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Gente de Microsoft

“En verdad creo que no puedes ser lo que no ves”

Amanda Jolliffe, profesora de Dublín, sabe de primera mano el impacto que cambia vidas de los modelos a seguir. Y es por eso que ha dedicado su carrera a mostrar a los estudiantes lo que también es posible para ellos.

Es una tarde de primavera con un calor extraño para la temporada en la que Amanda Jolliffe maniobra su auto compacto a través de las puertas de Colaiste Pobail Setanta, una escuela secundaria cercana a Clonee, justo a las afueras de Dublín, Irlanda. Son las cuatro y treinta, y los profesores comienzan a salir del edificio para dirigirse a casa después del día escolar.

Amanda todavía no apaga su auto y un profesor se acerca, mientras saluda y sonríe. “¡Amanda! ¡Escuchamos que venías de visita!”

Otros dos profesores la saludan mientras ella sale de su auto. “Estás de vuelta”, exclaman. “Es increíble verte”.

Antes de que Amanda llegue a la puerta principal de la escuela, tres profesores más – incluido uno que ella no conocía – pasan junto a ella y le dan la bienvenida. “Tú debes ser Amanda, la que enseñaba aquí”, comenta el nuevo profesor. “¡He escuchado mucho de ti!”

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Amanda parece reservada cuando la conoces por primera vez. Se adentra en su entorno, escucha primero, observa en calma. Pero luego habla. Es rápida, entusiasta, optimista y sabia. Amanda puede hablar de casi cualquier tema – sean ciencias de la computación, futbol galo (su pasión personal: un juego en equipo irlandés que es una cruza entre el futbol y el basquetbol), o modelos a seguir – y hacer que suene fascinante y alcanzable.

“Nos demos cuenta o no, todos somos modelos a seguir para dar forma al comportamiento. Lo que hacemos, lo que decimos, y el contexto en el que presentamos ciertas circunstancias es, de manera consistente, escuchado, visto, y sentido”, comentó.

Los comportamientos que ella observó de sus padres, Jack y Josie, que vienen de hogares humildes, eran el trabajo duro y el sacrificio – acciones que ayudaron a garantizar la educación privada y la participación en deportes de equipo de Amanda y su hermana.

Fue mientras jugó basquetbol – y luego en ayudar como entrenadora de estudiantes más jóvenes – donde Amanda desarrolló un interés por la enseñanza, por “ayudar a las personas a conseguir cosas que no habían podido hacer antes”, mencionó.

Su interés se convirtió en su carrera, lo que la llevó a Colaiste Pobail Setanta donde de manera eventual se convirtió en directora asistente, jefa del departamento de educación física, y líder de aprendizaje y tecnología digital de la escuela.

Amanda dice que en Colaiste Pobail Setanta aprendió lecciones que la formaron para siempre como educadora. Y es por eso que ha regresado – para agradecer a la comunidad que la inspiró.

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En Irlanda, los estudiantes toman dos exámenes estatales durante sus años de secundaria. Estos complicados exámenes, que cubren múltiples materias y duran semanas, determinan los cursos académicos que los estudiantes estarán calificados a tomar, en especial en la universidad.

Las escuelas tienden a adaptar su plan de estudios hacia la preparación para las pruebas – para ayudar a los estudiantes a recordar de manera rápida datos que podrían salir en los exámenes. A Amanda se le preparó para enseñar sobre esa prueba.

Pero cuando llegó a Colaiste Pobail Setanta después de su primer año de enseñanza, ella conoció a su fundadora y en ese entonces directora, Eileen O’Rourke, quien creía que el aprendizaje debería y podría ser diferente.

 

“Eileen me enseñó cómo preparar a los estudiantes para el futuro, no para una marcar una casilla en un examen”, explica Amanda. “En la era de los motores de búsqueda, no necesitamos memorizar; necesitamos analizar. Descubrir las cosas. Tomar lo que hemos aprendido y crear cosas nuevas”.

Con la guía de Eileen, Amanda desarrolló nuevos planes de clase que hicieron que sus estudiantes adolescentes se levantaran de sus sillas. En lugar de prepararlos para la prueba, Amanda hizo que sus estudiantes interactuaran más entre ellos para hacer lluvias de ideas, negociar, y desarrollar sus propios planes de clase para mostrarlos a los demás.

Eileen también invitó a sus profesores a observar los estilos de enseñanza de otros profesores y otras escuelas y a compartir ese conocimiento con sus colegas, una práctica que Amanda dice no era común en las escuelas irlandesas en ese tiempo.

“No deberíamos estar cerrados a lo que otros podrían enseñarnos. Eileen fue firme en el hecho de que podíamos aprender mucho entre nosotros”.

