Limpiar las montañas de desechos electrónicos en India
La startup Karo Sambhav intensifica su búsqueda por un reciclaje responsable
Los callejones de Mustafabad están llenos de talleres con ventanas en la pared repletos de PC desechadas y equipo tecnológico de otra época. Los pedazos y piezas de desechos electrónicos se apilan, equilibrados de manera precaria uno encima del otro como si fueran bloques de Jenga. Una visita a este barrio de chabolas y a otros similares en la parte noreste de Nueva Delhi es como adentrarse en una escena de Wall-E, aunque con humanos.
Ahora, una ambiciosa startup trabaja duro para limpiar todo esto al asumir la, al parecer, imposible tarea de formalizar la turbia economía de desechos electrónicos de la India.
Karo Sambhav significa “hazlo posible” en hindi. Se ve a sí mismo como “un movimiento” para lograr que múltiples jugadores: fabricantes, distribuidores, recicladores, actúen de manera sustentable y creen una economía circular con la ayuda de nuevas soluciones digitales.
“Todo el ecosistema, desde los canales de recolección a las empresas de desmantelamiento y reciclaje, a las organizaciones que utilizan materiales secundarios para la creación de nuevos productos, tiene que colaborar”, comentó su fundador Pranshu Singhal. “Solo entonces podremos resolver el problema a escala, porque no es posible enfrentar este problema solos”.
India, con su creciente clase media y el aumento en la penetración de la tecnología, es uno de los mercados de electrónicos más grandes del mundo. Y también es uno de los generadores más prolíficos de desechos electrónicos del mundo, donde ocupa el tercer lugar, con 3.2 millones de toneladas métricas anuales, de acuerdo con Global E-waste Monitor. Tiene un deficiente historial de eliminación de productos electrónicos usados y no deseados, donde sólo se recicla el dos por ciento de ellos.
Cada día, alrededor de 7,200 toneladas de desechos electrónicos llegan a la capital de la India, desde todo el país y del extranjero. La mayoría termina en cientos de miles de tiendas indocumentadas, donde bandas de hombres y mujeres mal pagados desmantelan a mano computadoras de escritorio, laptops, monitores, smartphones, y todo tipo de aparatos viejos. Los tableros de circuitos recuperados y los cables arrancados se venden por separado a operaciones de reciclaje en bruto, donde trabajadores con poco o ningún equipo de protección usan baños de ácido para extraer metales valiosos.
La escala del desafío es enorme, y la resistencia al impulso de la sustentabilidad ha sido alta. Dentro de la economía informal de la India, la recolección de chatarra ha sido un medio de vida generacional, llevado a cabo de la misma manera durante años. Es un comercio sucio, ineficiente, no regulado, y a menudo, inseguro.
Cuando Karo Sambhav comenzó a difundir el concepto de reciclaje responsable por primera vez, algunos comerciantes de chatarra, conocidos como agregadores, le cerraron las puertas. Poder generar confianza fue crucial, por lo que algunos miembros del personal de campo se mudaron a casas en los vecindarios donde vivían los agregadores, como Seelampur en Nueva Delhi o Kurla en Mumbai, la capital financiera de la India. De manera eventual, se formaron relaciones.
Suhaib Malik es un agregador de tercera generación, uno de los cientos ubicados en Mustafabad. Su padre y su abuelo comerciaron con chatarra durante décadas. El joven de 26 años se aventuró en el desconocido, pero prometedor, sector de desechos electrónicos en 2018, cuando escuchó que otros ganaban mucho dinero después de hacer el cambio.
Ahora ha expandido sus operaciones más allá, al hacer negocios de manera sustentable con Karo Sambhav. Las condiciones de trabajo en su taller y sus resultados financieros han mejorado.
“Ya ni siquiera tenemos que romper los teclados”, comentó. “Tan solo los entregamos como están”. Esto exime a sus trabajadores de horas de trabajo nocivo al tratar con desechos tóxicos. Ahora, cada dos semanas llega un camión para pesar los componentes electrónicos y empacarlos de manera prolija en sacos de yute con códigos de barras para ser llevados a recicladores responsables certificados.
La demanda constante de este nuevo cliente significa que “el negocio ha mejorado bastante”, señala Malik, cuyo taller tiene CPUs y teclados obsoletos apilados afuera, como en una instalación de Nam June Paik. Obtiene desechos electrónicos de unos 100 comerciantes más pequeños en Nueva Delhi, así como de los estados de Bihar y Bengala occidental, en el este de la India, a unas mil millas de distancia. En 2018 sólo tenía cuatro fuentes.
Se siente orgulloso de que, después de tres generaciones de estar en el negocio de la chatarra, la empresa de su familia por fin cumple con sus impuestos y está organizada de manera apropiada como un negocio.
Taj Mohammad, con sede en Mumbai, recogió chatarra en su adolescencia y estableció un negocio hace una década. Recuerda haber sospechado cuando Karo Sambhav lo contactó por primera vez.
“De primera, siempre tienes el temor de que pueda ser un fraude. ¿Se van a llevar el material y no me van a pagar a tiempo?, recordó. “Poco a poco, conforme comenzamos a venderles pequeñas cantidades de chatarra, se comenzó a desarrollar la confianza”.
Los precios competitivos y los pagos a tiempo lo llevaron a seguir las reglas e incrementar sus ventas a Karo Sambhav, quien le paga de manera regular cada dos semanas, en comparación a otros clientes que en ocasiones lo hacen esperar por meses. Mohammad recolectó y vendió más de 180 toneladas de laptops y teclados viejos a la organización en 2019, frente a las 50 toneladas vendidas en 2018.
