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Empleados de Microsoft utilizan sus habilidades tecnológicas para enfrentar la falta de hogar en los jóvenes y enseñar conocimientos computacionales

Brian Lawrence se enfoca en recaudación de fondos y estrategia como director de Mockingbird Society, organización que trabaja para mejorar la adopción y suprimir la falta de hogar en la juventud. Pero cada vez que el acceso a la red se cae en su oficina de Seattle, él es que trata de solucionarlo y corre por las escaleras para reiniciar los servidores.

Sus empleados – entre los que se encuentran jóvenes del staff que algunas vez vivieron en hogares adoptivos o en las calles y ahora trabajan para defender a otros niños – batallan con software sin actualizar y enfrentan diferentes obstáculos tecnológicos para agendar reuniones, instalar protección contra virus o en ocasiones incluso enviar un simple email.

Pero todo eso está por cambiar. Un grupo de voluntarios de Microsoft ha comenzado a trabajar para resolver los dolores de cabeza computacionales de la organización a través del programa Tech Talent for Good de Microsoft, que lleva las habilidades de los empleados a las organizaciones sin fines de lucro que necesitan experiencia en tecnología y no cuentan con los medios para obtenerla.

“Este es un trabajo que no hubiera podido hacer por mí mismo, o con mi equipo, sin el soporte del programa Tech Talent for Good o de Microsoft”, comenta Lawrence, director de desarrollo y administración de Mockingbird. “Nos permitirá tener una operación mucho más eficiente”.

Jeffrey Harker, gerente general de programa para Seguridad de la Información y Administración de Riesgo para Microsoft IT, platica sobre tecnología con Liz Hernández, empleada de Mockingbird Society. (Fotografía de Scott Eklund/Red Box Pictures)
Jeffrey Harker, gerente general de programa para Seguridad de la Información y Administración de Riesgo para Microsoft IT, platica sobre tecnología con Liz Hernández, empleada de Mockingbird Society. (Fotografía de Scott Eklund/Red Box Pictures)

El programa es parte del Employee Giving Program de Microsoft, un enorme esfuerzo que recaudó $117 millones de dólares para cerca de 20 mil organizaciones sin fines de lucro y escuelas tan solo el año pasado. Este programa liga a los empleados con oportunidades de voluntariado que igualan sus habilidades y tiene un bono agregado para las organizaciones sin fines de lucro: Microsoft dona $25 dólares por cada hora que cada empleado pasa en el proyecto.

“Tech Talent for Good conecta los más grandes recursos de Microsoft – el talento técnico de nuestros empleados – con una de las más grandes necesidades en la comunidad de las organizaciones sin fines de lucro”, menciona Lori Forte Harnick, gerente general de Ciudadanía y Asuntos Públicos para Microsoft. “Las partes interesadas de la comunidad se emocionan cuando los empleados pueden ayudar a resolver problemas técnicos persistentes o actualizan su infraestructura de TI para ayudarles a aprovechar de mejor manera su tiempo y recursos”.

Desde que se lanzó el programa a principios de 2015, Microsoft se ha asociado con 20 asociaciones sin fines de lucro en el estado de Washington, para ayudarles a enfrentar diferentes retos técnicos, desde crear bases de datos de administración de relación con clientes o construir una estrategia tecnológica para apoyar los esfuerzos remotos de involucramiento.

“Dar a los demás es una piedra angular de la cultura de Microsoft. Es parte de nuestro ADN, y como muchos empleados te pueden decir, ¡Es una parte divertida de nuestros trabajos!”, comenta Harnick. “De manera constante buscamos nuevas maneras de ayudar a las organizaciones sin fines de lucro a que consigan más y facilitar a los empleados que brinden su tiempo y talento a las organizaciones que les apasionan”.

El trabajo de los voluntarios en Mockingbird comenzó hace unos meses. Jeffrey Harker y Tom Brown fueron ahí a evaluar su red, almacenamiento, seguridad y otras tecnologías. Muy pronto fue claro para los dos gerentes de programa de Microsoft IT que la organización había sobrepasado los servicios que recibía de su actual proveedor de servicio de TI, menciona Harker.

Harker y Brown recomendaron mover la infraestructura de Mockingbird a la nube, llevar a la organización estuviera en Office 365 y realizar otras actualizaciones que pudieran mejorar todo desde la colaboración en documentos al email. Harker comenta que el plan, “les brindará una plataforma en verdad buena, sólida y efectiva para el futuro”, además de permitir a la organización ahorrar “una buena cantidad de dinero”.

Pero primero, él comenta, Mockingbird necesitaba un nuevo proveedor de TI para que les ayudara a enfrentar caídas de la red y otros obstáculos en el trabajo diario del staff. Encontrar uno podría parecer sencillo, pero involucra buscar propuestas competitivas de proveedores potenciales y negociar detalles críticos de servicios y costos en contratos complejos.

