La aventura de un hombre para revolucionar el tratamiento del cáncer
Como van las historias de amor, podría ganar un Oscar: Chico conoce a chica, la chica se enferma de gravedad, el chico casi deja en bancarrota su empresa para ayudar a salvarla, la chica se recupera, el chico se da cuenta que ha construido un negocio por demás exitoso que podría ayudar a salvar millones de vidas, ambos viven felices para siempre.
Excepto que esto no es una película de Hollywood; esto sucedió en realidad.
Jorge Cortell arriesgó la empresa que fundó, su modo de vida, todo, para salvar al amor de su vida del cáncer de mama.
Ahora, él ha hecho equipo con el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido y Microsoft para que sus inventos estén disponibles para los doctores que más los necesitan.
Lo que comenzó como un reto personal, ha revolucionado la manera en la que enfrentamos al cáncer, que ha tomado más de 163 mil vidas en 2014 en el Reino Unido, de acuerdo con las más recientes cifras de Cancer Research, y cerca de tres veces esa cifra, fueron diagnosticados con la enfermedad.
La gente ahora puede ser tratada más rápido y de manera más efectiva, lo que, de manera potencial, ahorra al NHS millones de libras al año.
Pero el logro de Cortell no sucedió en un laboratorio; no hubo tubos de ensaye o experimentos científicos. Él utilizó su computadora para enfrentar al cáncer, crear diferentes programas y utilizar Microsoft Azure para permitir a los doctores compartir de manera sencilla, imágenes de tumores en el cuerpo humano, revisar el historial médico de los pacientes y ver qué medicamentos podrían funcionar, con sólo unos clics de un mouse.
Cortell ha enfrentado un problema mayor en el mundo médico, que por lo general tiene presupuestos cortos, hay muchos sistemas computacionales muy viejos que manejan escaneos como rayos X y MRI que han sido utilizados junto con algunos más nuevos, pero ninguno de ellos trabaja entre sí.
Sara Bainbridge, gerente de políticas de Cancer Research en Reino Unido, comentó: “Compartir datos, imágenes y resultados de pruebas es crucial para mejorar el cuidado del paciente. El software que ayuda a que esto suceda podría ser muy útil para acelerar el diagnóstico si libera el tiempo de los doctores y otros profesionales de la salud involucrados”.
Él descubrió qué tan frustrante y fatal esto podría ser cuando, hace cuatro años, conoció a Stephanie, una paciente con cáncer de mama, en Nueva York, y fue con ella a sus citas en el hospital. Las muestras del tumor tomaron semanas en regresar, se tuvieron que volver a hacer las pruebas, los oncólogos no tenían acceso a muestras de tejido o imágenes, la lista crecía y crecía.
“Me di cuenta que había muchas ineficiencias, muchas piezas de datos que no estaban conectadas, muchas cosas que debían suceder y no lo hacían”, comentó. “Quería reunir las ‘piezas faltantes’ para resolver el rompecabezas para ayudarla, y a millones de pacientes como ella”.
En ese entonces, Kanteron, su empresa de seis años de antigüedad, se enfocaba sólo en manejar y distribuir imágenes médicas, como escaneos, a los doctores. Era una empresa exitosa, y con más de 200 firmas haciendo lo mismo, se trata de un mercado bastante estable y confiable, los doctores necesitan ver los escaneos de un paciente, así que esas empresas ayudan a enviárselos.
Sencillo.
Todo eso cambió durante el tratamiento de Stephanie.
“Les dije a mis desarrolladores que pararan lo que hacían y que íbamos a invertir todo lo que teníamos en investigación y desarrollo para crear esos componentes que faltaban”, comentó Cortell, de 44 años de edad.
Kanteron, una empresa grande con tres oficinas en España, así como en sitios como Reino Unido, Estados Unidos y Perú, de pronto cambió la dirección para enfocarse en tres áreas: patología digital, genómicos y bio-sensores.
La primera parte estableció la manera de estandarizar los escaneos para que los radiólogos los pudieran ver sin importar qué sistema utilizaran. En la actualidad, existen muchos escáneres digitales de patología y todos producen imágenes en su propio formato; por lo tanto, si un radiólogo envía una imagen a un colega, es probable que él o ella no puedan verlo, un escenario que Cortell define como “ridículo”.
Después giró hacia genómicos. Se estableció encontrar una solución al problema que representa que la mayoría de los medicamentos son prescritos con base en prueba y error, a un paciente se le da una medicina, la toma pero no funciona, así que regresa con el doctor para que el proceso comience de nuevo. “Necesitas cambiar a otra y luego a otra; y cada vez que haces esto es tiempo y dinero desperdiciados y pones en riesgo al paciente”, revela Cortell, y agrega que entre 25% y 75% de los medicamentos no funcionan para una persona.