Es una lección que Amanda lleva consigo.

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Conforme la Economía de Irlanda continúa su recuperación después de una recesión nacional en 2008, el país se encuentra al centro de una explosión tecnológica – ahora es hogar de grandes empleadores tecnológicos internacionales y locales. Para llenar estos trabajos tecnológicos, el sistema de educación ha batallado para estar al día en cómo prepara a los estudiantes para el futuro.

En 2018, después de enseñar por seis años en Colaiste Pobail Setanta, Amanda llegó a enseñar en Microsoft en un centro de aprendizaje único en su tipo llamado DreamSpace. Este centro fue creado para ser un catalizador para las escuelas y profesores irlandeses para el desarrollo de programas en ciencias de la computación, así como para introducir a los estudiantes a la diferencia positiva que pueden conseguir a través de carreras en tecnología.

Amanda enseña ciencias de la computación – dos clases al día, cinco días a la semana – a escuelas que han aplicado para asistir a DreamSpace en la oficina de Microsoft en Dublín. Pero antes de que pongan un pie en la puerta, Amanda creó un plan de clase personalizado con dos metas en mente: despertar la curiosidad en el estudiante e inspirar confianza en el profesor.

“Quiero que los profesores puedan ver las actividades, pero también queremos que estas sean alcanzables – para que cuando se vayan, puedan seguir con la enseñanza para los estudiantes en sus propias aulas”.

Pero es mucho más que una educación tecnológica. Ella también mezcla lo que aprendió de Eileen en Colaiste Pobail Setanta.

“En cada plan de clase que desarrollo, pienso, ‘¿Van a ser creativos? ¿Van a trabajar en equipos? ¿Van a tener que resolver un problema?’”, explicó.

“Quiero mostrarles que el futuro del trabajo no es sólo sobre tecnología y habilidades STEM; también es sobre habilidades sociales y emocionales – creatividad, colaboración, pensamiento crítico”.

Ella muestra a los estudiantes quién pueden ser y qué pueden hacer, sin importar sus antecedentes – un tema que la regresa a su niñez en Bluebell, un pequeño suburbio cerca del centro de la ciudad de Dublín, a sólo 20 kilómetros de DreamSpace.

 

“Bluebell está en un área desfavorecida, y cuando tengo niños que vienen de áreas similares, siempre les digo de dónde soy. Y ellos dicen, ‘¡No, claro que no eres de ahí!’”, comentó. “Porque para ellos, ver a alguien de Bluebell que trabaja en Microsoft es algo importante. Y yo solo espero que ellos piensen, ‘Si ella trabaja aquí, yo puedo trabajar aquí’”.

Después de una clase reciente, una estudiante agradeció a Amanda y le dijo que ella antes sólo había codificar a hombres. La oportunidad de codificar junto con otras niñas era algo que ella nunca se hubiera imaginado.

“Ese fue un momento que me sorprendió”. Amanda hace una pausa y luego suspira decepcionada. “Claro que conozco las estadísticas sobre las mujeres en la industria tecnológica. Pero tener a un estudiante que diga que eso hizo mucho más real el impacto y la realidad”.

Para el siguiente año, Amanda espera alcanzar a más estudiantes a través de DreamSpace al viajar hacia áreas rurales, entrenar a más profesores, e incluso crear mini entornos DreamSpace en las escuelas – esquinas cómodas y coloridas dentro de las aulas donde los estudiantes puedan aprender juntos.

“En verdad creo que no puedes ser lo que no ves”, comentó Amanda.

“Quiero mostrar a los estudiantes que no importa dónde vives. No importa lo que has hecho. No importa lo que tus padres hacen. Puedes hacerlo; es posible”.

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De vuelta en Colaiste Pobail Setanta, Amanda abraza a sus ex colegas mientras se despide y se dirige a su viejo laboratorio de ciencias. Mientras su mano limpia y vacía un escritorio, ella comienza a recordar el pasado con cariño. Ella ama lo que hace ahora – incrementar sus propias habilidades en nuevas maneras – pero ella siempre va a recordar de donde viene.

Mientras se dirige a la salida, Amanda pasa por la oficina de recepción, en la que se encuentra una nueva empleada que no trabajaba ahí cuando Amanda era profesora en la escuela.

“Hola, soy Amanda. Daba clases aquí”.

“Hmm, vaya”, comenta la recepcionista, que asume que Amanda ha dejado la vocación, así como la escuela.

“Todavía doy clases”, comenta, mientras su rostro se ilumina con orgullo. “Pero ahora, soy profesora en Microsoft”.

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Fotografía por Rodrigo De Medeiros; videografía por Rodrigo De Medeiros y Steven Heller.