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El conocimiento indígena y la IA ayudan a proteger a las tortugas bebés de los depredadores en el remoto Cabo York de Australia

La vida se ralentiza bastante cuando las lluvias monzónicas azotan el norte tropical de Australia. Los lugareños llaman al fin de año “Big Wet” y dan la bienvenida al respiro del implacable y abrasador calor del verano.

Los torrenciales aguaceros también transforman de manera importante el espectacular paisaje de la región. Grandes extensiones de terreno pueden quedar aisladas por las inundaciones y el lodo muchos meses después de que las lluvias hayan cesado y que el cielo se haya despejado. Los viajes por tierra suelen ser lentos y difíciles, y en ocasiones imposibles.

Este aislamiento prolongado representa un gran problema para las posibilidades de supervivencia de algunos pequeños residentes en las costas occidentales de la península de Cabo York: tortugas bebés en peligro de extinción. A menos que los equipos de guardabosques indígenas las encuentren y protejan primero, pueden ser presa fácil para los depredadores, en particular de los jabalíes. Miles se han perdido de esta manera cada año.

Ahora, una alianza de terratenientes y científicos indígenas aplica una mezcla de estudios aéreos, tecnologías de IA y nube, y conocimientos tradicionales, para localizar nidos de tortugas que de otro modo serían difíciles de encontrar antes de que lo hagan los cerdos.

Con datos precisos de ubicación casi en tiempo real, los guardabosques se pueden mover más rápido para salvaguardar los nidos y a miles de crías, para que las poblaciones de tortugas puedan recuperarse en los años venideros.

Un promontorio que se adentra en el mar
La remota península de Cabo York en el extremo noroeste de Australia. (Foto: Shutterstock)

Solo hay siete especies de tortugas marinas en el planeta, y todas están amenazadas por la actividad humana, los cambios ambientales y los predadores. Tres especies anidan en la costa oeste de Cabo York: la tortuga carey, la lomo plano y la tortuga golfina.

Investigaciones, técnicas de administración y tecnologías desarrolladas en Australia podrían ayudar, de manera potencial, a proteger las múltiples regiones de anidación de tortugas en todo el mundo.

“Con este sistema, lo que por lo general toma un mes de trabajo de monitoreo en tierra, toma dos horas con un helicóptero o un dron”, comentó Justin Perry, de la agencia nacional de ciencia de Australia, CSIRO.

El ciclo de vida de la tortuga comienza cuando las hembras adultas se arrastran fuera de las cálidas aguas del Golfo de Carpentaria y llegan a las playas de Cabo York. Cavan hoyos con sus aletas para anidar: algunos en las dunas, algunos en la playa. Cada una pone hasta 100 huevos, los cubren con arena y luego se arrastran de vuelta al mar.

Si no se tocan, los huevos se incubarán. Las crías emergerán unas siete semanas más tarde y se abrirán paso a través de la arena y hasta el océano. Pero las probabilidades de la naturaleza están en su contra.

Una vez que una cría de tortuga entra al océano, hay cientos de formas en las que puede morir. Cuantas más eclosionen y lleguen al agua, más probabilidades hay de que algunas alcancen la edad adulta y la edad reproductiva, que en algunas especies puede rondar los 30 años. Es por eso que las madres ponen tantos huevos en cada nido y por qué mantener los nidos seguros es tan importante.

Campo inundado
El paisaje puede mantenerse inundado por meses después del monzón. (Foto: archivo APN Cabo York)

Los nidos son más vulnerables en los primeros días después de la puesta de huevos. Aquí es cuando los depredadores aún pueden ver las huellas de la madre tortuga y cuando el olor de los huevos es más fuerte.

Esto significa que los investigadores y los guardabosques indígenas necesitan encontrar, estudiar y asegurar los nidos lo más pronto posible. Pero esto es más fácil decirlo que hacerlo.

Después de las implacables lluvias del Big Wet, incluso los vehículos todoterreno más potentes pueden quedar atascados en las pistas fangosas de los arbustos o en las zonas pantanosas de arena. Los ríos inundados son anchos y peligrosos de cruzar, sobre todo porque son el hogar de cocodrilos.

Podría tomar semanas a los guardabosques ubicar el nido de una tortuga, y a menudo llegan muy tarde: los cerdos u otros depredadores ya han desenterrado y han comido los huevos.

Pero eso ha comenzado a cambiar. Con la ayuda de Microsoft, los investigadores y las comunidades indígenas ahora pueden tomar el aire para entender lo que sucede en el suelo: monitorear nidos y depredadores de manera remota.

Cámaras montadas sobre drones y helicópteros escanean las playas en busca de huellas de tortugas y depredadores. Miles de imágenes se procesan y analizan con aprendizaje automático, IA y cómputo en la nube.