Kanteron creó una sola base de datos que permite a los doctores ingresar a ella en segundos y ajustar los medicamentos a pacientes específicos, basados en su perfil genómico.
Por último, hay sensores biométricos como dispositivos wearable que miden estadísticas corporales. Cortell creó un programa que permite a los profesionales médicos ver todos los datos recopilados de productos como Microsoft Band, en una pantalla. “El doctor puede decir: ‘Ok, este día usted dijo que comenzó a no dormir bien o su cabeza le dolió,’ y puedes ver las mediciones y decir, ‘Ok, ¿Qué pasó un día antes?’ Para que puedan tener una vista clara y rápida de lo que sucede [con el paciente]”.
Toda la idea era una gran apuesta y una que según admite Cortell, no hacía sentido desde un punto de vista corporativo, pero no podía quedarse sin hacer nada.
“Casi dejé en bancarrota a la empresa. Todo eso era irracional, pero eso te ayuda a tener una visión muy clara. Cuando tomas decisiones basado en proyectos y mercados y estadísticas, en ocasiones los números cambian y tu visión también cambia y todo se complica. En este caso, eso no importaba… Ver cómo se desvanece ante tus ojos el amor de tu vida es una gran motivación… Esto era personal, y yo era dueño de la compañía, así que tomé el riesgo”.
Cortell nació en Valencia, España, y casi llegó a ser basquetbolista profesional, antes de romperse ambas rodillas en un juego de pretemporada antes de su temporada de debut. Los años de jugar este deporte en la escuela debilitaron sus rodillas, pero Cortell no dejó de jugar y algunos remates de más lo dejaron con lesiones que alteraron su vida. Pasó por seis cirugías en cada rodilla y pasó ocho meses en un hospital, donde los doctores le decían que era afortunado de poder caminar de nuevo.
En un giro del destino, fue esta terrible lesión la que puso a Cortell en el camino para crear Kanteron. El futuro hombre de negocios se obsesionó con ver las imágenes médicas de sus miembros reconstruidos y una vez fuera del hospital regresó a la escuela a estudiar computadoras en Oxford, y se especializó en imágenes de satélite y médicas.
Luego, él ajustó Kanteron con un amigo que era físico nuclear y “arrancó a partir de ahí”.
El negocio fue un éxito. El equipo se expandió a 10 personas centrales con 32 independientes adicionales y se abrieron nuevas oficinas en Londres y Perú. En 2011, Cortell voló a Nueva York para abrir la subsidiaria de Estados Unidos, y ahí conoció a Stephanie. Originaria del norte de Nueva York, ella volaba de regreso al país al mismo tiempo. Ella se convirtió en agente de viajes y comenzaron a salir.
“Mientras sostenía su mano durante el proceso en dos ocasiones (tuvo una cirugía, y una recurrencia un año después) y nos reuníamos con sus doctores, pude ver de primera mano qué tan rotos están muchos procesos relacionados con el cuidado del cáncer y el compartir las imágenes médicas”, comenta Cortell.
Su tratamiento se complicó por una reacción inusual a un medicamento que no fue efectivo, lo que Cortell achaca a una “variante genómico”.
“Algo se tenía que hacer al respecto y no me iba a sentar a esperar a que alguien más lo hiciera”.
Muy pronto, Cortell descubrió que “hacer algo al respecto” no era sencillo. Primero, tenía que regresar a la escuela, pues su título en computación y los varios años de imágenes médicas y experiencia en negocios no eran suficientes. Y ya que no es un doctor calificado, Cortell sólo fue aceptado en un programa de posgrado de genómicos clínicos debido a su persistencia. Sin embargo, se graduó con las mejores notas, antes de persuadir a su profesor de genómicos para que se uniera a Kanteron como asesor, para agregar a los expertos en robótica, de imágenes de satélite y médicas, que ya se encontraban en la compañía.
Un millón de líneas de código computacional después, Kanteron creó el Servidor Translacional de Información Médica (TMIS, por sus siglas en inglés), el primer y único sistema integrado personalizado de medicina en el mundo. TMIS ha conseguido desde entonces, bastantes reconocimientos internacionales, entre ellos el Premio de la Asociación Digital Patológica.
El trabajo fue completado mientras Stephanie entraba a un largo y duro programa de tratamiento que involucraba una cirugía. Ella luchó y se recuperó y se ha mantenido libre de cáncer por dos años.
