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Cómo compartir datos ha ayudado a combatir la propagación de COVID-19 en el Reino Unido

Los datos juegan un papel cada vez más importante en ayudar a afrontar algunos de los desafíos más grandes del mundo, incluida la pandemia de COVID-19.

En marzo de 2020, poco después de que la Organización Mundial de la Salud declaró que el brote de coronavirus era una pandemia, Londres se cerró. En una ciudad de más de 9 millones de personas, las autoridades necesitaban con urgencia comprender los niveles de actividad de los ciudadanos con el fin de diseñar un enfoque para controlar la propagación.

En el Instituto Alan Turing, el centro nacional de Reino Unido para las ciencias de los datos y la inteligencia artificial, un estudio que monitoreaba la calidad del aire en la capital fue reposicionado de manera rápida.

Al trabajar con la Comisión de Datos y el Ayuntamiento de Londres, el Instituto Alan Turing lanzó un nuevo proyecto, con el nombre clave de Odysseus, para reunir información vital de comportamiento a partir de conjuntos de datos abiertos existentes, para apoyar a las autoridades de Londres durante el cierre y con la planificación una vez que se levantara el cierre. Lo hizo a través de reutilizar la infraestructura del estudio de la calidad del aire para medir el ajetreo de la ciudad y la respuesta pública a las intervenciones del gobierno.

Londres cuenta con varios conjuntos de datos abiertos a los que el equipo de Project Odysseus, junto con media docena de ingenieros, pudo acceder, como videos de monitoreo de tráfico de la autoridad de transporte de la ciudad, así como datos meteorológicos y socioeconómicos.

El equipo también utilizó esos conjuntos de datos disponibles para crear datos derivados; por ejemplo, emplearon datos de cámaras sin procesar para derivar conjuntos de datos de la densidad de objetos en movimiento, tanto humanos como vehículos, y profundizaron para encontrar información más detallada sobre el distanciamiento social.

“En realidad, la idea era tratar de identificar sinergias entre todos esos conjuntos de datos y explotarlos para obtener más información que quizás sólo mirar un solo conjunto de datos”, comentó Mark Girolami, director de programa de ingeniería centrada en datos en el Instituto Alan Turing.

En realidad, la idea era tratar de identificar sinergias entre todos esos conjuntos de datos – Mark Girolami, director de programa de ingeniería centrada en datos en el Instituto Alan Turing

Girolami cree que la velocidad a la que Odysseus fue implementado solo fue posible gracias a la infraestructura basada en la nube que ya se había construido como parte del apoyo continuo de Microsoft a la investigación en el instituto.

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Subraya la importancia del hecho de que los datos, y la infraestructura de nube de Azure para capitalizarlos, se hayan utilizado para el proyecto de calidad del aire. “Pero también el aprendizaje automático estadístico, la infraestructura de IA y el conocimiento estaban en su lugar, y poder explotar esos datos en un momento de necesidad, en verdad nos dio esa agilidad”.

Es una marca del éxito del proyecto, y el alcance del impacto que el análisis basado en datos y en datos abiertos pueden ofrecer, que varias ciudades, tanto en Reino Unido como a nivel internacional, han expresado interés en adoptar el mismo enfoque que el equipo de Girolami.

Asociaciones globales para problemas complejos

Es una de las varias asociaciones en las que Microsoft invierte como parte de su campaña Open Data, lanzada en abril de 2020, para ayudar a cerrar la brecha de datos y abordar problemas sociales urgentes, incluido el impacto educativo de las restricciones de COVID.

Microsoft se ha asociado con Open Data Institute (ODI), para analizar el impacto del acceso digital y COVID-19 en la educación. Desde que comenzó la pandemia, más de 1.6 mil millones de niños han visto interrumpidos sus estudios, y muchos se han quedado rezagados debido a la falta de acceso a internet.

“La educación es tan crucial para el futuro de todos, tanto a nivel individual como a nivel macro”, comentó Tara Lee, líder del proyecto en el ODI. “Para los países, si tienes una generación que ha tenido una educación menos beneficiosa y de menor calidad, como resultado de lo que ha sucedido, va a afectar la economía de ese país en los próximos años”.

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En noviembre de 2020, la asociación lanzó un Education Open Data Challenge para ayudar a gobiernos, legisladores, organizaciones no lucrativas y organizaciones de todo el mundo, a brindar servicios a los estudiantes de manera más efectiva.

Los participantes se beneficiarán de los datos abiertos para este desafío de Microsoft y BroadbandNow, incluidos datos de banda ancha privados diferenciados, así como herramientas de aprendizaje de Microsoft y ODI. ¿Su misión? Comprender el impacto del acceso digital y COVID-19 en la educación de los jóvenes y encontrar innovadoras maneras de mejorar el campo de juego digital.

El desafío ha suscitado el interés de más de 100 personas de 25 países, incluidos Estados Unidos y Reino Unido. Es una señal alentadora para los miembros del equipo del proyecto, quienes reconocen la variedad de desafíos en las distintas geografías.

Algo que es notable de la labor que llevan a cabo tanto el Instituto Alan Turing como el ODI, es la variedad de habilidades involucradas. Participan científicos de datos, legisladores, matemáticos y profesores.

“La diversidad es importante en términos de la experiencia, pero también es importante en términos de cómo piensa la gente”, comentó Tara Lee. “No queremos que todos lleguen a la misma solución. Lo que queremos son personas que piensen en diferentes maneras y que aborden el problema desde diferentes ángulos”.

Planificar para el futuro

En Londres, los resultados de Project Odysseus ya brindan información de valor crucial sobre el comportamiento público y el impacto comercial, como el apoyo a una mejor salud pública al brindar a los planificadores una advertencia temprana sobre cualquier cambio de comportamiento “inseguro”, que con probabilidad llevará a un aumento en los casos. Los datos también han ayudado a rastrear el paso en áreas comerciales, en un intento por equilibrar la sustentabilidad económica con un nivel de actividad seguro y con un distanciamiento adecuado.

El anuncio de ensayos exitosos de vacunas y nuevas restricciones simultáneas en países de todo el mundo, incluidos Estados Unidos y Reino Unido, significan que el uso de datos para comprender el comportamiento cívico es de vital importancia para equilibrar la salud pública con resultados económicos y educativos, a medida que entramos a lo que podría ser el tramo final en la batalla contra COVID-19.

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El equipo de Mark Girolami tiene ahora datos que se remontan a marzo de 2020, lo que será invaluable para la planificación pública futura.

“Podríamos probar esos cambios y patrones en tiempo real”, comentó. “Pero también podemos realizar estudios retrospectivos, que serán en verdad importantes una vez que se asiente el polvo, para comenzar a hacer algunas preguntas más complejas sobre cómo se comporta la gente en una situación de crisis, cómo reacciona la gente cuando el gobierno dice: ‘Hagan X, Y y Z’. Así que estos datos serán un gran recurso para los estudios retrospectivos del comportamiento social”.

COVID-19 ha cambiado la manera en que nos comportamos y nos ha obligado a adaptar la manera en que viajamos, compramos, socializamos y aprendemos. Nadie sabe todavía cómo será la “nueva normalidad”. Pero los datos accesibles que ofrecen información de valor accionable serán una parte invaluable de la recuperación de nuestras ciudades y comunidades de una manera positiva y equitativa.

Para más información sobre el valor del intercambio de datos y la colaboración, visiten la página Open Data Campaign. Y sigan a @MSFTIssues en Twitter.