Tortugas recién nacidas
Decenas de crías de tortugas emergen de un nido en la arena. Pocas llegarán a la edad adulta. (Foto: archivo APN Cabo York)

Armados con información precisa de localización y seguimiento en tiempo real, los guardabosques indígenas pueden entrar. Protegen los nidos con jaulas, redes y cercas con la suficiente fuerza como para mantener alejados a los depredadores, pero con espacios con el tamaño suficiente para que las crías puedan arrastrarse por ellos. A veces, el número de depredadores se controla a través de sacrificio selectivo.

Las tortugas y sus huevos han sido fuentes sustentables de alimento tradicionales para los pueblos indígenas en este lugar durante milenios. Los perros nativos, conocidos como dingos, y las lagartijas llamadas goannas, también se alimentan de los nidos de las tortugas, pero su impacto se considera marginal en condiciones naturales.

Lo que representa un peligro claro y actual para las crías de las tortugas son las poblaciones descontroladas de jabalíes introducidas al territorio, los descendientes salvajes de animales de granja traídos a Australia por los colonizadores europeos hace más de dos siglos.

Si un cerdo hambriento encuentra un nido, es probable que la tasa de supervivencia de las crías y los huevos de tortuga sea cero. Un cerdo puede asaltar varios nidos en una noche, de acuerdo con los guardabosques y científicos indígenas.

Cerdos salvajes en un pantano
Los cerdos salvajes que deambulan por Cabo York son una amenaza para las poblaciones de tortugas. (Foto por Brian Ross)

“La buena noticia es que podemos hacer algo al respecto, y eso es lo que estamos haciendo”, comentó Perry de CSIRO.

El líder del programa para salvar a las tortugas es Aak Puul Ngantam (APN) Cabo York, una organización sin fines de lucro dirigida por los indígenas Wik del sur de la región. Se ha asociado con CSIRO y Microsoft, con el apoyo del Programa Nacional de Ciencias Ambientales (NESP, por sus siglas en inglés) del Gobierno de Australia, a través de su Centro de Recursos Ambientales del Norte de Australia.

Los habitantes del sur de Wik son los propietarios tradicionales de esta parte de Cabo York. “Aak Puul Ngantam” se traduce como “el país del padre de nuestro padre” en el idioma local de Wik Mungkan, y se refiere a cómo han vivido y cuidado sus tierras ancestrales muchos miles de años.

APN Cabo York y su cuerpo de guardabosques indígenas han trabajo con los investigadores de CSIRO en iniciativas que son sensibles y sostenibles a nivel cultural y ambiental desde 2012.

Perry comenta que los esfuerzos actuales de protección están enfocados en las tortugas lomo plano y la golfina. “Nuestras mayores preocupaciones son las golfinas. Sus nidos son poco profundos y por lo general los colocan en la playa y no en la vegetación de las dunas. Entonces, están muy expuestos”.

Una cría de tortuga en la arena y al borde del agua
Una cría de tortuga golfina en peligro de extinción se abre camino hacia el mar. (Foto: archivo APN Cabo York)

El guardabosques indígena, Dion Koomeeta, trabaja en las playas al sur de la ciudad de Aurukun. “La mayoría de los cerdos destruyen nuestras playas, desentierran todos nuestros nidos de tortuga y otras cosas también”, comentó. “Por lo general excavan todos los nidos. Para cuando llegamos ahí, no hay muchos huevos en un nido”.

“Usamos la ciencia para proteger a las tortugas, para que nuestra próxima generación sepa cómo son. Es bueno que los niños aprendan cosas de los guardabosques para que, cuando crezcan, puedan proteger la tierra para la siguiente generación”.

Los guardabosques con conocimiento tradicional y dedicación juegan un papel crucial.

“El punto es que si estos guardabosques no hicieran este trabajo, esas especies, en especial las tortugas golfinas, no estarán ahí en el futuro”, comentó Kerri Woodcock, de Cape York Natural Resource Management, una organización que apoya la sustentabilidad, los recursos naturales, y las comunidades y la economía de la región.

Un hombre habla

Usamos la ciencia para proteger a las tortugas, para que nuestra próxima generación sepa cómo son

– Dion Koomeeta, guardabosques indígena

 

También elogia a la comunidad tradicional por liderar el esfuerzo de conservación con la ayuda de nueva tecnología.

“No es divertido trabajar con 40 C (105 F) de calor, a veces para desenterrar nidos apestosos de tortugas para tratar de averiguar las tasas de incubación y de éxito de esas tortugas”, comentó.

“Esto es en realidad un programa de especies amenazadas liderado por indígenas, que ha comenzado a tener resultados cuantitativos que en verdad podemos medir”.

