La historia que pintaron mis alumnos

¡Rumbo al For Global de Educación!

Por Rosalba Mackenzie

Miriam Cartagena Tello es docente en Ecuador, donde imparte clases a pequeñitos de 6 a 11 años de edad, en la Unidad Educativa “Ángel Polibio Chávez”, una institución que trabaja cuenta con aulas virtuales. Miriam es una exitosa Experta Educadora en el área artística de la escuela que ha sabido aprovechar los recursos tecnológicos que tiene a mano para dar sus clases con un proyecto innovador. Descúbrelo a continuación en sus propias palabras:

“Como docente, ver que mis alumnos se sienten importantes y valiosos porque están convencidos que colaboran con un proyecto que es significativo, es de los sentimientos más gratificantes. Acercarse, conversar e involucrarse con ellos es crear un nuevo mundo, uno en el que cada historia tiene un color y una forma diferente.

Desde que me enteré que una de las herramientas tecnológicas que más usan y los entretienen es Paint, supe que algo surgiría y que contaba con una gran oportunidad para familiarizar a los niños de manera didáctica con cuentos, libros, leyendas, canciones y sobre todo arte. Conversé con varios de sus profesores de lenguaje y supe que, a través de varias historias, ellos no sólo estaban aprendiendo a leer sino que también estudiaban geografía y leyendas prácticamente perdidas de nuestro país. Así que con mi experiencia en arte, su creatividad en la pintura plástica y en Paint nos pusimos a trabajar.


Es increíble ver como la expresión artística de un niño es la manera más clara de saber cómo percibieron una historia. Por medio de sus colores y formas tuvimos muchas maneras de analizar cada una de las leyendas y cuentos que leían en su materia de lenguaje. Creamos dos equipos de trabajo, uno de ilustradores y otro de ayudantes. La satisfacción que cada uno de ellos tiene al ser parte de un proyecto es palpable sólo al escucharlos decir con orgullo “soy ilustrador” o “soy ayudante”. Su empoderamiento es evidente y se siente el cariño que ponen en cada parte del proyecto. Cuándo me preguntan sobre los siguientes pasos a seguir sé que estamos compartiendo mucho más que un aula de clases. Un lugar donde de manera natural cada uno sabe cuál es su función. En conjunto y analizando las historias las dividimos para poder ilustrar una escena por párrafo y practicar la lectura de manera más clara, asimilando el significado de las palabras.

Los ilustradores, que son los mayores con un promedio de once años de edad son quienes toman las riendas del proyecto al dirigir cada uno de los bocetos. Entienden la historia, la visualizan en su mente y luego se dejan llevar por lo que comprendieron. Ellos se convierten en líderes y tutores de sus ayudantes a quienes les explican cómo pintar, qué colores usar y cómo cuidar sus bocetos mientras que en un lenguaje familiar les explican el significado de la historia que tratamos.


Con todos los bocetos aprobados por ellos mismos, en conjunto con mi asesoría, les tomamos fotografías y ensamblamos un video. Poco a poco va tomando más forma mientras se le pone voces. Un momento en que los niños practican mucho su lectura. Repiten una y otra vez hasta que ellos mismos se sienten listos para darle vida a sus ilustraciones.

Mientras yo ensamblo todo en un video veo cómo el trabajo de todos se ve reflejado con pequeños movimientos de imágenes y voces dulces. Cada uno de los segundos que dura el video es significativo. Su emoción por escuchar y ver el resultado de su video se ve irradiado en sus ojos, mientras que la mía está en iniciar un nuevo video con más niños y nuevas historias por contar…


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