Las colillas de cigarro envenenan a los animales de la costa. Este vehículo de playa puede ayudar a limpiarlo todo
Edwin Bos saboreó una escena idílica: mar azul, sol resplandeciente y sus dos hijos pequeños que juegan en la playa Scheveningen. Este tramo de costa holandesa, con una extensión de 4.5 kilómetros, popular entre turistas y lugareños, está lleno de fauna acuática y dunas cubiertas de hierba.
Pero para Bos, toda esa belleza se desvaneció en un instante cuando hizo un pequeño descubrimiento. Ocurrió cuando su hijo, que entonces tenía cuatro años, encontró algo nuevo mientras jugaba en la arena.
“¿Qué hago con esto?” preguntó el niño. Tenía en sus manos una colilla de cigarro.
“Esto no está bien,” pensó su padre.
Resultó que el paisaje estaba lleno de colillas. Bos se dio cuenta de algunas cosas al momento. Primero, que la gente que iba a la playa tenía que dejar de tirar sus colillas en la arena con la idea de que son inofensivas. Segundo, que él mismo encontraría una manera de resolver el problema.
Dos años después, Bos y el también empresario Martijn Lukaart han creado una máquina móvil para limpiar la playa que puede detectar colillas, extraerlas y tirarlas en un contenedor seguro. Bos y Lukaart son los cofundadores de TechTics, una consultoría con sede en La Haya que se dedica a resolver problemas de ámbito social relacionados con la tecnología.
Su prototipo, llamado “BeachBot” (“BB” para abreviar), usa inteligencia artificial (IA) para poder encontrar las colillas de manera fácil, aunque estén parcialmente enterradas bajo la arena. BeachBot realizó una demostración en la playa Scheveningen el Día de la limpieza del mundo el pasado septiembre. Hay otra demostración programada para este verano.
“Es un lugar tan bonito,” dice Bos, que vive cerca de la playa Scheveningen. Le encanta pasear por los tramos menos concurridos en días lluviosos y con brisa porque parece que toda la arena es para él. “La verdad es que me sorprende que estas cosas estén tiradas por ahí”.
“Las colillas están llenas de microplásticos,” añade. “Es malo que todo esto acabe en un entorno natural.”
¿Qué tan malo es? Cuando el agua toca una colilla, el filtro liberan más de 30 sustancias químicas que son “muy tóxicas” para los organismos acuáticos y que suponen “un grave problema de residuos peligrosos,” según un estudio publicado en febrero por científicos del gobierno de Estados Unidos. Algunas de estas sustancias químicas también están vinculadas a cánceres, asma, obesidad, autismo y un menor coeficiente intelectual en humanos.
Cada año, 4.5 billones de colillas acaban en el medio ambiente. Los fragmentos fibrosos, que pueden tardar 14 años en desintegrarse, se han convertido en “el objeto personal más común encontrado en las playas,” según un estudio de 2019 llevado a cabo por científicos brasileños. Envenenan de manera lenta a tortugas de mar, pájaros, peces, caracoless y otras criaturas por toda la costa.
Por desgracia, la mayoría de la gente que visita la playa Scheveningen está familiarizada con las grandes cantidades de basura que se acumula en la orilla: tapas de plástico, botellas de vidrio, envoltorios de caramelos y todos esos filtros algodonosos de cigarrillos.
“Quiero que mis hijos puedan sentarse descalzos en la arena sin colillas o cristales a su alrededor,” dice Oscar de Grave, un instructor de educación financiera que vive cerca de la playa Scheveningen. “Para mí es muy importante tener una playa limpia.”
Este es el objetivo de muchos lugareños. Para lograrlo, Bos y el equipo de TechTics han creado el primer algoritmo de detección basado en IA que ve colillas de cigarro en específico. Trabajaron con estudiantes de la Universidad Delft de Tecnología en los Países Bajos para producir BeachBot, que se basa en IA para hacer su trabajo.
Pero se necesita mucha gente para enseñar al bot a encontrar su presa. TechTics tiene que mostrarle al vehículo de playa (y, en especial, al sistema de IA) miles de fotos de colillas de cigarro esparcidas de diferentes maneras (por ejemplo, parcialmente ocultas), para que pueda reconocerlas y recordarlas.
Para poder reunir todas estas fotos, Bos y su equipo recurrieron a Microsoft Trove, una aplicación que conecta a los desarrolladores de la IA con fotógrafos a través de un mercado de datos transparente. Trove establece un intercambio directo de fotos por un valor de mercado justo. Así, la gente puede enviar sus fotos y TechTics le paga de manera directa a los colaboradores 25 céntimos por cada foto aceptada.