A pesar de su alivio y satisfacción, Cortell sentía que su trabajo no había terminado. Él quería ayudar a más gente como Stephanie, “el objetivo es ser global”, comenta.
En una apuesta para asegurarse que la mayor parte de los expertos e instituciones médicas adopten el programa, Kanteron hizo a TMIS con código abierto, “tenemos todos los datos y las pruebas de que es seguro y también de todas sus ventajas”. También corre en Azure, la solución de nube de Microsoft.
“Estamos muy emocionados por trabajar con Microsoft. El año pasado, 90% de los clientes no querían hablar sobre la nube, este año, 10% de los clientes no lo quieren hacer. Ha sido un cambio sorprendente”.
Cortell también ha procurado calmar los miedos referentes a la ciberseguridad, con la nube de Microsoft protegida en las capas físicas, de red, de huésped, de aplicación y de datos, para que sus servicios en línea sean resistentes a los ataques. “Desde el día uno la seguridad ha sido esencial para nosotros, no sólo porque se trata de datos de salud y genómicos, también porque trabajamos en 15 países”, agrega.
Kanteron ahora tiene clientes en cuatro continentes, mientras que los pedidos se mantienen en “cientos de millones dólares y van en aumento”.
“Duplicamos las ganancias el año pasado y las triplicamos este año y apenas vamos a mitad del camino”, agrega Cortell.
También hay un arreglo importante con la NHS, y el hospital infantil Great Ormond Street ha sido cliente por más de cuatro años.
“La NHS ha tenido interés en imágenes médicas y se han ‘abierto’ después de que trataron de concentrar todo en sólo algunos proveedores y han gastado miles de millones de libras y no funcionó”, mencionó Cortell.
Bainbridge agregó: “Sabemos que hay presiones reales en la NHS para entregar resultados a tiempo. Queremos ver soporte para nuevas formas de pensamiento en NHS, tal como proyectos que prueban nuevos acuerdos para compartir equipo y recursos entre hospitales, para asegurar que los pacientes obtienen un cuidado de la mejor calidad”.
La NHS hizo un acuerdo con Kanteron que significaba que cualquier fideicomiso podría registrarse y comenzar a utilizar TMIS. Los fideicomisos obtienen acceso al código abierto, para que puedan descargar y utilizar los programas de manera gratuita. Luego pueden llamar a Kanteron para solicitar servicios como entrenamiento y soporte técnico.
Kanteron ahora está en contacto directo con 17 NHS fideicomisos alrededor del país, “desde Leeds a Manchester a Southampton”, cada uno con sus propias iniciativas, ideas y proyectos. El hecho de que TMIS es de código abierto significa que puede ser adaptado a cualquier propuesta, incluso si no incluye a Kanteron.
“Las ventajas para el cliente son que ellos saben que sus datos jamás serán bloqueados. Saben que no serán dependientes de nosotros. Si, por cualquier razón, no quieren trabajar con nosotros, pueden ir con alguien que sea capaz de manejar ese código. Es muy sencillo para nosotros integrarnos con otros”.
Sin embargo, Cortell no ve que eso suceda. Él afirma que las eficiencias y exactitud que su sistema ofrece a los doctores cuando ellos tratan a los pacientes de manera activa significa que la NHS podría ahorrar millones de libras al año.
“Hemos hecho investigación en diferentes países, todos con diferentes poblaciones y cobertura y costos de medicamentos, pero el impacto siempre es enorme. Hay algunos casos donde el ahorro en pacientes individuales puede ser de miles de libras, tan solo con ser capaz de ver los datos en el momento adecuado, cuando prescribes un medicamento, o cuando das seguimiento, o para prevenir una reacción adversa a un medicamento.
“Los doctores pueden colaborar de manera remota con un solo paciente. Tenemos un proyecto de datos genómicos en Canadá que realiza pruebas para reacciones médicas adversas; pero no sólo es para prevenirlas, también es para encontrar casos que nadie tomó. Ahora podemos revisar los datos genómicos de un paciente y decir, ‘Ok, a este paciente se le prescribió su medicación durante el año pasado, pero sabemos que este paciente tiene esta variante genómica que interactúa con su antibiótico y causa daños en el hígado’. Ahora podemos revisar el historial médico de ese paciente y ver si se ha reportado daño en el hígado pero nadie sabe la razón. Ahora tenemos la liga, y podemos avisar al doctor por si quiere cambiar el medicamento o por lo menos hacerle saber que esto es la causa y esto podría dar más información a su tratamiento”.
“Estamos muy emocionados”.