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En la villa se vuelven virtuales

Cómo Paramjeet Kaur Dhillon, directora de una escuela rural en Punjab, motiva a profesores y estudiantes a que sueñen en grande con la tecnología.

En la Escuela Pública Kamla Nehru (KNPS) en la villa Chak Hakim de Punjab, los profesores acostumbran a utilizar zapatos deportivos. “Olvídense de los zapatos elegantes”, comentó Charu Chhabra, vice directora, con una sonrisa. “Cuando tienes una directora a la que le gusta correr a todos lados, tienes que seguir ese ritmo”. Ella habla de Paramjeet Kaur Dhillon, que ha dirigido la extensa institución, con alrededor de 1,600 estudiantes, desde su fundación en abril de 2007, cuando sólo tenía seis habitaciones y una fuerza de 68 personas. El celo de Dhillon por mantener el ritmo con los tiempos cambiantes es contagioso, comentan sus colegas, y eso es lo que les ha permitido responder de manera rápida a la pandemia. Juntos, han diseñado e implementado un programa de aprendizaje remoto ya en abril, mucho antes que las escuelas en las zonas urbanas captaran la nueva realidad.

Por el momento, la famosa marcha rápida de la directora se limita a su casa, pero ella recorre a diario las aulas virtuales. Sus estudiantes, que vienen de 65 villas agricultoras alrededor de la ciudad de Phagwara en Punjab, inician sesión desde smartphones, tabletas y laptops, con planes de datos de internet recién actualizados. De manera típica, las clases duran seis horas y son tan atractivas, comenta Satinder Kaur, madre de un estudiante de sexto año, que su hijo extraña estudiar en fines de semana y vacaciones. A través de email y mensajería instantánea, las escuelas de Delhi y Pune han pedido a los primeros que se movieron al aprendizaje en línea que compartan sus secretos.

La propia Dhillon nunca había visto una computadora de escritorio hasta finales de los ochenta, cuando enseñaba física en la Escuela MGN en Jalandhar. A los miembros de su equipo que querían operar la fascinante máquina se les pedía asistir a clases después del horario de clase, y Dhillon se inscribió con prontitud. Por semanas, ella empacaba cajas extra de almuerzo para sus dos hijos pequeños y viajaba en un ciclomotor para aprender los fundamentos del cómputo. Toda la noche y la mañana siguiente, algoritmos y códigos binarios corrían por su cabeza. “Soñaba con computadoras”, recuerda, “estaba siempre ansiosa por actualizarme para poder enseñar a mis estudiantes”.

No es de extrañar entonces que las tecnologías de la información estén al frente y al centro del plan de estudios en KNPS. A menudo, se escucha decir a Dhillon que no quiere que los estudiantes se sientan defraudados, como si ella “sólo les diera medio pan”. Como tal, se evalúan a sí mismos no sólo contra sus pares en India, sino también contra el mundo. La escuela ofrece educación de jardín de niños a doceavo grado, y en su mayoría, sus estudiantes pertenecen a hogares modestos. Varios son aprendices de primera generación, sus padres, aunque no cuentan con una alta alfabetización, recaudan dinero en el extranjero a través de trabajar en fábricas o conducir taxis. Esto les permite conseguir dispositivos electrónicos y escolares para sus hijos. “Quieren que sus hijos tengan las cosas a las que no podrían acceder cuando crezcan”, comentó la directora.

La fluidez en el inglés y la tecnología son valoradas por los padres en este entorno en particular. Un intento en 2014 de pasar de las mochilas a las laptops fracasó, pues muchos no tenían laptops. “Lo intentamos para por lo menos saber en qué fallamos”, recuerda Dhillon. “Nada puede ser obligatorio en una escuela rural”. A través de asociaciones en 2015, KNPS se convirtió en una escuela Microsoft Showcase. Fue entonces cuando comenzó con un enfoque más suave para el aprendizaje digital integrado con el plan de estudios, en la forma de llevar sus propios dispositivos (BYOD, por sus siglas en inglés). Algunos padres de familia se sentían temerosos de introducir a sus pupilos a internet a una edad tan temprana, pero después se dieron cuenta de las garantías. Los niños compartían dispositivos y se familiarizaban con las herramientas de aprendizaje de Microsoft, como OneNote para tomar notas, Kahoot! para aprendizaje basado en juegos, y Sway para hacer presentaciones.

La escuela ofrece educación de jardín de niños hasta doceavo grado, y en su mayoría, sus estudiantes pertenecen a hogares modestos. Varios son aprendices de primera generación, sus padres, aunque no cuentan con una alta alfabetización, recaudan dinero en el extranjero a través de trabajar en fábricas o conducir taxis. Esto les permite conseguir dispositivos electrónicos y escolares para sus hijos. “Quieren que sus hijos tengan las cosas a las que no podrían acceder cuando crezcan”, comentó Dhillon.

