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Sabrina Ionescu, de la WNBA, hace equipo con Xbox para impulsar a las jóvenes a perseguir sus sueños de baloncesto

Cuando Sabrina Ionescu estaba en la escuela secundaria, quería unirse a un programa de baloncesto después de la escuela. Pero no había suficientes chicas para formar un equipo y no se le permitía jugar con los chicos. Eso no le impidió crear una solución: reclutar compañeras para formar un nuevo equipo.

“Conseguí a varias chicas que estaban dispuestas a jugar. Fue un momento crucial y en definitiva me motivó a inspirar a las jóvenes a romper los límites”, comentó la selección número 1 del draft de la WNBA de 2020, que se unió a New York Liberty.

Movido por su empuje (que se hizo famoso por una historia de Slurpee que compartió en Instagram), Xbox se asoció hace poco con Ionescu para sorprender a su antiguo club de baloncesto femenil, The Cal Stars, con Nike Blazers personalizados, consolas Xbox Series S y Xbox Wireless Controllers personalizados. (Cal Stars es uno de los 32 programas de baloncesto juvenil de élite para niñas de Nike en la nación).

Ionescu y Kelly Sopak, entrenadora del ex club de Ionescu y de la escuela secundaria, eligieron jugadoras que habían demostrado longevidad y permanencia en el club, que abarca desde cuarto hasta duodécimo grado, para los regalos.

La decisión de Xbox de convertir a Ionescu en la portadora de este beneficio se debió al impacto que ella ha generado en su joven vida.

“Ella es el presente y el futuro del baloncesto femenil”, comentó Elliott Hsu, diseñador principal de Xbox, quien participó en el diseño del control, las zapatillas y la consola. “Es una verdadera gamer y usuaria de Series X. Ella es alguien que impulsa los sueños de niñas y niños por igual. Y por todas esas razones, estábamos encantados de potenciar sus sueños y hacer realidad sus visiones de Xbox”.

Caja con una cita de Sabrina junto a su zapatilla, Xbox Series S y control inalámbrico
El kit que Ionescu le regaló a su antiguo club de baloncesto juvenil

“Cada día me despierto agradecida por la plataforma que se me ha dado y me esfuerzo por predicar con el ejemplo y servir como un modelo a seguir para los jóvenes, y en especial para que las niñas practiquen deportes, una plataforma que apasionaba a Kobe y Gigi”, comentó Ionescu, de 23, quien consideraba a Kobe Bryant un mentor y a su hija Gigi una amiga, y se vio muy afectada por su pérdida el año pasado. “Sé que tengo la capacidad de influenciar e inspirar a la siguiente generación de atletas y trato de ser un buen ejemplo de manera activa”.

Ionescu tiene mucho que transmitir a la siguiente generación. En la Universidad de Oregon, fue la líder de los tiempos de la NCAA en triples-dobles con 26, y fue la primera jugadora universitaria en anotar dos mil puntos en su carrera, mil asistencias y mil rebotes.

En su equipo de la WNBA, jugó en tres partidos antes de que un esguince severo terminara con su temporada, pero se espera que sea una líder clave de la franquicia en el futuro.

Chicas en camisetas rojas y pantalones cortos negros alineadas en una cancha de baloncesto con los uniformes blancos frente a ellas.
El equipo de Cal Stars con las equipaciones, con Ionescu (Fotos cortesía de Sabrina Ionescu)

Ionescu se enamoró del baloncesto a una edad temprana, mientras jugaba con sus hermanos. Recuerda querer mantenerse al día y desafiarlos en la cancha.

“Mi impulso por competir y refinar mi juego se ha convertido en parte de lo que soy, y cuanto más competía en la cancha, más quería jugar durante el mayor tiempo posible, así que soy afortunada de convertirlo en mi carrera”, mencionó.

Fuera de la cancha, ella y sus hermanos jugaban videojuegos: Halo y NBA2K (cuando eran más jóvenes, aunque este último se mantiene como uno de los favoritos), y ahora Call of Duty.

Crecieron como hijos de inmigrantes rumanos que se mudaron a Estados Unidos antes de que ella naciera. Y mientras perfeccionaba su oficio en el Área de la Bahía, Ionescu siente un profundo precio por la jornada de su familia. Sus padres huyeron de Rumania durante la revolución de 1989 y buscaron asilo político en Estados Unidos, donde criaron a Ionescu, su hermano gemelo y su hermano mayor en Walnut Creek, California.

“Mi herencia rumana influye en mi vida a diario y es algo de lo que me enorgullezco”, dice. “Celebramos nuestras raíces, y gran parte de mi empuje está influenciado por la mentalidad inmigrante. Si bien, por supuesto, quiero continuar con una carrera exitosa en el baloncesto, aspiro a lograr un éxito aún mayor: ser un buen modelo a seguir, vivir una vida feliz y saludable y ser buena con los demás. Al contar mi historia, espero inspirar a la próxima generación a superar los obstáculos para que alcancen sus sueños”.

Foto principal: Sabrina Ionescu (Fotos cortesía de Sabrina Ionescu)