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Vivir en el límite

Cómo un programa de aprendizaje de Microsoft ayudó a un ex miembro de una pandilla a dar la espalda a las calles

“La escuela era la luz y las calles la oscuridad. Cuando me expulsaron, a los 15 años, no veía un futuro para mí que no fuera la violencia, las drogas y las pandillas. Mis modelos para seguir eran los chicos en las calles, los que vendían drogas, los que apuñalaban gente, los que estaban involucrados en crímenes. Se volvieron mis figuras paternas”.

Joshua Uwadiae cree que era el reflejo de todo lo que veía a su alrededor, forzado a adoptar una mentalidad despiadada para poder sobrevivir en un área complicada del este de Londres.

Durante esa época oscura, lo que necesitábamos era una influencia positiva, alguien que le mostrara un camino diferente en la vida, alguien como el Joshua Uwadiae de 24 años que ahora está sentado en la oficina de la compañía que fundó.

WeGym, un sitio web que conecta a la gente que quiere ejercitarse con entrenadores personales económicos, es el resultado de años de arduo trabajo por parte de Uwadiae en un esquema de formación de socios de Microsoft y en el sector TI, en conjunto con la propia creencia de dar el salto para convertirse en emprendedor.

“No hubiera conocido el emprendimiento sin la presencia de Microsoft en mi mundo. Le debo mucho a la experiencia. Tuvo un enorme impacto”, comentó.

La fuerte mentalidad y confianza que pudo haber provocado su muerte en las calles le ayudó a construir un negocio y es probable que también le haya salvado la vida.

Joshua Uwadiae, jefe de WeGym

En una oficina cerca de Brick Lane, en la parte este de Londres, Uwadiae me da la bienvenida con una enorme sonrisa y con un apretón de manos aún más grande. Él se ve relajado, confiado y agradable. Es difícil imaginarlo como un joven lleno de furia que se involucra en peleas y termina con una bala en el cuerpo.

Se alejó de las calles después de ser extorsionado por dinero; y decidió ir al colegio en Clapton para estudiar una BTEC (Concejo Educativo de Negocios y Tecnología) en TI. Un día, Uwadiae caminaba por el campus del Colegio Brooke House Sixth Form cuando notó un afiche que pedía a los estudiantes aplicar para Microsoft Apprenticeship. Era una manera perfecta de comenzar su nueva vida.

“Estaba en un lugar positivo. Estaba rodeado de gente positiva y que quería hacer algo con su vida”, comentó. “Al final del primer año de colegio alguien mencionó la universidad y yo no quería ir y estudiar más, aunque mi mamá quería que lo hiciera. Quería un trabajo y comenzar a ganar dinero. Vi un afiche sobre Microsoft Apprenticeship en una pared un día y a finales de mi segundo año apliqué para él”.

Microsoft Partner Apprenticeship ofrece a los jóvenes del Reino Unido la oportunidad de combinar experiencia práctica laboral dentro de uno de los negocios socios de la compañía, para obtener certificaciones vitales de Microsoft al mismo tiempo. Alrededor de 20 mil jóvenes han sido tomados por miles de empresas desde que se lanzó este esquema en 2010.

Uwadiae no pasó mucho tiempo como aprendiz pues los reclutadores comenzaron a contactarlo en LinkedIn para ofrecerle empleos con salarios de 12 mil libras – “Pensaba ‘¡Cielos, 12 mil!’”. Las ofertas lo atraían y el joven de 17 años se sintió tentado a dejar el programa de Microsoft Apprenticeship.

“Mi mamá me dijo que necesitaba aprender a terminar lo que empezaba, así que me quedé con eso”, recuerda.

Como parte de este programa, Uwadiae fue colocado en el departamento de TI de Ecourier, un servicio de mensajería de 60 personas ubicado en Londres. Él trabajaba de tiempo completo pero pasó tres semanas en entrenamiento y realizaba exámenes cada dos meses. Durante esos periodos de entrenamiento, Uwadiae aprendió nuevas habilidades y maneras de trabajar que luego llevaba a Ecourier y las presentaba, una “causa y efecto” que lo hacía querer aprender más porque veía un valor directo en ello.