Huellas en la arena de una playa
Huellas frescas dejadas por una madre tortuga después de haber puesto sus huevos. (Foto: archivo APN Cabo York)

Antes del manejo selectivo de depredadores, 100% de los nidos en una playa monitoreada eran destruidos cada año, por lo general por cerdos. Los niveles de depredación porcina ahora están por debajo del 30%. Pero se necesita hacer más para entender los comportamientos tanto de las tortugas como de los depredadores.

De manera ideal, los guardabosques necesitan acceso rápido a los datos de monitoreo, para que puedan adaptar con velocidad sus acciones de manejo cuando se identifican nuevos nidos.

La posibilidad de inspeccionar las playas mediante imágenes aéreas aborda todos esos problemas, siempre que las imágenes se puedan interpretar de manera rápida. Hasta ahora, las personas se han tomado muchas horas para analizar de manera minuciosa las fotografías de las inspecciones.

Para acelerar esto, CSIRO se acercó a Microsoft para ver si el aprendizaje automático y la IA podrían ayudar a identificar, de manera rápida, información relevante de decenas de miles de imágenes.

Los investigadores de Microsoft empezaron a cargar imágenes de entrenamiento en la nube de Azure.

Luego desarrollaron una serie de algoritmos de detección de imagen, infundidos con IA, incluido un clasificador de terreno y un detector de huellas y objetos depredadores.

Ambos algoritmos han mostrado una promesa temprana de precisión de detección. El clasificador de terreno exhibe más del 90% de precisión para distinguir entre terrenos de playa, arbustos y océano, y el detector de huellas y objetos depredadores mejora su desempeño de manera gradual a través del entrenamiento con 45 mil imágenes.

El sistema ha sido diseñado para que el ingreso de datos sea simple. Los guardabosques toman la tarjeta SD del dron o de la cámara montada en el helicóptero y cargan ese contenido en una carpeta en la nube de Azure.

Un hombre en la playa
Un guardabosques indígena inspecciona lo que queda de un nido de tortuga que ha sido asaltado por jabalíes. (Foto por Brian Ross)

Nuevas tecnologías, como la IA, juegan un papel vital para sacar a las tortugas del borde de la extinción.

– Justin Perry, investigador de CSIRO

Luego, el análisis se automatiza y los resultados se almacenan en una base de datos vinculada a un panel interactivo desarrollado por CSIRO y Microsoft con Power BI. Esto superpone los datos recolectados por los guardabosques en tierra con información de valor recolectada a partir del análisis de las fotografías aéreas.

inspección aérea de una playa dentro de la cabina de un helicóptero
Helicópteros y drones son utilizados para inspecciones fotográficas aéreas que monitorean nidos y depredadores. (Foto: archivo APN Cabo York)

La combinación se muestra en el panel para ayudar a guardabosques y científicos a tomar decisiones sobre la mejor manera de manejar problemas en un lugar y tiempo determinados.

La misma información de valor es compartida con las comunidades indígenas para ayudarles a tomar decisiones culturales que afectan a las poblaciones locales de tortugas y al manejo de depredadores.

“Esta labor ha viso a 20 mil crías llegar al océano cada temporada. Un ecosistema completo se ha estabilizado”, comentó Perry. “Nuevas tecnologías, como la IA, juegan un papel vital para sacar a las tortugas del borde de la extinción”.

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Sussan Ley, Ministra de Medio Ambiente de Australia, da la bienvenida al uso de tecnologías de drones y de inteligencia artificial para generar soluciones ambientales.

“Esto marca una diferencia real en el trabajo que hacen los guardabosques indígenas en el lejano norte de Australia para proteger los nidos de tortugas de los depredadores salvajes, y ayudar a especies como las tortugas carey, de lomo plano y golfinas a llegar del nido al océano”, comentó.

Perry añade, “Cuanto más podamos automatizar el proceso de monitoreo, más pueden los guardabosques enfocarse en el trabajo real de administración. La única razón por la que existe el monitoreo es para informar la gestión adaptativa”.

“Pero a menudo pasamos mucho tiempo en el monitoreo porque en verdad es un trabajo duro. Para que luego termines documentando la desaparición de una especie”.

Una tortuga bebé en la palma de la mano de un hombre
Los científicos y los terratenientes tradicionales esperan que las poblaciones de tortugas se recuperen y crezcan en los años venideros. (Foto: archivo APN Cabo York)

“Si podemos hacer más eficiente el monitoreo, más tiempo se podrá pasar en manejar las amenazas. Eso es en realidad lo que te brinda importantes resultados de conservación”.

Y eso es lo que al final brinda la mejor oportunidad de supervivencia a las tortugas marinas de Cabo York, de acuerdo con los científicos y los líderes indígenas.

Imagen principal: Crías de tortugas emergen de un nido y se arrastran a través de una malla de cable que las ha protegido de los depredadores. (Foto: archivo APN Cabo York)