Así que, cuando se impuso el bloqueo en India, no se sintieron aturdidos por el desafío. Dhillon ya había preparado al personal en diciembre, tan pronto como surgieron los reportes sobre las infecciones de Coronavirus en China. Para marzo de 2020, los profesores comenzaron a entrenarse para usar Microsoft Teams, su plataforma elegida para el aprendizaje remoto. De manera simultánea, estructuraron clases y las ensayaron en sesiones de práctica. Para hacer las cosas interesantes, se ayudaron entre ellos con preguntas de opción múltiple y encuestas para incluir en las clases. Los cambios se hicieron sobre la marcha. Añadieron horas de oficina después de cada lección para discutir las dudas. Por ejemplo, algunos profesores de matemáticas, comenzaron a utilizar la herramienta Microsoft Whiteboard para que sus estudiantes pudieran verlos resolver sumas a mano.

Todo esto necesitó de un gran esfuerzo. Las horas de trabajo de los profesores se han elevado de siete al día antes del bloqueo, a entre 10 y 12 ahora. Como Dhillon, la mayoría de ellos no creció con tecnología, pero la han adoptado por completo. Ellos describen a su directora como “visionaria” y con “visión a futuro”. A menudo, aparece en las clases virtuales para animar los procedimientos, comentó Sharda Pullabhatla, coordinadora y profesora en la escuela, para motivarlos a “apreciar a los estudiantes” o a “desactivar su botón de silencio” para que haya más interacción.

Una foto en blanco y negro de un grupo de personas frente a una casa
Una joven Paramjeet (de pie al centro junto a su abuelo con una bufanda alrededor de su cabeza) con su familia fuera de su casa ancestral. Ella nació en una familia de seis hermanas y un hermano. Su padre, un oficial del ejército, y su madre, que no tuvo educación formal, estaban interesados en que sus hijos estudiaran bien. (Foto: Archivo familiar de Paramjeet Kaur Dhillon).

Las conversaciones de Dhillon están salpicadas de frases como “los educadores impulsados conducen a aulas comprometidas” o “algo bien comenzado está a medio hacer”. Sus poderes de persuasión ayudan a mantener motivadas a todas las partes interesadas: profesores, padres y estudiantes. Las señales de liderazgo fueron visibles muy pronto en su vida. Dhillon nació en una familia de seis hermanas y un hermano. Su padre, un oficial del ejército, y su madre, que no tuvo una educación formal, estaban interesados en que sus hijos estudiaran bien. Fue directora en la Escuela Convento de St. Joseph en Bhopal, y luego, tuvo éxito en las elecciones para convertirse en presidenta del Concejo de Alumnos en la Universidad de Bhopal, e incluso lideró las manifestaciones para la liberación de Bangladesh.

Desde el inicio le gustó trabajar con niños, como tutora para los pequeños del vecindario y para llevarlos a picnics. Su enfoque en el desarrollo integral de los estudiantes se refleja en su propio pasado también: jugó hockey a nivel nacional en su adolescencia.

Padres y niños por igual se han adaptado a la nueva normalidad. Se las han arreglado para tener pantallas y conexión Wi-Fi. “Podemos manejar ese gasto dado que en estos días no gastamos en transporte”, comentó el padre de familia Satinder Kaur.

captura de pantalla de una clase virtual en modo Juntos en Microsoft Teams
Gurnoor Kaur, estudiante de doceavo grado en KNPS junto con sus compañeras, usa el Modo Juntos durante sus clases virtuales en Microsoft Teams. (Foto: KNPS, Phagwara)

“Muchos niños buscan estudiar en el extranjero”, apuntó Gurmit Kaur, otra madre. “Aprender con tecnología les da una base sólida para eso”. Su hija Gurnoor Kaur, estudiante de doceavo grado de comercio, encuentra relajadas las clases, con una buena mezcla de actividades y recesos. Claro que hay algunas experiencias que no pueden ser reemplazadas. “Sé que este es el último año de escuela y que estoy lejos de mis compañeros”, comenta, con un poco de nostalgia. La escuela trata de compensar esto también, a través de funciones de Teams como el “modo Juntos” y “galería Grande”, que ofrecen una imitación de cercanía.

A sugerencia de Dhillon, un módulo de “bienestar” también fue añadido, donde los profesores preguntan a los estudiantes sobre su día o por otros intereses, para sacar de su mente la separación y las dificultades que la pandemia han impuesto.

La directora calcula que los saltos y los límites en el impulso a los profesores en los últimos cinco meses habrían tomado cinco años. Las cosas parecen funcionar, pues 150 nuevos estudiantes se han inscrito para continuar con su educación de onceavo grado de manera remota en la escuela, un nuevo récord. A medida que se extiende su éxito con el aprendizaje remoto, Dhillon está convencida de crear planes aún más grandes para el futuro. “Ahora podemos tener sucursales”, comentó. “¿Por qué no tener también una escuela virtual paralela?”.

Ranjita Ganesan es periodista e investigadora radicada en Mumbai.