Essential IT: Cómo Providence usa datos para cuidar a los pacientes con COVID-19
Esta es la segunda entrega en una serie de perfiles de ejecutivos de TI que ayudaron a guiar a sus organizaciones a través de la pandemia de COVID-19 y hacia la recuperación.
B.J. Moore sabía que tenía que seguir a sus instintos.
Había tomado una decisión crucial en su rol como nuevo director de información en Providence, uno de los sistemas de salud más grandes en Estados Unidos, que abarca 51 hospitales y 1,085 clínicas en siete estados del oeste. Pero su elección fue contrarrestada.
“Me dijeron”, recuerda Moore, “que mi decisión sería complicada a nivel político y táctico”.
Ese momento llegó en julio de 2019, cuando Moore llevó a Providence a firmar una alianza estratégica multianual con Microsoft, para desarrollar una suite de soluciones digitales para mejorar los resultados de salud y reducir el costo de la atención.
Más en específico, las dos empresas acordaron combinar Microsoft Azure, Microsoft 365 y capacidades avanzadas de cómputo como la inteligencia artificial (IA), con la experiencia clínica y los entornos de atención de Providence. La meta era acelerar la adopción, por parte de la industria de la atención médica, de la medicina basada en la nube para el beneficio de la atención del paciente y la productividad de los proveedores de atención.
El plan de juego inicial era ambicioso. Pronto, se volvió en una verdad audaz.
En el verano de 2019, Providence comenzó a migrar a 120 mil empleados, que usaban una combinación de aplicaciones de comunicación y conferencias en web, a una sola plataforma: Microsoft Teams. Su meta era completar ese movimiento masivo en 18 meses.
Y entonces, llegó COVID-19.
El lunes 20 de enero de 2020, en el Centro Médico Regional de Providence en Everett, Washington, los doctores comenzaron a tratar al primer caso confirmado del nuevo coronavirus en los Estados Unidos. El paciente era un hombre de 35 años quien, cinco días antes, había volado de vuelta a Seattle después de visitar a su familia en Wuhan, China.
Dentro de la unidad de patógenos especiales del hospital, el paciente en un inicio empeoró y desarrolló neumonía. Los médicos lo trataron con el medicamento antiviral remdesivir, que alguna vez se usó con éxito en pacientes con ébola. Funcionó. El 3 de febrero, el hombre fue dado de alta del hospital para que se recuperara en casa.
Pero para entonces, Moore y otros ejecutivos de Providence reconocieron que podría estar desarrollándose una pandemia.
“Comenzamos a ver qué podíamos hacer para acelerar nuestra migración a Teams, porque todavía estábamos en Webex, Lync, Skype y Teams. Sabíamos que si entrábamos en cierres y no teníamos a todos nuestros proveedores de atención en una sola plataforma colaborativa, sería un desastre”, recordó Moore.
Los médicos y administradores de Providence necesitaban comunicarse de manera rápida entre ellos a través del sistema para compartir los éxitos de sus tratamientos, la coordinación de aumentos, los desafíos de la cadena de suministro y otras revelaciones de COVID-19.
Y para contener la tasa de infección dentro del sistema del hospital, miles de proveedores de atención tuvieron que cambiar a hacer su trabajo de manera remota, literal, de la noche a la mañana.
El departamento de TI trabajó de manera urgente para reducir los 10 meses restantes de la implementación a meras semanas. Para abril, todos los 120 mil empleados estaban en Teams.
“Fue decisivo para nosotros”, comentó Moore. “No hubiéramos podido funcionar como un sistema de salud si no hubiéramos hecho esa transición”.
Los que antes eran escépticos ahora estaban agradecidos.
“Nunca había recibido tantos emails tan cariñosos en mi vida”, comentó Moore con una risa. “La misma gente que estaba dudosa ahora me escribía para decir: ‘Tomaste la decisión correcta’”.
Mientras tanto, el cambio a Azure también comenzó a dar sus frutos para Providence, que con anterioridad había utilizado almacenes locales de datos. Para la primavera, los ejecutivos de Providence buscaron pronosticar qué hospitales y clínicas dentro del sistema necesitarían envíos de emergencia de equipo de protección personal (PPE, por sus siglas en inglés) y ventiladores, antes de que surgieran nuevas olas de COVID.
Tenían dos acertijos por resolver: ¿Los datos en la nube podrían ayudarles a detectar los primeros signos del virus en las comunidades que atienden, y, ¿Esos mismos datos podrían ayudar a Providence a predecir donde surgiría COVID a continuación?
Las respuestas fueron: sí y sí.
“Para entonces, ya habíamos trasladado la mayoría de nuestros datos a Azure. Y pudimos utilizar el aprendizaje automático nativo, y la IA en Azure, para mover nuestros recursos donde se necesitaran”, mencionó Moore. “Si estuviéramos en un entorno local, esas herramientas no hubieran podido estar disponibles para nosotros.
“Llegamos al punto donde pudimos predecir, con dos semanas de anticipación y con, tal vez, 85 a 90% de precisión, dónde se producirían los aumentos repentinos (del caso COVID-19)”.
Las ubicaciones de esos picos futuros residían dentro del mar de datos generados por pacientes que, de manera reciente, habían visitado algunas de las 1,085 clínicas de atención primaria de Providence. Llegaron quejándose de fiebre, tos y otros síntomas, pero no estaban lo suficientemente enfermos para requerir hospitalización.
Pero unas dos semanas después de que esas visitas a la clínica alcanzaran su punto máximo en ciertas áreas, una parte de esos pacientes se presentaba en las salas de emergencia cercanas, con la necesidad potencial de un tratamiento que les salvara la vida, dice Moore.
“Ahora supimos, por ejemplo, que estábamos a punto de tener un aumento repentino en el sur de California, por lo que trasladamos ventiladores y PPE allí con anticipación”, comentó.
Y en entornos no clínicos, como la facturación y la codificación médicas, los empleados de Providence comenzaron a utilizar Teams y Azure para mantener un alto rendimiento, productividad y coordinación al tiempo que protegen a los proveedores de atención, mencionó Moore.
Esos movimientos han comenzado a transformar cómo piensa la organización sobre su huella inmobiliaria, así como sobre el futuro de la fuerza laboral médica moderna.
Por ejemplo, Moore prevé un día en el que millones de personas usen, digamos, relojes inteligentes para cargar de manera rutinaria sus temperaturas corporales en sus registros de salud basados en la nube. En ese mundo, un solo doctor podría entonces usar la IA y el aprendizaje automático para rastrear esa avalancha de datos y detectar una enfermedad local emergente.
“Nuestros doctores son increíbles. Nuestros medicamentos son increíbles”, añadió Moore. “Pero la mejor manera de mejorar la salud de nuestras comunidades es evitar que la gente se enferme o intervenir lo antes posible. La tecnología nos permite hacer eso”.
Retratos por Dan DeLong.