La tecnología ayuda a tejer la transparencia en cada paso de las operaciones de Karo Sambhav. Cuando un equipo recolecta un envío de desechos de un agregador, sus miembros suben fotografías y detalles en una aplicación. Esta información está hospedada de manera segura en la plataforma de nube Azure de Microsoft.
El código de barras en cada artículo significa que este es contabilizado en tránsito y, una vez de vuelta en la oficina, el reconocimiento de imagen, que usa Microsoft Azure Cognitive Services, ayuda a conciliar los detalles de la factura del agregador con lo que se había cargado en el camión. Los camiones de logística están habilitados por GPS, por lo que se puede rastrear el viaje hacia los recicladores. Gracias a que están en una nube segura como Azure, cada pieza de chatarra puede ser rastreada en todo momento: desde la recolección hasta el reciclaje responsable.
La fundación de Karo Sambhav, por parte de Singhal, es el resultado de una larga pasión por la protección al medio ambiente. Él tiene una maestría del Instituto Internacional para la Economía Industrial Ambiental en Suecia. También fue entrenado por Thomas Lindhqvist, quien acuñó el principio de “responsabilidad extendida del productor” (EPR, por sus siglas en inglés), que sostiene que los productores deben ser responsables por lo que pasa con los productos una vez que los consumidores dejan de usarlos.
Singhal encuentra fascinante que los seres humanos sean la única especie que genera desechos. “Convertimos los elementos en compuestos, componentes, y luego productos. Pero al convertir esos productos de vuelta a su forma elemental, ¿Cómo creamos la segunda parte de ese sistema de producto?” Él trabajó en este problema durante su paso por Nokia en Finlandia, Singapur, y luego India.
En 2012, el gobierno de la India introdujo nuevas reglas para el manejo de desechos electrónicos, que obligan a las empresas que lanzan productos al mercado a que también los recolecten para reciclaje. Cinco años después de ese cambio de política, Singhal se sintió obligado a lanzar un equipo que pudiera ayudar a las organizaciones de productores a cumplir con esta expectativa de manera transparente.
“Hasta que, y a menos que, haya una buena implementación limpia, la política se extinguiría y el gobierno no aplicaría el mismo principio a otras categorías de productos”, comentó. Varios gigantes tecnológicos globales, impulsados por una necesidad de cumplir con las regulaciones en sus propios negocios y por un deseo de generar un cambio en las bases de la India, lo apoyaron, incluida Mi India, la marca de smartphones y Smart TV más grande del país.
Mi India se asoció con Karo Sambhav para ayudar a sus clientes a recoger sus desechos electrónicos en sus hogares o a dejarlos en sus tiendas en todo el país.
“En Mi India, creemos que nuestro enfoque no sólo debe estar en el reciclaje responsable, sino también en la generación de consciencia. Karo Sambhav crea consciencia entre las escuelas y los grandes consumidores de desechos electrónicos a través de eventos de concienciación. Trabajan muy de cerca con el sector informal y les ayudan a adoptar el sector formal y han tenido éxito en hacer esto”, comentó Prateik Dass, líder de responsabilidad social corporativa en Mi India.
“Pero no lo pueden hacer solos. Todas las partes interesadas, incluido el gobierno, las marcas, los clientes, los distribuidores, el sector informar, los recicladores, y las organizaciones de responsabilidad del productor (como Karo Sambhav) necesitan unirse y construir un ecosistema auto sostenido. De acuerdo con la regla actual, toda la responsabilidad de recolectar y reciclar desechos electrónicos recae sólo en las marcas y, debido a esto, el resultado final no siempre es tan impresionante”.
Hoy en día, Karo Sambhav está presente en 28 estados y en 3 territorios sindicales en el país, donde se ha comprometido con más de 500 compañías e instituciones de gobierno, 22,700 escuelas, 5 mil agregadores del sector informal, y 800 tiendas de reparación.
Ashvinee Mawar, gerente de operaciones, recuerda con asombro cómo inició la planificación logística para esta gigantesca operación en el piso de la sala de estar del departamento Singhal en Gurgaon. “La primera recolección que hicimos de Nueva Delhi en 2017 fue de sólo 400 kilogramos. Fuimos a media noche porque esos mercados estaban muy congestionados durante el día”, recordó.
Para el siguiente año, Karo Sambhav pudo recolectar y enviar alrededor de 12 mil toneladas métricas de desechos electrónicos para reciclaje. En ubicaciones donde todavía no tiene oficinas, la organización ha establecido centros de recolección. Los recicladores más pequeños con los que trabajo también obtienen ayuda para los registros de impuestos sobre bienes y servicios, y para hacer y mantener libros de facturas.
Los desechos electrónicos fueron un proyecto piloto para el equipo, que tiene como objetivo crear economías circulares similares también para los desechos plásticos. También tratan de inspirar a las personas para habilitar el reciclaje como una forma de vida.
Los beneficios de involucrarse de manera cercana con la red informal ya son aparentes. Por ejemplo, el personal de campo de Karo Sambhav ha sido invitado a bodas en la familia Malik. Las órdenes y pagos estables han dado a los pequeños comerciantes el ímpetu para expandirse a otros tipos de electrónicos desechados como los cargadores, y su entusiasmo ha motivado a otros agregadores de chatarra en Mustafabad a unirse al movimiento.
“Es una mejor manera de hacer las cosas”, comentó Malik. “En mi opinión, este movimiento tendrá una larga vida”.
Ranjita Ganesan es periodista e investigadora con base en Mumbai.