Mockingbird Society, que ha tenido un éxito significativo en un rango de diferentes problemas de falta de hogar, entre los que se encuentran empujar por cambios legislativos, no tenía la experiencia o la capacidad de administrar el proceso de adquisición. Anna Ivanov, Rebbecca O’Connor y Robert Glesne, que tienen una gran habilidad en manejar exactamente ese tipo de esfuerzos para Global Procurement Group de Microsoft, estaban más que listos para aceptar el reto.

Liz Hernández, representante de Mockingbird Youth Network ayuda a Ashley Barnes, miembro del staff y Lamar Campbell, del programa Youth Advocates Ending Homelessness de Mockingbird Society alistan sobres para recolectar fondos que serán enviados más adelante. (Foto por Scott Eklund/Red Box Pictures)
Liz Hernández, representante de Mockingbird Youth Network ayuda a Ashley Barnes, miembro del staff y Lamar Campbell, del programa Youth Advocates Ending Homelessness de Mockingbird Society alistan sobres para recolectar fondos que serán enviados más adelante. (Foto por Scott Eklund/Red Box Pictures)

Para O’Connor, el trabajo de Mockingbird para defender a los jóvenes – y ayudarles a defenderse por sí mismos – es algo cercano a ella. Un infarto masivo dejó a su madre discapacitada cuando ella tenía sólo 11 años, comenta, así que su corazón va para “cualquiera que haya tenido un camino difícil en su niñez”.

“El trabajo que hace Mockingbird Society en nuestra comunidad cada día para ayudar a los niños que no tienen una voz es hermoso”, comenta. “Me inspiró para ser parte de esta organización y donar mi tiempo más allá de este proyecto de Microsoft, porque es muy importante”.

Los voluntarios buscaron propuestas de diferentes proveedores de servicios de tecnología, entre los que se encuentran proveedores de servicios de TI de confianza con los que Microsoft ha trabajado y de manera eventual pasan un largo día entrevistando a cada uno sobre lo que podrían ofrecer a Mockingbird en lo que Ivanov llama “el día más gratificante en toda mi carrera”.

“Hay un sentido de logro que ningún cheque o cualquier otra cosa pueden dar”, comenta. “Es un sentimiento extraordinario”.

El equipo pasó semanas comparando las propuestas, en busca de clarificación de los detalles de las reuniones para luego discutirlas con el staff de Mockingbird y, por último, ayudarles a elegir a Allys Inc. como el mejor proveedor para las necesidades de TI de la organización sin fines de lucro.

Los empleados de Mockingbird están agradecidos con la experiencia de los voluntarios y están en la búsqueda de tecnología que ayude, en lugar de entorpecer, su trabajo para asegurarse de que los niños reciben el apoyo que necesitan para convertirse en adultos sanos y prósperos.

“Creo que es increíble”, comenta Liz Hernández, de 23 años de edad, que el año pasado no tenía hogar y ahora es representante de Mockingbird Youth Network. “En definitiva hará las cosas más convenientes”.

“La administración del proyecto ha sido bastante fuerte”, menciona Lawrence. “Anna y Rebecca nos han mantenido enfocados, y desde mi posición me siento un poco consentido. Han hecho mucho del trabajo pesado y han sido excelentes socios a través de todo el proceso”.

Aprovechar el conocimiento especializado de los voluntarios es lo que hace tan efectivo a Tech Talent For Good. El año pasado, O’Connor estaba ansiosa por realizar voluntariado para una caridad que ayuda a veteranos enfermos y sus familias. Su trabajo consistió en hornear galletas y, como ella admite de manera honesta, ella “no es una especialista” en hacer esto. El resultado: seis docenas de galletas quemadas.

La experiencia no era “ganar-ganar” como ella lo esperaba, menciona, y esto demuestra el beneficio de emparejar las habilidades de los voluntarios con el tipo de ayuda que las organizaciones sin fines de lucro necesitan.

“Eso es lo que hace a Tech Talent for Good tan diferente de los modelos tradicionales de voluntariado”, ella menciona. “Esa es una verdadera situación de ganar-ganar”.

 

Voluntarios de Tech Talent for Good de Microsoft se reúnen con el staff de Mockingbird Society en las oficinas de la organización sin fines de lucro en Seattle. (Foto por Scott Eklund/Red Box Pictures)
Voluntarios de Tech Talent for Good de Microsoft se reúnen con el staff de Mockingbird Society en las oficinas de la organización sin fines de lucro en Seattle. (Foto por Scott Eklund/Red Box Pictures)

No tan lejos de las oficinas de Mockingbird, la gente asiste a clases cada semana a través de YWCA de Seattle, el Condado de King y el Condado de Snohomish para aprender habilidades computacionales que les ayudarán a encontrar trabajo. Algunos han vivido en las calles o han pasado tiempo en prisión. Algunos sólo han perdido sus trabajos y de repente se han encontrado en la necesidad de recibir ayuda para retomar el camino.