TechTics espera reunir 2 mil fotos a través de Trove. Hasta ahora, se han reunido unas 200 imágenes útiles.
“El sistema aprende a ver fotos de la misma forma que un niño reconoce un objeto por primera vez,” dice Christian Liensberger, director del program de Trove, un proyecto de Microsoft Garage.
Trove se basa en la idea de que la gente debe ser remunerada por sus datos (por ejemplo, las fotos que publican), en lugar de sólo regalarlas a las redes sociales o a las plataformas de comunicaciones, dice Liensberger. Y ese proceso debe estar controlado y ser transparente, para permitir que la gente pueda ver cómo se usan sus datos.
“Con esta transparencia, un montón de colaboradores de Trove sienten que forman parte de un equipo, que hacen algo juntos, que de verdad ayudan,” dice Liensberger. «Es importante para la gente aportar a algo duradero.»
Los usuarios de Trove pueden elegir cuándo quieren participar. Trove puede recopilar cualquier tipo de datos y en la actualidad ofrece asistencia a una gran variedad de proyectos de IA.
La misión de Trove está también muy arraigada en el compromiso IA Responsable de Microsoft, cuyo objetivo es fomentar la IA de manera ética y al anteponer a las personas.
“Este BeachBot ha sido impulsado por la gente,” dice Liensberger.
“El bot es el que hace todo el trabajo de calle. Va a la playa y se dedica a limpiar,” añade. “Pero para limpiar necesita entradas de datos constantes de toda esta gente. Sin eso, el bot se encontrará con nuevas situaciones que no podrá entender. Este tipo de máquinas solo funciona con ayuda de la gente.”
En la playa Scheveningen, la forma más rápida de conseguir una orilla más limpia es mediante el trabajo en equipo entre la gente y los bots móviles, dice Bos.
“Esta es la parte más interesante de nuestro concepto; tenemos una interacción entre humanos y robots en la que el público puede ayudar a que los robots sean más inteligentes,” dice Bos.
Y a medida que la gente toma y comparte miles de fotos de colillas de cigarro que ensucian el planeta, también crean conciencia sobre los recursos y puede que convenzan a otras personas para que dejen de tirar sus escombros en primer lugar.
“Nosotros creemos que, al fin y al cabo, nuestra solución robótica puede no ser la solución definitiva para este problema, puesto que el mayor problema con la basura es todavía el comportamiento humano,” dice Bos. “Tenemos que asegurarnos de mantener nuestras playas limpias entre todos.”
BeachBot, que tiene 80 centímetros de ancho, ha demostrado que puede encargarse de parte de ese trabajo. Durante la primera demostración, recogió 10 colillas en 30 minutos. La máquina, que se desplaza por la arena encima de cuatro ruedas que parecen acolchadas, lleva a bordo dos cámaras que apuntan hacia arriba (para evitar personas y objetos) y hacia abajo.
Cuando encuentra una colilla, baja unas pinzas de agarre que juntan la arena y cogen la colilla, la elevan y la ponen en un contenedor interno. Más tarde, ese contenedor se vacía en un contenedor de basura. El prototipo funciona con batería y, de momento, puede funcionar durante alrededor de una hora.
Ahora, TechTics ha comenzado a crear dos bots complementarios más pequeños (“los dos pequeños ayudantes”) que se centran sólo en la detección. Con el tiempo, funcionarán como un trío. Los bots más pequeños harán un mapeo de la playa. Cuando encuentren colillas, le enviarán un mensaje a BeachBot (u otros vehículos destinados a la limpieza de playas, como tractores) para solicitar su recogida.
Los bots que buscan colillas de cigarro también se basarán en las fotos aportadas mediante Trove.
“Empezamos con las colillas porque es lo que más se tira en todo el mundo,” dice Bos. “En un futuro, queremos que los robots puedan detectar una gran variedad de residuos.” Para él, los robots deberían funcionar de forma autónoma, alimentados por energía solar.
Estas son algunas de las esperanzas que Bos lleva a la playa ahora. A veces, también lleva sus propias pinzas.
En su tiempo libre, Bos lleva a sus hijos a las dunas de Scheveningen y utilizan las pinzas para recoger toda la basura que encuentren. Durante una caminata de una hora, pueden llenar una bolsa grande de basura.
Mientras pasea, a veces se imagina a la gente que tiró esa basura y cómo pueden pensar que alguien la recogerá después. Y sueña con un equipo de robots que rueden por la arena y que algún día pueda enseñar a esa gente a cuidar mejor del planeta.
Foto principal: BeachBot en el paseo marítimo de la playa Scheveningen. (Foto cortesía de TechTics.)