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‘Por cierto, tengo una discapacidad visual’: Compartir su discapacidad ayudó a otros a sentirse más bienvenidos en el trabajo

En sus 23 años en Microsoft, Angela Mills ha sido muchas cosas: consultora, evangelista técnica y gerente para varios productos incluido Windows Server, Identity Management y Xbox Live. Es una presentadora experimentada, mentora compasiva y una inteligente líder que trabaja muy bien con desarrolladores, vendedores y clientes. En 2018, se tomó un año sabático y comenzó a aprender a copilotar un avión.

Mills también es legalmente ciega, una condición degenerativa de la niñez que a menudo escondía en el trabajo. Con el paso de los años, sus colegas cercanos sabían que utilizaba un lector de pantalla y que no podía ver las palabras en una pizarra blanca debido a su falta de visión central. La discapacidad es imperceptible para muchas personas, y Mills, que puede ver de manera periférica, rara vez habló sobre eso hasta hace poco.

“Desde una edad temprana ella fue entrenada de manera efectiva de que no sirve para nada revelar nuestra discapacidad o aprovecharme de ella”, comentó Mills, quien ahora lidera un equipo con la plataforma de desarrollo de juego PlayFab de Microsoft.

Después de que su visión comenzara a deteriorarse, la molestaban en la escuela y la desanimó un consejero de carrera que vio pocas oportunidades para las personas con discapacidades. “Él vio carreras que pensaba que eran apropiadas para personas ciegas y me envió a clases de tejido de cestos, para lo que era bastante mala”, mencionó.

Angela Mills en su oficina en Microsoft en Redmond, Washington.

Después de ir a la universidad y graduarse, Mills enfrentó una reiterada discriminación para su contratación. Para el tiempo que consiguió un trabajo de consultoría en Microsoft en los 90, era protegida, de manera comprensible, debido a su discapacidad. Ella no quería que la gente sintiera lástima por ella, o que pensaran que era menos capaz o necesitada de ayuda.

Pero 20 años después de unirse a la compañía, poco a poco comenzó a compartir su historia. En 2017, fue invitada a hablar sobre su experiencia en un evento interno de equipo como una de las tres colegas con una discapacidad. Fue la primera vez que habló sobre su discapacidad a una audiencia sin discapacidades identificadas, y descubrió que el evento llevó a una positiva reflexión sobre la experiencia en el trabajo de personas con discapacidad.

“Generas todas esas suposiciones sobre las personas, y a menos que alguien tenga una discapacidad visible, la mayoría de las personas no piensa en eso”, mencionó.

Un año después, su forma de pensar volvió a cambiar cuando Microsoft lanzó Seeing AI, una aplicación móvil que describe a personas, texto y objetos cercanos para usuarios con visión reducida. Esta permitió a Mills hacer cosas como encontrar salas de juntas y recoger cosas del almuerzo sin tener que pedir la ayuda de alguien – por primera vez. Cuando se le invitó a compartir el profundo impacto de la aplicación para las historias, lo hizo de mala gana.

Ser el centro de atención la ponía nerviosa, pero le ayudó a darse cuenta del efecto que su historia tuvo en otras personas. Recibió una oleada de soporte de parte de colegas y extraños, incluidas personas más jóvenes con discapacidades visuales que se sintieron inspirados por ella.

“Fue la primera vez que pensé, ‘Tal vez no me guste la atención, pero si mis 20, 30, 40 años de descubrir cosas pueden ayudar a otras personas, necesito salir y contar mi historia”, mencionó.

No puedo imaginar haber tenido más éxito en mi carrera si no tuviera la discapacidad.

En el pasado, los colegas que no sabían sobre su discapacidad en ocasiones tenían percepciones erróneas. Pensaban que era distante cuando no decía hola, o que era insegura porque no hacía contacto visual – sin saber que Mills no puede ver de manera directa frente a ella. Así que este año dio otro gran paso, cuando comentó sobre su discapacidad en una presentación frente un gran grupo de colegas.

“Una cosa que he aprendido es no sólo soltar la información, sino decir a las personas qué quieres que hagan con ella”, mencionó. Se paró en el escenario, se presentó y dijo, “Y por cierto, tengo una discapacidad visual”. Luego siguió con una solicitud: Por favor saluden y digan su nombre si me ven en un pasillo, porque es probable que no los reconozca.

La reacción fue poderosa. La gente le agradeció por compartir y le preguntaron qué podían hacer para ayudarle a participar de manera plena en el trabajo. Algunos sabían que tenía una discapacidad, pero no sabían cómo era para ella. La experiencia ayudó a sus colegas a reducir los prejuicios inconscientes y a pensar de manera más inclusiva.

“En verdad derribó de inmediato esos muros”, comentó Jennifer Rolando, administradora de negocios ejecutivos de PlauyFab, quien trabaja con Mills. “Todos van a participar a un nivel diferente, y ayudó a que la gente se sintiera más cómoda mientras hacían preguntas para asegurarse de que incluimos a todos”.

Angela Mills utiliza la aplicación Seeing AI para confirmar la ubicación de una sala de juntas.

Escondida o no, la discapacidad de Mills ha sido durante mucho tiempo una fortaleza en el trabajo, con su aguda conciencia por la accesibilidad para los clientes, sus fuertes habilidades de resolución de problemas y comunicaciones como líder, y una perspectiva única que beneficia a todos. Cuando no puede leer la pizarra blanca en una reunión, tampoco lo puede hacer nadie más en el teléfono.

“He resuelto problemas a diario desde que tenía 9 años”, comentó Mills, para explicar su capacidad de tomar buenas decisiones de manera rápida con datos limitados.

“Toda persona con una discapacidad tiene habilidades perfeccionadas para solucionar las limitaciones que conllevan su discapacidad. No puedo imaginar haber tenido más éxito en mi carrera si no tuviera la discapacidad”.

Ella se considera afortunada de que sus habilidades se alineen con una carrera que ama en una empresa que adopta la inclusión y la diversidad. Ella le da crédito a un cambio cultural realizado en años recientes, dirigido por Satya Nadella, CEO de Microsoft, y Jenny Lay-Flurrie, jefa de accesibilidad, lo que la hizo sentirse con la confianza suficiente para compartir su discapacidad.

“Hay un interés genuino, que viene desde arriba a través de todos los rangos, de hacer mejor las cosas para las personas con discapacidad”, mencionó. “Y eso resulta en hacer mejor las cosas para todos”.

Foto principal: Angela Mills en el campus de Microsoft en Redmond, Washington. (Todas las fotos por Dan DeLong)