Dion Willis y otros instructores de entrenamiento para el trabajo de YWCA tuvieron alguna vez una presentación de otra agencia que podían mostrar a los estudiantes en una pantalla, pero era “bastante horrible”, comenta Willis. “Tenía 15 años de antigüedad, sin información actualizada. Las palabras estaban mal escritas. Los diagramas eran difíciles de entender”.

Era tan mala que dejaron de utilizarla y trataron de dar las clases sin una presentación, pero se requería más estructura.

A través de Tech Talent for Good, un grupo de voluntarios de Microsoft trabajó para construir seis nuevas presentaciones en PowerPoint para dirigir las clases. Incluyeron temas para comenzar a utilizar una PC y clases de Outlook, así como cursos de Word y Excel para principiantes e intermedios.

El trabajo de las voluntarias Kim Farmer, Upasana Gupta y Lindsay LaFran “hizo mi vida más fácil”, comenta Willis. Incluso, “pudimos imprimir una hoja de resumen que puedo entregar mientras doy la clase. Eso funciona de maravilla”.

Ahora, comenta, puede ver un mayor entendimiento del trabajo que se realiza en el curso en los ojos de los estudiantes. Lo puede escuchar en sus preguntas. Incluso ve a la gente utilizar pequeños lápices que la clase les presta realizar anotaciones, algo que los estudiantes nunca hicieron.

“Contar con esta presentación de PowerPoint hace más fácil para mis estudiantes absorber toda la información que les doy y asegura que se ellos la puedan relacionar con sus internados o búsqueda de trabajo”, menciona.

Nykeesha Davis, asociada de recursos humanos en Microsoft que lideró el proyecto en YWCA, comenta que se sintió “honrada de tener la oportunidad de ayudar”.

“Nos reuníamos casi cada semana sólo para decir, ‘Esto es lo que creemos que necesitan. Ayúdenos a entender cómo se ve el actual estado y dónde faltan cosas’”, comenta. “Una vez que los voluntarios reunieron todo, volvimos a reunirnos con los facilitadores de YWCA para asegurarnos de que íbamos en el camino correcto. Era un esfuerzo colectivo a través de todo el proyecto”.

Otro programa de Tech Talent for Good dará a los niños la oportunidad de aprender sobre agricultura sustentable y tecnología – y tal vez incluso desarrollar al mismo tiempo, un gusto por el nutritivo repollo.

Empleados de Microsoft, sus familias y estudiantes del Distrito Escolar de Bellevue en Washington construyen kits de repollo para ayudar a que los estudiantes aprendan sobre agricultura sustentable y mucho más.
Empleados de Microsoft, sus familias y estudiantes del Distrito Escolar de Bellevue en Washington construyen kits de repollo para ayudar a que los estudiantes aprendan sobre agricultura sustentable y mucho más.

Hace poco, empleados de Microsoft y algunos niños se reunieron para construir más de 500 kits simples de siembra, con semillas de repollo, tierra orgánica y tazas de café de papel reciclado de la empresa. Los niños estaban emocionados por ayudar y tuvieron muchas preguntas sobre muchas cosas, desde cómo crece el repollo a cómo sabría, comenta Todd Rawlings, líder de proyecto.

Los kits se dieron a una escuela en Bellevue Washington, donde los estudiantes plantarán las semillas. Después utilizarán Internet de las Cosas y tecnología de nube de Azure para monitorear las plantas a través de sensores conforme brotan y crecen en un invernadero cercano. En algunas semanas, incluso podrán experimentar con diferentes recetas para probar saludable cosecha.

Rawlings, ingeniero senior del Grupo de Excelencia de Negocios de Microsoft, espera que esto sólo sea el principio.

“Nos encantaría trabajar con escuelas de todo el mundo para permitirles que puedan enseñar cómo cultivar de manera eficiente, orgánica, sin la necesidad de utilizar fertilizantes o pesticidas, y en verdad llevar herramientas a las aulas a las que profesores y estudiantes nunca tuvieron mucho acceso”, comenta.

Rawlings, que es cofundador del capítulo Urban Farming de Microsoft Garage, trabaja en el proyecto con Maybin Chisebuja, llamado de manera afectuosa “El Hombre Repollo”. Chisebuka aprendió por sí mismo a cultivar sobre terrenos que otros decían era imposible hacerlo en África, donde creció rodeado de pobreza y cuya motivación fue principalmente el hambre.

Después de su llegada a Estados Unidos, refinó sus métodos orgánicos y sustentables.

Él espera que explorar los retos del cultivo urbano ayude a los niños a pulir sus habilidades en resolución de problemas, así como dar un empujón a los estudiantes, en especial a aquellos que vienen de familias con bajos ingresos, hacía consumir alimentos nutritivos que no son caros. Y les da crédito a los voluntarios de Microsoft por darle un enorme impulso al proyecto, ofrecer “una gran cantidad de conocimientos” y dar a los niños aún más incentivos para participar.

“Diseñamos este proyecto de tal manera que los estudiantes pudieran ver su impacto. Se beneficiarán de manera individual además de beneficiar a otros”, comenta. “Utilizamos cosas simples para crear resultados increíbles”.