunque no tengamos una bola de cristal que nos muestre el futuro, sabemos que todos vamos a necesitar escucharnos y aprender más unos de los otros. Con “The Future Computed” esperamos contribuir en esta conversación.
“The Future Computed” está disponible aquí. Además, puedes acceder a contenido relacionado con el libro aquí.