Cada año, Microsoft entrega un premio al aprendiz que tuvo el mayor impacto en los últimos 12 meses. La fuerte mentalidad de Uwadiae apareció de nuevo.

“Estaba obsesionado con el aprendiz del año de Microsoft”, comentó. “Era una de las razones por las que apliqué a este esquema. Vi los nombres de toda la gente que había ganado y yo también quería hacerlo”.

“Al final, terminé en segundo lugar, pero pude ir a la Cámara de los Comunes para la ceremonia de premiación. Dijeron mi nombre y no lo podía creer. Pensé, ‘Soy un chico de las calles de Hackney, ¿Qué hago aquí? Estos en la Cámara de los Comunes con toda esta gente elegante’. A tu identidad le dan forma estos momentos; te das cuenta que esas cosas pueden pasar. ‘Es posible’ se convierte de pronto en un concepto en tu mente”.

“Aprendí muchas lecciones clave, como ponerte en el lugar correcto. Nadie de mi grupo pensó que podía estar cerca de ganar el aprendiz del año. Eso me enseñó la gran lección de no escuchar a la gente y hacer lo que yo creo que es lo correcto”.

Al final del programa, Uwadiae se convirtió en un Microsoft Certified Professional, lo que probaba a los empleadores que era un experto en TI. Pero la experiencia le dio más que sólo cualificaciones; él admite que le ayudó a convertirlo en la persona que es en la actualidad.

“Estaba muy emocionado de estar en el trabajo, con una camisa, corbata y saco”, mencionó. “Me gustó mucho estar en Ecourier y estaba emocionado por tener un trabajo. Fue un gran momento para mí. Mi trabajo era encontrar y solucionar y mejorar los sistemas de TI de Ecourier.

La ambición y confianza de Uwadiae en sus propias habilidades le ayudaron a avanzar en Ecourier, y su periodo de aprendizaje de un año se convirtió en un puesto permanente como administrador de sistemas, en el cual revisaba servidores y redes y gestionaba la infraestructura.

Ocho meses después su jefe se fue y Uwadiae, entonces con 20 años, se convirtió en jefe de TI.

Uwadiae era joven, ambicioso, tenía un trabajo que le gustaba y era apreciado en Ecourier. Por fin, todo parecía que funcionaba para él.

Y entonces renunció.

Joshua Uwadiae, durante su periodo de aprendizaje en el programa de Microsoft

“Quería saber si era exitoso por mí o por la compañía en la que estaba. ¿Lo podía hacer diferente en otro lugar? También tenía un creciente interés en la tecnología de consumo y cada vez me entusiasmaba más”, comentó Uwadiae.

“Una dama de Microsoft Filantropía tuvo una gran influencia en mí. Ella comentó: ‘Eres alguien a quien le gusta el reto’. Tomé ese comentario y lo reflexioné mucho, me pregunté: ‘¿Mi trabajo me reta?’ Decidí que no lo hacía. Tenía 20 años, me pagaban bien, había progresado muy rápido y había trabajado por ello, pero ya no sentía el reto. No sentía que era empujado al límite de mis habilidades y eso me molestó.

“Comencé a sentirme atraído por riesgos y recompensas altas. Quería algo por lo que tuviera que trabajar y que me diera algo a cambio o no”.

Uwadiae voló a Bruselas para una conferencia de Microsoft que se enfocaba en educación, emprendimiento y ciencias de la computación. Mientras estaba ahí, conoció a un grupo de emprendedores – “En ese entonces no sabía qué era un emprendedor” – y se sorprendió de escuchar a los adolescentes hablar acerca de los negocios que habían iniciado.

“Dije: ‘¿Qué? ¿Tienes 19 y no trabajas en tu propio negocio? ¿Qué significa eso? Era un cambio de paradigma. Pensé que era algo increíble y quería hacer algo así”.

Uwadiae sumó a eso otro viaje a un evento, en esta ocasión en las oficinas centrales de Microsoft en Redmond, Washington. Él conoció al empleado de Microsoft que lo presentó con Zak Malamed, el fundador del blog en línea Student Voices, que invitó a Uwadiae a hablar en la Clinton Global Initative en Nueva York.

Estaba en la Cámara de los Comunes con toda esa gente elegante. Pensé: “Soy un chico de las calles de Hackney, ¿Qué hago aquí?

Una vez que regresó al Reino Unido, sus ideas para un negocio comenzaron a crecer. Una vez más, Uwadiae era influenciado por su entorno.

“Uno de mis mejores amigos había comenzado un negocio y me contaba sus ideas; se escuchaba tan apasionado y emocionado. Establecer una compañía estaba influenciado por quién me rodeaba, el sentimiento de querer hacer más y de un gran pedazo del ecosistema de Microsoft”.

Dejar Ecourier era en verdad un movimiento riesgoso. Más de la mitad de los nuevos negocios no sobreviven más allá de cinco años, de acuerdo con una investigación de la aseguradora comercial británica RSA.

A pesar de las estadísticas, WeGym se creó en 2015, en el cumpleaños de Uwadiae. En lugar de celebrar con unos tragos, el joven emprendedor estaba en una cafetería de Londres con una laptop, para hacer realidad su sueño de comenzar un negocio.

La gente se registra al sitio web y se les asigna un entrenador personal que diseña un plan de entrenamiento específico para ese usuario. Se pueden ejercitar en conjunto cuando y donde crean conveniente, en un parque o en su propio hogar. Las sesiones de grupo tienen un precio inicial de 23 libras, mientras que una sesión personal cuesta 35, lo que declara la compañía es 56% más barato que el costo promedio de un entrenador personal en Londres. WeGym también ofrece soporte nutricional como planes de alimentación personalizados.

Una gran cantidad de usuarios de WeGym son mujeres, que no se sienten cómodas en realizar sus ejercicios frente a un grupo de hombres, y encuentran a la aplicación como la manera perfecta de ayudarles a mantenerse en forma.

Joshua Uwadiae fuera de las oficinas de Reino Unido de Microsoft en Reading

“Nuestros principales usuarios eran mujeres que decían que los hombres en el gimnasio eran pervertidos o demasiado musculosos e intimidantes; o que les daba miedo, lo que podría ser que ir al doctor fuera más como tratar de ejercitarse frente al tipo más fuerte de la clase”, comentó Uwadiae.

Tres personas llegaron a la primera sesión de grupo de WeGym, que fue llevada por un amigo de Uwadiae, y dos fueron a la siguiente. Su nuevo negocio había comenzado.

En los meses siguientes, Uwadiae aprendió por su cuenta a codificar para poder mejorar el sitio web durante el día. Por la noche caminaba por Londres con una sudadera para colocar afiches que anunciaban a WeGym, que por lo general terminaban rasgados la mañana siguiente.

“Colocaba afiches por tres o cuatro horas hasta las 2 o 3 de la mañana, iba a casa, dormía, despertaba a las 8 am y tomaba reservaciones. Teníamos cinco o seis clientes la primera vez que lo hice, luego 10 después de esa ocasión”.

“Tenemos la oportunidad de cambiar la narrativa acerca de quién puede tener acceso a un entrenador personal y cuál es el producto de un entrenador personal. A un nivel pequeño, lo hemos democratizado para un pequeño grupo de personas.

“Alrededor del 57% de la gente que ha utilizado WeGym nunca había tenido un entrenador personal, así que hemos abierto ese mercado. Ahora contamos con 10 entrenadores y realizamos hasta 600 sesiones al mes, y nuestras ganancias han crecido, todo a través de un equipo de dos personas”.

Uwadiae ha aprendido que “los negocios son duros” pero está acostumbrado a manejar situaciones complicadas. Las calles le enseñaron eso cuando era un adolescente.

Nació en Tottenham y se mudó a Hackney cuando tenía ocho años. Era un “duro lugar”, admite, donde ser molestado y asaltado era normal.

Uwadiae se prometió nunca ser una víctima y comenzó a involucrarse en peleas en la escuela.

“Siempre estás a la defensiva, porque molestas y te molestan. Tienes barreras y mucha intensidad, porque estás roto. Tengo también muchos problemas de control de ira. Durante la secundaria, la pasé entre peleas y me metía en problemas. En cierto sentido, ese es el espíritu de Hackney: los chicos malos son interesantes, así que al final adoptas esa postura, sin ninguna otra razón diferente a que es el espíritu del área en la que creciste. Es lo que ves alrededor, lo que dice la música: drogas y pandillas. Así que eso te influencia. Hay 30 chicos, y todos somos iguales. Todos vivimos con nuestros egos a flor de piel; y si alguien te molesta, te tienes que defender. Tienes esta, digamos, olla de cocina. Luego creces, y las cosas empeoran más y más”.

Uwadiae cree que él no era diferente a los miles de otros aspirantes a mafiosos cuyas vidas se entrelazan con las calles de la capital. Un reporte de la Alcaldía de Londres en 2014 estimaba que había 224 pandillas conocidas en la capital, que eran conformadas por 3,495 miembros, 97.8% de ellos eran varones.

Joshua, al centro, entre Theresa May, Primera Ministra, y Cindy Rose, jefa de Microsoft Reino Unido

Cuando uno de los amigos de Uwadiae era golpeado, ellos respondía. La violencia “ojo por ojo” resultaba en el apuñalamiento en la pierna de otro miembro de su pandilla en una fiesta. De pronto, Uwadiae no se sentía seguro a menos que trajera consigo un cuchillo.

“Tu carácter cambia, eres más rebelde, más individual, menos propenso a escuchar a la gente. Tan sólo eres un delincuente. Había momentos en los que pensaba en qué estaba metido. Un día uno de los miembros más antiguos de la pandilla llegó a nuestra zona con un cuchillo y comenzó a apuñalar gente mientras gritaba ‘Todos deben aprender que tienen que ser invencibles’. O te disparaban, lo que sucedía una o dos veces”.

La situación “en verdad oscura” en la que se encontró resultó en la expulsión de la escuela cuando tenía 15. Después de eso, Uwadiae “oprimió el botón”.

“Los profesores me decían que iba a terminar en prisión y que no llegaría a nada a menos que parara. Había una espiral descendente en progreso”, comentó.

De manera irónica, la violencia lo metió en la vida de las pandillas y fue la violencia la que lo sacó de nuevo. Uwadiae golpeó a alguien con una botella y lo asaltó. El hermano de la víctima se involucró y demandó dinero, el cual entregó Uwadiae. Él admite que pudo haber sido mucho peor.

“Estaba muy asustado”, mencionó.

Su hermana estaba involucrada en la iglesia local y, con el deseo de no regresar a las calles, Uwadiae se unió a ella. “Cambié. Me uní a una entrañable comunidad de gente que se preocupaba por mí. Eso fue muy diferente a la vida fría y dura de las calles, donde nadie se preocupa por ti. Estaba obsesionado con la Iglesia como lo estaba con las calles”.

Admite no ser una persona religiosa pero al mismo tiempo él cree que hay un Dios, que lo llevó por el camino correcto. Pronto, regresó a la escuela y por suerte vio ese afiche de Microsoft Partner Apprenticeship.

 “Tuve suerte de encontrar una salida. Nunca fui apuñalado o recibí un disparo, y las cicatrices que dejan las calles es lo que hace muy difícil dejar esa vida. Siento que he vivido tres vidas”.